Podemos, PNV y Bildu exigen al PSOE que fije con ERC una fecha para un referéndum pactado

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Carlos Cuesta

La decisión de la Justicia europea de defender la inmunidad de eurodiputados golpistas se ha convertido en todo un vuelco en las negociaciones de investidura de Pedro Sánchez. Y es que, mientras que Oriol Junqueras está preso y condenado, Carles Puigdemont se ha librado del juicio gracias a su fuga y ahora puede plantearse, incluso, presentarse para hacer campaña en Cataluña en unas hipotéticas elecciones regionales.

Eso eleva el precio de ERC, que ve endurecerse sus esperanzas de hacerse con la Generalitat de Cataluña. Y, además, los socios separatistas y comunistas de Sánchez han pedido ya al candidato socialista que sea generoso con ERC para evitar que se frustre el pacto de Gobierno. Esa generosidad tiene un nombre: comprometerse a un calendario para un referéndum separatista admitido y pactado con La Moncloa.

ERC puso hace ya días sus cartas sobre la mesa. Si el PSOE quiere asegurarse la investidura del candidato socialista tendrá que asumir, de entrada, «cuatro patas de la mesa de negociación”. Para el partido separatista esas cuatro exigencias son las siguientes: reconocer el “conflicto”, regalar una amnistía para los presos golpistas condenados por sedición y malversación, aceptar un referéndum separatista y, por último, dialogar todo ello de igual a igual entre ellos y el Gobierno de España.

Ahora, el premio indirecto recibido por Puigdemont, pone encima de la mesa una exigencia adicional: que todo ello cuente con un calendario, con una hoja de ruta pactada entre los socios de Sánchez de forma que las promesas no se las lleve el viento. ERC sabe que con el prófugo de la justicia española en escena y con altas dosis de movilidad y operatividad del líder de JxCAT será complicado que los de Junqueras ganen unas elecciones autonómicas en Cataluña. Y, por lo tanto, puesto en peligro ese premio, deberá ser mayor lo ganado en la negociación con Sánchez.

Hay que recordar que el PSOE se ha comprometido a respaldar a ERC en una potencial gobernabilidad catalana por medio de una recuperación del viejo tripartito –ahora de la manos de Podemos y sus marcas blancas–. Sin embargo, esa opción se antoja ahora más complicada con un JxCAT crecido.

Es más, si ERC quiere defenderse de esa crecida de sus grandes rivales catalanes tiene que poder exhibir un gran premio arrancado a Sánchez en la negociación de investidura. Por eso, el precio de ERC sube. Y todos los socios separatistas y podemitas, que no quieren perder la oportunidad de formar un frente popular, intentar convencer a Sánchez de que debe elevar las dosis de generosidad con ERC.

Por eso, todos ellos han pedido al presidente en funciones que fije un calendario de cesiones con ERC que incluya un referéndum pactado.
Los de Junqueras siempre tuvieron esta opción en la guantera. Creen que su propuesta es “razonable» y admisible por el PSOE. Con un calendario claro -que pasaría por un gesto antes de la investidura debido a la falta de confianza- y garantías de cumplimiento.

Algo que los de ERC piensan que sería «suficiente para dar el primer paso hacia la solución democrática”, en Cataluña, como han defendido en otras ocasiones. Ahora la pelota está en el tejado de Sánchez, que tendrá que ampliar el premio a los separatistas para seguir sentado en La Moncloa.

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