El diputado más vago: Iglesias cazado oyendo música y leyendo un libro en el Pleno sobre el 155

Pablo Iglesias
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en el Pleno de este miércoles en el Congreso (Foto: OKDIARIO)
Carlos Cuesta

Los demás debatían sobre el futuro de España, la defensa de la Constitución, la fuga de empresas en Cataluña. Pero Pablo Iglesias prefería estar a lo suyo. No le debían importar demasiado los temas o no le debían parece lo suficientemente interesantes para cortar su lectura y dejar de escuchar su música.

Así le han cazado en mitad del Pleno del Congreso. Concentrado, pero en sus cosas. Y ello, después de que haya tenido hasta que remitir una carta a sus militantes para intentar explicar que alguien que se dice leninista y, por lo tanto, supuestamente, internacionalista, esté en estos momentos defendiendo sin matices el independentismo de los golpistas catalanes.

Tampoco parecía haber perdido la concentración en sus libros y canciones en plena sesión del Congreso -sesión por la que evidentemente se le paga- por su disputa con Carolina Bercansa. Iglesias, que apartó ya temporalmente a Carolina Bescansa por no apoyarle incondicionalmente en el congreso de Podemos frente a Íñigo Errejón, volvió ayer a castigar a su experta demoscópica: la sustituyó en sus funciones por Irene Montero en medio de intensos rumores de que Bescansa no deja de alertar de que la deriva separatista de Iglesias está diezmando las expectativas de voto de Podemos.

Bescansa reaccionó. Y atacó a Iglesias afirmando que «Podemos no tiene un proyecto político para España». «Me gustaría un Podemos que hablase a todos los españoles y no sólo a los independentistas», añadió Bescansa.
Pero nada de eso consiguió alterar el ánimo de un relajado Iglesias que acude al Pleno a continuar con sus lecturas. Porque él, que ha acusado al Gobierno en infinidad de ocasiones de falta de «dialogo» con los golpistas, cree tanto en el diálogo que cuando los representantes legítimos del pueblo español hablan, prefiere ponerse los cascos para no escuchar.

Mientras, en el Pleno, Mariano Rajoy explicaba nada menos que la aplicación del 155 de la Constitución en Cataluña. Intentaba calmar los ánimos de algunos de los partidos presentes afirmando que la intervención en base a este artículo seria de «breve» duración. Discutía con Tardá para explicar que «cumplo con mi obligación ante el desprecio a nuestras leyes, a la Constitución y al Estatut de Cataluña». Y recordaba que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no ha aceptado ningún cauce de interlocución con vías al cumplimiento de la ley porque sólo ha querido negociar sobre los términos y los plazos de la independencia. «No quiso hablar de nada más ni de financiación autonómica ni fue a la conferencia de presidentes ni ha querido venir al Congreso de los Diputados», ha recordado el presidente.

Pero nada de eso escuchaba Iglesias. Él estaba a lo suyo, siendo el diputado con más ingresos declarados de todo el Congreso.

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