Garzón criminaliza la ganadería intensiva y pinta un sector apocalíptico culpable de pandemias mundiales
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, prosigue con su ataque a las granjas de ganadería intensiva. Garzón no sólo se ha negado a dimitir por sus polémicas declaraciones en el medio británico The Guardian, donde afirmó que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados. Pese al lógico malestar del sector ganadero, el ministro persevera en sus tesis y criminaliza al sector, acusándole de provocar las pandemias mundiales. Lo hace promocionando el libro Grandes granjas, grandes gripes (Ensayo), firmado por el biólogo evolutivo y experto en salud pública, Rob Wallace. En la obra se pinta un escenario devastador y se culpa a la producción agroalimentaria intensiva de la propagación de enfermedades infecciosas letales.
Wallace lleva años estudiando este modelo de producción y la incidencia en las pandemias mundiales. Sin embargo, su estudio se centra fundamentalmente en los grandes modelos de explotación de las granjas de pollos y cerdos de EEUU y también del Sureste Asiático, que distan de las españolas en sus dimensiones, estándares sanitarios y garantías de salud pública. En un relato terrorífico, el autor cuenta algunos intentos de la industria, como la producción de pollos sin plumas, para argumentar el negocio devastador de la producción ganadera masiva, concluyendo que se debe acabar con el modelo actual, que califica de incompatible con la salud pública y el medio ambiente y al que también culpa de provocar una alimentación de mala calidad.
Un trabajo que Garzón ha calificado en sus redes sociales como «genial». «Analiza en profundidad temas de ardiente actualidad», ha añadido, en clara alusión a sus polémicas afirmaciones. Recientemente, el ministro ya insistió en que las «macrogranjas» son un «modelo perverso».
Críticas de los veterinarios
El ataque del ministro obvia, en cambio, que las granjas españolas cuentan con unos de los estándares más elevados de bienestar animal y salubridad. De hecho, el Consejo General de Colegios Veterinarios de España emitió un comunicado tras sus afirmaciones a The Guardian en el que recordaba que «toda la producción de carne de España se adapta a las normativas europeas y nacionales de bienestar animal, tanto en la granja como durante el transporte y en el matadero, es decir, en todas las fases de la cadena».
«Las granjas, cualquiera que sea su modelo de explotación y tamaño, apuestan por la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente con estricto cumplimiento de toda la normativa vigente en la materia, y contribuyen de forma decisiva a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030», destacaban en la nota, en la que recordaban al ministro que los veterinarios, con su «trabajo abnegado como base de la salud pública» son «garantes de que la carne que se produce en España cumple rigurosos controles sanitarios durante toda la cadena de producción y distribución».
Además, «las granjas y los mataderos están sujetos a inspecciones diarias de bienestar animal» y «deben superar auditorías periódicas internas y externas y obtener certificaciones de bienestar animal» y «la ciudadanía debe saber que el Plan Nacional de Control de la Cadena Alimentaria está coordinado y aprobado, entre otros, por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), organismo adscrito al Ministerio de Consumo, que depende del citado Garzón», recordaban los veterinarios, «indignados» por las declaraciones de Garzón, «impropias de quien está obligado a garantizar y a preservar un bien tan preciado como es la ganadería de nuestro país, que cumple todos los requisitos de sanidad y bienestar animal, al tiempo que destaca por su compromiso con la innovación, la sostenibilidad y el desarrollo rural».
También el PSOE
No sólo Garzón asocia las granjas con el riesgo de pandemias. También el PSOE, como informó OKDIARIO, llegó a denunciar ante la Unión Europea que sus actividades suponen un «riesgo pandémico».
Y en su Plan España 2050, Pedro Sánchez avala un informe de Greenpeace -La insostenible huella de la carne en España- en el que se ofrece un pésimo retrato del modelo cárnico, con un uso «abusivo» de antibióticos que pueden llegar a suponer «un peligro para la salud pública».