Albares impide que la mano derecha de Laya sea embajador en Moscú tras ser imputado por el ‘caso Ghali’

Camilo Villarino Ghali
Camilo Villarino, ex jefe de gabinete de Arancha González Laya.

Camilo Villarino fue la mano derecha de la ex ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que quedará señalada como la responsable de una de las mayores crisis diplomáticas entre España y Marruecos. Villarino era también la persona elegida por Moncloa para dirigir la Embajada en Rusia. Y para tal cargo recibió el plácet. Pero ocurrió que luego, Camilo Villarino fue citado a declarar en calidad de imputado el próximo 1 de septiembre ante un juzgado de Zaragoza en relación con el ‘caso Ghali’. Casualmente, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha decidido retirarle dicho plácet.

Desde Exteriores aseguran que el cambio de opinión de Albares, que sucedió a González Laya el pasado 12 de agosto, no tiene «nada que ver» con el hecho de que Villarino esté citado a declarar en calidad de imputado por el caso Ghali.

Camilo Villarino fue el encargado de orquestar la llegada a España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, sin control “de aduanas o inmigración”. Un documento que hizo público OKDIARIO mostraba la declaración del propio Villarino en la que confiesa que fue él quien contactó con el “general segundo jefe del Estado Mayor del Aire, D. Francisco Javier Fernández Sánchez” para que no hiciera “trámite de aduanas o inmigración”. Lo hizo a pregunta del propio general porque, según la persona de máxima confianza de la ex ministra González Laya, “esta respuesta era perfectamente coherente tanto con la práctica establecida como con la legislación vigente aplicable”.

La declaración de Camilo Villarino es rotunda y se encontraba a disposición del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza. El texto destaca que “la persona que se comunicó por vía telefónica con el Estado Mayor del Aire el día 18 de abril fue quien suscribe, Camilo Villarino Marzo, director del Gabinete de la ministra”. Lo era, efectivamente en aquel momento. Ahora ha sido ya cesado con motivo de la sustitución de la Ministra González Laya por José Manuel Albares como nuevo responsable del Departamento de Asuntos Exteriores.

Otros candidatos

Según explican ahora fuentes diplomáticas a EP, JoséManuel Albares no sólo ha retirado el plácet de Villarino sino que también lo ha hecho con el que en principio iba a ser embajador en Sudáfrica, Felipe de la Morena. El ministro ha dado este paso porque considera que hay otras personas con «mejor perfil» para ocupar dichas plazas, lo cual no impide que a ambos diplomáticos se les adjudiquen otras de las embajadas que hay que cubrir, como de hecho tiene intención de hacer.

El nombramiento de los embajadores es potestad del ministro de Exteriores, quien suele decidir en base a las preferencias expresadas por los miembros de la Carrera Diplomática pero siempre según su propio criterio. Dicha elección es sometida al Consejo de Ministros, que avala entonces la solicitud del plácet al país de destino. Una vez se recibe dicha autorización, se produce el nombramiento formal.

En el caso de Villarino, a quien nombró Dastis con el Gobierno del PP, aún no se había recibido el visto bueno de Moscú para que pasara a ocupar una plaza que dejó vacante el pasado mes de junio tras el cese de Fernando Valderrama al haber alcanzado la edad de jubilación.

Imputado

El diplomático tendrá que declarar la próxima semana ante el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, Rafael Lasala, a solicitud del abogado de la acusación particular, Antonio Urdiales, quien quiere que se determine si hubo posible encubrimiento o prevaricación en la llegada a España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.

La llegada del líder del Frente Polisario se produjo el pasado 18 de abril. Ese día, Ghali aterrizó en la base militar de Zaragoza tras volar en un avión medicalizado procedente de Argelia. Su siguiente escala fue el Hospital San Pedro de Logroño, pero allí ingresó ya con nombre falso para no ser identificado.

La entrada en España fue planificada con mimo. El permiso presidencial, de Pedro Sánchez, sirvió para que el gabinete de la ministra de Exteriores emitiera órdenes sin problema alguno. Y la llegada a una base militar cerraba el círculo: no entraba por un circuito ordinario con controles y aduanas estándar. Lo hacía a través de una base militar.

El punto débil fue, a partir de ese momento, una posible identificación en Logroño o, como ocurrió, y, con ello, el conocimiento por parte de Marruecos. Hay que recordar que Ghali tuvo que responder ante la Justicia española a causa de dos querellas por presuntos delitos de violación, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas, desapariciones y lesa humanidad.

Es más, el líder del Frente Polisario había sido previamente denunciado por una refugiada saharaui que le acusó de violación y torturas, tal y como mostró una entrevista realizada por OKDIARIO. La Policía, de hecho, tras el conocimiento de la presencia de Ghali en España procedió a entregarle la cédula de citación para declarar ante el juez Pedraz el 1 de junio. Y el líder del Polisario se negó a firmar el documento, precisamente, ante su desconcierto por el filtrado de todos sus datos. Algo normal si se tiene en cuenta que, efectivamente, él contaba con una discreción garantizada oficialmente y que no se ha podido mantener.

Posteriormente tuvo que acabar declarando y acto seguido tomó un vuelo que lo llevó de vuelta a Argelia.

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