Iglesias echa a la Guardia Civil y la sustituye por la Policía después de que un vecino le grabara en el casoplón

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Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

El pasado 12 de julio la Guardia Civil detuvo a un vecino de Galapagar que se encaramó a la valla del casoplón de Pablo Iglesias y grabó al líder de Podemos en plena hecatombe electoral en Galicia y el País Vasco. Esto ha llevado al vicepresidente segundo del Gobierno a pedir el relevo de los agentes de la Benemérita y que sea la Policía la que custodie el chalé del líder de Podemos.

Iglesias ha tenido fortificado el casoplón de Galapagar desde que hiciera la mudanza de Rivas a la zona nomble de la Sierra de Madrid. Hasta le han puesto una garita permanente en la puerta y, ante las caceroladas provocadas por el desastre de gestión el Gobierno socialcomunista, se han destinado decenas de agentes y se ha cortado la calle para no molestar al podemita.

Pero eso no ha sido suficiente para Iglesias. Según ha adelantado elDiario.es este domingo, el vicepresidente del Gobierno socialcomunista ha pedido el relevo inmediato de la Guardia Civil y ha pedido que sea la Policía Nacional la que custodie el chaletazo de Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero.

La seguridad perimetral del casoplón pasará a depender de la Policía, aunque en cuestiones de orden público seguirá siendo la Guardia Civil la encargada, al ser competencia de ésta por jurisdicción.

El motivo de este cambio súbito es la pérdida de confianza de Iglesias y Montero en el Instituto Armado después de que el domingo 12 de julio, en plena noche electoral, una persona se encaramase a la valla del casoplón y grabara a la pareja y un colaborador del partido mientras seguían la hecatombe electoral de Podemos en Galicia y el País Vasco.

Casoplón blindado

El Ministerio del Interior ha convertido el casoplón de Iglesias y Montero en todo un fortín. Desde que se decretó el estado de alarma y se suavizaron las medidas de confinamiento, han sido habituales las caceroladas de vecinos de Galapagar en las inmediaciones del chalé. Primero se destinaron más efectivos para evitar las molestias de las demostraciones de «jarabe democrático» que molestaban a los líderes podemitas.

Mientras el número de efectivos destinados a la protección de Iglesias-Montero iba en aumento, también crecía la inseguridad ciudadana en los municipios afectados por la reestructuración de las funciones de la Guardia Civil.

El colmo llegó cuando Interior decidió cortar la calle del casoplón de Pablo Iglesias, impidiendo el acceso al tráfico rodado y a los indignados vecinos, que seguían manifestándose contra la gestión del vicepresidente y su pareja.

«Quiero cabezas»

La Guardia Civil detuvo el pasado 12 de julio a un vecino de Galapagar por grabar a Pablo Iglesias en el interior de su casoplón coincidiendo con la hecatombe electoral de Podemos en Galicia y el País Vasco. Aquel no fue un domingo cualquiera, fue un desastre político para el vicepresidente del Gobierno y pagaron el pato los ciudadanos que cada día se reúnen frente a su chalet para protestar por la gestión del Gobierno durante la crisis del coronavirus.

El vecino de Galapagar que responde a la siglas M.F. se encontraba a las 21:00 horas del domingo en las inmediaciones del casoplón de Iglesias, concretamente por la parte trasera. Se desplazó hasta allí porque, según fuentes cercanas, en los últimos días los agentes de la Benemérita «han bajado la presión». Especialmente después de retener a dos vecinas (Claudina y Asunción) y que la juez decidiera sobreseer el caso al considerar que la vía judicial no era la adecuada.

Subido a una roca, M.F. comenzó a grabar la parte trasera del casoplón –que tantas veces ha salido en medios de comunicación– mientras detallaba en lugar en el que se encontraba. Sorprendentemente, el líder de Podemos salió al porche de su casa y se asomó a su inmenso jardín. Inmediatamente este ciudadano dejó de grabar.

Otros compañeros de M.F. que junto a él se reúnen cada día en La Navata junto al chalet de Iglesias e Irene Montero, aseguraron que vieron como el vicepresidente se dirigió hacia los agentes de la guardia civil que custodian su casa y les ordenó: «¡Quiero cabezas!».

Los agentes, en ese momento, no ejecutaron ninguna orden. Minutos más tarde se desplazó hasta el domicilio Iglesias-Montero el diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago, que también es secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y asesor jurídico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Santiago mantiene una estrecha relación con Raúl Maíllo, el abogado del vicepresidente en el caso Dina-Iglesias. Este letrado ha desarrollado toda su carrera alrededor del mundo político y sindical de la izquierda. De hecho, mantiene una relación muy cercana con Izquierda Unida, en especial con el PCE.

Fuentes presentes en la escena aseguraron que Santiago permaneció en el interior de la casa unos 25 minutos. Al abandonarla los manifestantes comenzaron a grabarle mientras se marchaba en un coche, pero Enrique Santiago se bajó de su vehículo y «cual matón» –según explican los vecinos– se encaró a los ciudadanos.

Antes de retomar su camino ordenó a los agentes de la Guardia Civil que custodian el casoplón que identificaran a todos los vecinos que se encontraban allí. A unos de ellos, el que responde a las iniciales M.F., no sólo le requirieron la documentación sino que además le detuvieron. Su hija menor tuvo que presenciar cómo se llevaban a su padre, pero una vecina se quedó al cargo de ella.

«¿Pero qué ha hecho? ¿Por qué se lo llevan detenido?», se preguntaban alborotados los manifestantes. Ni siquiera habían hecho ruido, puesto que en los últimos días no golpean cacerolas para que las molestias del escacrache no supongan más represalias judiciales.

M.F. fue detenido por un supuesto delito de revelación de secretos por grabar al vicepresidente en su chalet durante la noche electoral. Fue llevado de inmediato al cuartel de la Guardia Civil de este municipio madrileño y no fue puesto en libertad hasta pasadas las 2:00 de la madrugada. Los agentes han incautado su teléfono, donde guarda el vídeo que estaba grabando de la casa de Iglesias, para ser analizado.

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