Falsa agresión en Madrid

Así fueron las 48 horas de ‘agitprop’ contra Vox por el ataque homófobo que resultó ser falso

Vox agresión homófoba
Vox ha sido la diana de los ataques de la izquierda
Pelayo Barro

La agresión homófoba en Madrid por la que la izquierda lleva 48 horas asediando y culpando a Vox directamente no existió. La investigación de la Policía Nacional así lo ha concluido tras interrogar a la presunta víctima y obtener su confesión: todo fue consentido. Por el camino quedan duras acusaciones de Podemos y el PSOE contra Vox, a quienes responsabilizaron de «incitación al odio» y hasta les definieron como «los talibanes españoles» mientras los medios afines jaleaban la cacería en prime time.

Todo comienza el lunes 6 de septiembre, cuando aparecen los primeros titulares: un grupo de ocho individuos, con capuchas y pasamontañas de color negro, asalta a un joven de 20 años en el barrio de Malasaña, en el centro de Madrid, y le da una paliza. Lo hacen al grito de «asqueroso», y dejan grabado en sus nalgas, a cuchillo, la palabra «maricón».

«Vox genera odio»

El descarnado relato de lo acontecido corre rápidamente por las redes sociales provocando indignación. Y pronto se empieza a apuntar al ‘culpable’. La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra (Podemos), arremete contra el PP por quitarle «hierro» a los discursos del odio «de la ultraderecha».

La ministra Irene Montero también se sube al carro, hablando de «blanqueamiento». Sin embargo, la palma se la lleva el presidente del grupo parlamentario de Podemos en el Congreso, Jaume Asens, que no hace quiebros al apuntar: “Vox genera odio homófobo y contra los migrantes”.

A media tarde del lunes es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien se suma a la historia. «En nuestra sociedad no tiene cabida el odio. Mi rotunda condena a este ataque homófobo. No vamos a permitirlo. Seguiremos trabajando por un país abierto y diverso, donde nadie tenga miedo a ser quien es», advierte el líder socialista. Anuncia la convocatoria urgente, para el viernes, de la Comisión sobre Delitos de Odio.

También se une Más Madrid, que ya empieza a apuntar a los ‘culpables’. El presidente del grupo parlamentario de Más Madrid en la Asamblea, Eduardo Rubiño, asegura que los «discursos de odio» que se vierten «a diario» están tras la agresión. «Los discursos de la extrema derecha se amparan en quienes pactan con ellos y les convierten en decisivos», concluye, llamando a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a convocar de manera «urgente» al Consejo LGTBI regional.


Santiago Rivero, diputado socialista en la Asamblea de Madrid, también barre para casa: «Reclamamos a la Comunidad de Madrid que no toque ni una coma de las leyes autonómicas que tenemos porque están hechas precisamente para evitar este tipo de cosas».

«Los talibanes españoles»

El martes ya han transcurrido 48 horas desde la agresión, 24 tras conocerse públicamente, y la violencia verbal contra Vox sube de tono. A primera hora de la mañana, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, asegura que es «evidente que los discursos públicos y políticos a veces difusos» generan un «caldo de cultivo» que deriva en «delitos de odio». No necesita señalar más. Los medios afines al Gobierno, volcados en el asunto desde que saltó, emiten sus palabras a pantalla dividida, con imágenes de mítines de Vox al otro lado.

La portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Carolina Alonso, acusa a Vox de ser «los talibanes españoles» por, a su juicio, alentar agresiones homófobas como la de Malasaña.

Rotunda condena de Abascal

De nada había servido que, unas horas antes, el presidente de Vox, Santiago Abascal, enviase un rotundo mensaje condenando las agresiones: «Me llena de rabia la brutal agresión homófoba que ayer sufrió un joven en el portal de su casa en Madrid. Todo mi cariño para la víctima de tan repugnante ataque y mi asco para los agresores. Que todo el peso de la Ley caiga sobre ellos y se pudran en la cárcel».

El miércoles es el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, el que condena con «rotundidad» las agresiones. «Todo nuestro apoyo a las víctimas y a sus familias, toda nuestra repugnancia a los violentos», advierte.

Los ataques de la izquierda van dirigidos también hacia el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, tras acusarle de «blanquear a Vox». Almeida había condenado la agresión y pedido tiempo para que se conociese la autoría antes de sacar conclusiones precipitadas. Recordó que a él le habían culpado de un ataque homófobo ocurrido en Huelva, mientras que tras la muerte del joven Samuel en La Coruña, los manifestantes que se juntaron en Madrid gritaron «¡Ayuso, fascista, estás en nuestra lista!».

El propio Almeida, tras conocer que la agresión de Madrid fue falsa, ha compartido en sus redes una captura de una noticia en la que se leen dos titulares en una misma portada: «Almeida rebaja la agresión homófoba a una campaña de la izquierda» junto a «El joven que denunció una agresión homófoba reconoce que mintió».

La historia se desmorona

La Policía inició las pesquisas sobre la agresión el mismo domingo, pero ya el lunes se confirmaban las primeras sombras de sospecha acerca de la veracidad de la denuncia. La principal, y que más intrigaba a los agentes, es que ninguna de las cámaras de Malasaña, ni de Metro, captaron a un grupo de 8 encapuchados como el que supuestamente cometió el ataque. Lo contaba OKDIARIO.

Ante la extrañeza de ese detalle, los agentes de la investigación comienzan a seguir otras pistas. Las lesiones existen, pero su autoría y circunstancias están por comprobar. No será hasta el miércoles, por la tarde, cuando la investigación queda cerrada: el denunciante se retracta de su relato y admite que fue una agresión «consentida» provocada por un amigo.

Culminaban así 48 horas en las que la izquierda ha realizado un ejercicio de agitprop (agitación y propaganda, la técnica aplicada por Lenin durante la Revolución Rusa) en el que Vox fue señalado como culpable de una agresión que ni siquiera existió. Al igual que ocurrió durante la campaña de las elecciones madrileñas, cuando se culpó a la formación de ser responsable del envío de balas al entonces candidato Pablo Iglesias, al ministro Marlaska y a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.

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