Colau monta un Belén-patera con la Virgen dando a luz tras llegar en cayuco a tierra
No hay Navidad sin turrón. Y tampoco sin polémica sobre la elección de Belén de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Este año, la Virgen, San José y el niño Jesús se han colocado al lado de una patera y en la playa para reivindicar la inmigración que llega a las costas españolas.
La representación se ha expuesto en el Museo Frederic Marès, donde la Asociación de Pesebristas ha recreado el nacimiento en un paisaje de «una ciudad costera del Mediterráneo». Esta elección «pone de manifiesto cómo las migraciones de hace dos mil años aún están plenamente vigentes», sostiene la página web del museo.
La imagen muestra lo siguiente: la Virgen, apoyada sobre San José y con el Niño en brazos, se encuentra postrada a los pies de un cayuco recién encallado. La alcaldesa mezcla así los temas migratorios con la Navidad. «Con esta escenificación, se quieren acercar las dos orillas del Mediterráneo, con Tossa de Mar y Palestina unidas por el agua; un viaje desde un pueblo íbero y romano de nuestra casa hasta el lugar donde nació Jesús. En esta ocasión el pesebre no cuenta con cueva ni portal, sino que el nacimiento se sitúa al raso, sin nadie que lo haya acogido», explica la Asociación de Pesebristas.
La exposición estará disponible hasta el 2 de febrero y abrirá de martes a sábado.
Colau y la inmigración
La alcaldesa Ada Colau es partidaria de la inmigración aunque no esté regularizada. Tanto es así que una de sus continuas luchas ha ido de la mano del barco del ‘Open Arms’, la ONG que recoge inmigrantes en el Mediterráneo y a la que el Ayuntamiento ha financiado con más de 400.000 euros desde el año 2016.
Algunas de estas ayudas apenas incluyen información sobre el destino del dinero más allá de conceptos como «razones humanitarias» o «interés público». Otras sí especifican que irán destinadas a la compra de combustible para sus operaciones (15.000 euros) o para la reparación del buque ‘Astral’ (20.000 euros). El Ayuntamiento de Madrid, entonces gobernado por Manuela Carmena, también entregó en diciembre de 2017 70.000 euros.
Los belenes de Colau
Debido al coronavirus, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido no exponer su Belén artístico en la plaza Sant Jaume como era tradicional en los últimos años.
La pasada Navidad, Colau sorprendió a los barceloneses colocando unas cajas apiladas, muebles y todo tipo de objetos representando lo que decía era ser un Belén. «Durante más de trescientos días y trescientas noches, duermen en el desván o en los armarios, los cajones o los altillos. Y un buen día de diciembre, con mucho alboroto y expectación, los despertamos de repente y los llevamos a la sala de estar», explicaban.
En el año 2018 el Belén se limitaba a unas sillas vacías que representaban a la Virgen María, el Niño Jesús y San José. Todos alrededor de una mesa donde la comida del plato era una especie de pasto.
Un sillita de bebé con un babero en el que ponía «Jesús» y una aureola representaba al Niño Jesús, mientras que un manto azul y blanco acompañaba la silla de la Virgen María. La de San José estaba adornada con tan sólo una corbata y unos tirantes.
En el año 2017, las quejas de los ciudadanos llegaron a calificar el belén navideño del consistorio como «una mierda pinchada en un palo».
Este belén navideño consistía en un conjunto de 25 figuras de metacrilato sostenidas en el aire que simulaban un pesebre, aunque muchos barceloneses no llegaron a entender el sentido de esta obra.
La Barcelona del ‘hiyab’
Los vínculos de la alcaldesa con la inmigración llegan a todos los ámbitos de su Gobierno y a realizar gestos hacia todas las religiones menos la católica. Los Comunes, partido de Colau, lanzaron un cartel promocional en el que mostraban a la Ciudad Condal como un lugar gobernado por el Islam. A pesar de que la campaña no tenía nada que ver con la religión o el racismo, se parecía más a Marruecos que a una ciudad española.
Hasta cinco mujeres aparecían llevando el pañuelo que cubre la cabeza de las mujeres islámicas y que representa un símbolo de sumisión hacia el hombre. Que el género femenino lleve siempre el velo es una una ley creada tras la Revolución Islámica de 1979, que conjuró el régimen teocrático que impuso, entre otras cosas, la segregación de sexos de la que tanto se quejan los partidos de izquierdas en espacios como las escuelas.
Mucho hiyab, ¿no? Qué bonito, y qué felices se les ve a todos. pic.twitter.com/QeI8BHErfV
— Juan Carlos Girauta (@GirautaOficial) November 11, 2020