Puigdemont planea que la nueva Generalitat impulse un banco separatista
Carles Puigdemont quiere poder y control financiero. Y lo quiere hacer de la mano de un banco netamente separatista. Su idea pasa por impulsar una entidad financiera que garantice el apoyo económico a las empresas que se sumen a la causa separatista y para ello necesita una ficha bancaria, algo en lo que ya ha empezado a trabajar.
El primer plan pasa por ampliar la actual estructura del Instituto Catalán de Finanzas (ICF). El segundo, el lanzamiento de un banco privado con fecha bancaria propia. El ICF es una entidad financiera pública en manos de la Generalitat. El ICF es un impulsor, en teoría, del crecimiento económico regional y del tejido empresarial catalán. Carles Puigdemont, persona con un peso decisivo y que ha tenido la última palabra en muchos de los cargos que conforman el nuevo Ejecutivo autonómico, quiere ahora que apoye el crecimiento económico, de todo el que apoye el separatismo.
Carles Puigdemont hace ya tiempo que presiona a Pedro Sánchez para que le permita crear su banco separatista. Ahora, el golpista prófugo tiene la ventaja de su nuevo control e influencia sobre la Generalitat. Puigdemont, sin embargo, tendrá que sortear importantes obstáculos en este objetivo. El primero de ellos, y obvio, la obtención de un capital mínimo con el que poder lanzar este banco.
Proyecto presentado a sus círculos cercanos
Él ya ha presentado su proyecto en los círculos más cercanos y pretende llamar a esta entidad Onze, pero hasta el momento todos sus intentos de impulsar empresas que amparen el proceso separatista se han quedado en aventuras raquíticas. Y un banco raquítico no cumpliría su objetivo de financiar la ruptura de España.
Pero una cosa es crearlo desde cero y con capital privado y otra, muy distinta, es usar el ICF para reconvertirlo en un banco público. Además, esta segunda opción le permitiría contar con un apoyo más decidido de ERC, que siempre ha defendido la banca pública. Podemos, desde dentro del Gobierno central, igualmente respaldaría ese proyecto bancario en manos públicas.
Pese a ello, existe un segundo obstáculo: cumplir con todos los requisitos del Banco de España para salvaguardar el correcto uso de la denominada ficha bancaria. Se trata de una serie de exigencias que, por mucho que Carles Puigdemont apriete las teclas de una negociación política con Pedro Sánchez, será el Banco de España el último encargado de examinar.
El actual gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, mantiene un rigor absoluto en el control de las entidades y fichas bancarias. Y eso exigiría un cumplimiento estricto de toda la normativa bancaria. Y, si el objetivo final es asumir un riesgo excesivo en la pura defensa de una aventura separatista, puede haber importantes roces.
Pero Carles Puigdemont está decidido. Sabe que la financiación fue uno de los puntos débiles del golpe separatista del 1-O. Y no está dispuesto ahora a dejar este cabo suelto. Hasta ahora las ansias empresariales del prófugo Puigdemont se han materializado en la plataforma ‘Fes el canvi’ (Haz el cambio). Una aventura que engloba a un total de seis compañías afines al separatismo que se distribuyen entre los considerados como distintos sectores estratégicos. Pero el intento se ha quedado un tanto menguado.
En esa plataforma se encuentran Parlem (en el área de las telecomunicaciones), Catgas Catllum (en la energía) SolarProfit (también energía), Petrolis Independents (gasolineras), Mutuacat (seguros) y Mussap (seguros). Con una penetración en el mercado más que descriptible. Pero, por mucho que sea así, Puigdemont y su entorno no descansan en su objetivo de lograr una red autárquica capaz de sustituir a todo un mercado global y competitivo.
Puigdemont sabe en el fondo que uno de los grandes tobillos débiles de su plan de independencia fue la evidencia de la quiebra. Lo que ofrecía olía a ruina y empresas y particulares salieron corriendo: ideológicamente o físicamente. Y quiere evitarlo con un banco.