ERC exige un cara a cara Junqueras-Sánchez en cuanto el golpista salga de prisión

Oriol Junqueras Pedro Sánchez
Oriol Junqueras y Pedro Sánchez, en el Congreso.
Carlos Cuesta

ERC ha elevado el precio de su pacto con el PSOE para asegurar la investidura de Pedro Sánchez. Los separatistas catalanes saben que la presión de JxCAT crece con la probable euroinmunidad de Carles Puigdemont y, por ello, han decidido que el presidente en funciones se tiene que mojar públicamente en defensa de su partido.

La fórmula elegida por los hombres de Oriol Junqueras es un encuentro. Concretamente, un cara a cara directamente entre Sánchez y el propio condenado por sedición y malversación de fondos públicos por el golpe separatista del 1-O. Un encuentro visible ante la opinión pública entre Sánchez y Junqueras.

Las exigencias de Junqueras crecen, un motivo, por otro lado, que explica las prisas del candidato socialista por cerrar el pacto de investidura. Y es que, a medida que los de ERC evalúan el terreno político y la crecida de JxCAT, van ideando nuevos precios que cobrar a los socialistas.

Primero fue una mesa de negociación de igual a igual entre Cataluña y el resto de España y Sánchez se lo concedió. Más tarde fue la insistencia en el término “nación” para referirse a Cataluña. Miquel Iceta, desde el PSC, no tardó en confirmar que los socialistas lo aceptarían. Posteriormente fue la búsqueda de una fórmula para acelerar la excarcelación de facto de los presos golpistas condenados por el Tribunal Supremo (TS): nadie duda ya de que no se pondrán pegas oficiales a su salida acelerada de prisión, especialmente cuando ya se sabe que el propio Sánchez quiere quitar a la fiscal general Segarra y remodelar el Poder Judicial para dar gusto a los separatistas en el control de la Justicia en sus respectivas autonomías.

Por fin, además, llegó la exigencia de un referéndum de autodeterminación pactado y permitido por La Moncloa, un punto al que los socialistas buscan encaje técnico, pero que los cuadros de Sánchez no han descartado como punto hacia el que caminar: afirman que no asumirán exigencias inconstitucionales, pero no rechazan, por ejemplo, realizar un referéndum sobre la unidad de España en todo el territorio nacional para publicar posteriormente los resultados obtenidos en esa votación en Cataluña o País Vasco.

Y ahora, por fin, llegan ya peticiones más visuales que reales: la de un cara a cara entre Junqueras y Sánchez que escenifique que el líder que obtiene todas esas cesiones es el de ERC y no Puigdemont. La petición de ese cara a cara tiene, además, una exigencia añadida. Y es que para verse, Junqueras deberá haber salido de prisión. Todo un regalo adicional.

Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat de Cataluña y coordinador general de ERC, ya ha exigido este último fleco de forma expresa: ha pedido literalmente que la mesa de diálogo con el PSOE aborde la libertad de los presos condenados por el Supremo. El alto cargo de ERC ha reclamado ya lo que él denomina «el fin de la represión”, algo que, según su particular versión, pasa también, «por encontrar soluciones para aquellas personas que están condenadas de manera absolutamente injusta». Y Aragonés no ha ocultado que ya está trasladando esas ideas en las negociaciones entre ERC y el PSOE.

«Eso tendrá que estar también sobre la mesa de negociación», adelantó Aragonés hace algunos días. De esta forma, dejaba leer entre líneas que ERC está detrás de que en los últimos días no se hayan presentado recursos ante el Tribunal Constitucional por iniciativas independentistas en Cataluña y de que la Fiscalía haya cambiado de posición respecto a los CDR detenidos.

Ese cara a cara entre los dos líderes supondría todo un marco visual y mediático con el que intentar mostrar ante el mundo que el Gobierno de España acepta las exigencias de los separatistas y que, además, en cierto modo, considera injusta la sentencia del Tribunal Supremo. Porque, en caso contrario, no se explicaría que Sánchez se reuniera con un delincuente.

Los separatistas han repetido hasta la saciedad un mantra: “Estamos ante un conflicto político, no judicial, y, por lo tanto, la negociación tiene que servir no para resolver la investidura, si no para empezar a resolver el conflicto político entre Cataluña y España», como señaló Aragonés. Y qué mejor manera de chafar la imagen de una sentencia condenatoria que el hecho de que el presidente del Gobierno acepte blanquear a ERC y a Junqueras sentándose a negociar en un cara a cara con un condenado por sedición y malversación.

Aragonés ya ha aclarado que no tiene sentido que la mesa de diálogo que reclama sea la ya existente Comisión bilateral Estado-Generalitat. Y ha pedido que sea otra con «un formato específico» que, inicialmente, no sería de partidos. «Creemos que ahora lo fundamental es construir un diálogo entre gobiernos, entre iguales» porque «lo que no hemos tenido hasta ahora es a dos gobiernos cara a cara», negociación en la que se reclamará un referéndum de autodeterminación. Y justo en esa fotografía es donde ERC quiere a Junqueras y a Sánchez juntos.

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