Bildu quiere el control municipal en Navarra a cambio de hacer presidenta a la socialista Chivite

EH Bildu quiere transformar el poder municipal en Navarra, aunque, a priori, cuenta con el bloqueo del Gobierno de Pedro Sánchez. María Chivite, líder de PSN, se ha aliado con Geroa Bai para elevarse como presidenta de la Comunidad Foral, pero necesita del apoyo o de la abstención de los etarras y a esto último nunca se ha negado.

María Chivite, líder socialista en Navarra @Getty
María Chivite, presidenta de Navarra. @Getty
Carlos Cuesta

EH Bildu ha puesto la vista sobre el control municipal de Navarra. La formación proetarra sabe que su abstención es necesaria para que la socialista María Chivite sea investida presidenta de la mano de los nacionalistas de Geroa Bai y quiere, además, transformar el poder municipal en la Comunidad Foral con una norma que depende en estos momentos del bloqueo o permiso del Gobierno de Pedro Sánchez. Una norma que da buena parte del poder local a EH Bildu.

Se trata concretamente del denominado Mapa Local, más conocido como Ley Araiz ya que su autoría corresponde a Adolfo Araiz, diputado de la formación proetarra. Si se lleva a cabo este cambio legislativo se permitiría a EH Bildu, entre otras cosas, garantizar el avance del euskera en la práctica totalidad de Navarra o controlar servicios básicos en municipios donde no han ganado las elecciones.

En resumidas cuentas, permitiría a los proetarras ganar un poder incalculable en los municipios navarros. La citada norma fue aprobada al cierre de la pasada legislatura de Uxue Barcos. Sin embrago, esta ley invade competencias nacionales y choca con la Ley de Bases de Régimen Local, por lo que cuenta –a priori– con la oposición inicial del Gobierno  de Sánchez que pretende tumbarla.

Chivite sabe que cuenta ya con el apoyo de Geroa Bai para ser presidenta navarra. El centroderecha de Navarra Suma logró 20 diputados, mientras que el PSOE obtuvo 11 escaños y Geroa Bai otros nueve. Sin embargo, entre socialistas y nacionalistas no suman mayoría absoluta, por lo tanto, Chivite necesita, o del apoyo o, por lo menos, de la abstención de EH Bildu y sus 7 escaños.

La mayoría absoluta está en 26 diputados, por lo que el resto de escaños se reparten entre los dos actas de Podemos y el único escaño de I-E –la marca de Izquierda Unida en este territorio–. No obstante, los proetarras, por su parte, han puesto precio a ese apoyo: que el Ejecutivo de Sánchez no tumbe su norma de ampliación sin límite del poder local.

Esa ley, la llevada a cabo por Araiz, pretende alterar el poder municipal trastocando todo el esquema administrativo local de esta comunidad y lo quiere hacer por medio de 12 nuevas comarcas que sustituyen al esquema clásico. Hasta ahora Navarra ha estado dividida en 65 mancomunidades, lo que confería más poder a cada uno de los ayuntamientos a causa del fraccionamiento.

La agrupación en 12 comarcas, diseñadas según los criterios de Araiz, haría que muchas de esas áreas fuesen controladas en cuanto a sus servicios básicos por los hombres de EH Bildu. Es por ello, que la norma es muy relevante porque traslada a las comarcas competencias que hasta ahora eran municipales. La citada normativa, si se diera, permitiría a estas comarcas controlar e imponer modelos educativos en el ciclo de cero a tres años y plantearía la obligatoriedad del euskera en toda Navarra. Y, además, incluiría un nuevo modelo de financiación que no mejora, ni garantiza los servicios básicos, provocando que muchos de éstos tengan que ser financiados por las comarcas, justo el organismo en el que gana poder Bildu.

La socialista Chivite ha asegurado siempre que ella no gobernará en pacto con EH Bildu, pero nunca se ha negado a llegar al poder con la abstención de los proetarras.

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