Sánchez y Laya ocultaron a Robles el uso de la base militar de Zaragoza para traer al líder del Polisario
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidieron hospitalizar en España al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Lo hicieron con tal opacidad que el uso de una base militar parar traer a Ghali se hizo sin contar con la responsable de Defensa, Margarita Robles.
El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaksa, se opuso a la decisión de introducir en España al líder del Polisario, una de las personas más odiadas por Marruecos ante la evidente tensión que generaría con Rabat. Un informe de Seguridad Nacional había alertado igualmente de la crispación existente con Rabat. Pero Sánchez y González Laya no hicieron caso de las alertas y siguieron adelante con la ayuda al líder del Polisario.
La responsable de Exteriores ideó un plan para mantener en la opacidad la llegada de Ghali y usó una base militar para eludir el control aduanero. Pese a ser una base del Ejército, la de Zaragoza, no tramitaron nada con la responsable de Defensa, Margarita Robles. La decisión la tomó Exteriores y la ejecutó el mismo Ministerio.
González Laya fue la máxima impulsora de la decisión de hospitalizar en Logroño a Brahim Ghali. Y ella fue la que preparó el dispositivo para eludir los controles en caso de surgir problemas en el tránsito. Para ello, la ministra encargó a su gabinete en la sede del Ministerio que siguiesen con detenimiento los pasos del líder del Frente Polisario.
Que preparasen un visado humanitario. Y que tuviesen igualmente un salvoconducto disponible en caso de problemas con la circulación de Ghali desde la base de Zaragoza a la que llegó su avión, hasta el Hospital San Pedro de Logroño.
Uso de la base militar
La falta de transparencia llegó hasta tal punto que ni siquiera se tramitó con Defensa el uso de la base militar. Y es que la clave era conseguir que nadie se enterase de la estancia de Ghali en España. El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, contaba, de hecho, con una discreción que no ha podido mantener. Marruecos se enteró de su presencia en España pese a los intentos de la ministra de Exteriores por eludir la publicidad y la transparencia.
La llegada del líder del Frente Polisario se produjo el pasado 18 de abril. Ese día, Ghali aterrizó en la base militar de Zaragoza tras volar en un avión medicalizado procedente de Argelia. Su siguiente escala era el Hospital San Pedro de Logroño, pero allí ingresó ya con nombre falso para no ser identificado. La entrada en España fue planificada con cuidado para no dejar rastro. El pasaporte argelino permitía a Ghali volar sin problema hasta Zaragoza. El permiso presidencial, de Pedro Sánchez, sirvió para que la ministra de Exteriores pudiera emitir órdenes sin problema alguno. Y la llegada a una base militar cerraba el círculo: no entraba por un circuito ordinario con controles y aduanas estándar. Lo hacía a través de la base militar de Zaragoza.
Mecanismo para evitar filtraciones
La nula comunicación del uso de la base se sumaba al mecanismo diseñado para evitar filtraciones a la prensa o Marruecos. El punto débil era, a partir de ese momento, una posible identificación en Logroño o, como ha ocurrido, el conocimiento por parte de Marruecos. Y en caso de ocurrir eso, como así ha pasado, el departamento de González Laya estaba preparado para dos trámites: emitir un visado humanitario y un salvoconducto del propio Ministerio. De ese modo, la justificación quedaba reflejada en un documento y su movimiento garantizado.
Pese a que el plan siempre fue el de ocultar la estancia en España.
Hay que recordar que Ghali tiene que responder ante la Justicia española a causa de dos querellas por presuntos delitos de violación, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas, desapariciones y lesa humanidad. Es más, el líder del Frente Polisario ha sido denunciado por una refugiada saharaui que le acusa de violación y torturas, tal y como ha mostrado una entrevista realizada por OKDIARIO.
Cédula de citación
La Policía, de hecho, tras el conocimiento de la presencia de Brahim Ghali en España ha procedido ya a entregarle la cédula de citación para declarar ante el juez Pedraz el 1 de junio. Y el líder del Polisario se negó a firmar el documento, precisamente, ante su desconcierto por el filtrado de su estancia en España.
Algo normal si se tiene en cuenta que, efectivamente, él contaba con una discreción garantizada oficialmente y que no se ha podido mantener.
OKDIARIO se ha puesto en contacto con el Departamento de Defensa, que ha aclarado que el mecanismo establecido «no exige decir nada al Ministerio. Se trataba de un asunto de Exteriores y, por lo tanto, el Ministerio de Defensa no tiene ningún cometido».
El Gobierno de Pedro Sánchez en su confianza en el ocultamiento de la noticia, no dio importancia ni a los informes de Seguridad Nacional que alertaron de la tensión creciente con Marruecos. Moncloa sabía desde el mes de noviembre por indicación de Seguridad Nacional que el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario a causa del Sáhara Occidental había adquirido un cariz delicado y podía afectar directa y negativamente a los intereses de España.
Pedro Sánchez ignoró la alerta y decidió acoger al líder del Polisario, Brahim Ghali, afectado por coronavirus e ingresado en un hospital de Logroño. Y esa ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha propiciado la reacción de Marruecos impulsando la avalancha de unos 10.000 inmigrantes que han entrado de forma ilegal en Ceuta.
En concreto, el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) alertó a Moncloa hace meses sobre cómo se estaba enquistando la pugna entre Rabat y el Polisario, interviniendo además Estados Unidos en apoyo de Marruecos, mientras España optaba por el distanciamiento. Para el DSN, el apoyo de la Administración estadounidense al régimen alauí en la disputa del Sáhara Occidental añadía una especial «complejidad» para España en la gestión de este escenario.
Una alerta ignorada por Sánchez
Una alerta que el Ejecutivo de Sánchez ha ignorado por completo a tenor de los hechos que se han ido sucediendo. «En la zona del Sáhara Occidental, desde noviembre de 2020 se ha avivado el conflicto en el área del Guerguerat, entre el Frente Polisario y las Fuerzas Armadas Reales marroquíes. Naciones Unidas contempla el Sáhara Occidental como un Territorio No Autónomo pendiente de descolonización.
El reconocimiento por parte de Estados Unidos de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental en diciembre de 2020 ha incrementado la complejidad de la situación», reza el informe de Seguridad Nacional de 2020, que adjunta además un mapa conceptual de las posiciones en el Sáhara.