Vídeo Robo Cristina Cifuentes

¿Es Cristina Cifuentes cleptómana?

Cristina Cifuentes
Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid. (Foto: EFE)

El robo de dos cremas en un Eroski por parte de Cristina Cifuentes, noticia exclusiva ofrecida por OKDIARIO está haciendo correr ríos de tinta digital. Los rumores de que la política popular podría haber sufrido de cleptomanía ya tuvieron peso en la actualidad política en su día aunque hoy, con más fuerza que nunca, ha resurgido en la red.

Según se ha mencionado en el Programa de Ana Rosa, la propia Cifuentes ha reconocido que «padeció esa enfermedad pero que ya está curada». Los rumores están ahí. Pero, ¿qué hay de verdad en estas acusaciones de cleptomanía? Si sufre esta enfermedad o no es algo que le atañe, sobre todo, a ella y a su entorno familiar. Lo que si atañe a todos los madrileños, y a los españoles, es su permanencia en el cargo público que ostenta tras la información revelada por este periódico y si esa supuesta enfermedad le impide ejercer su labor correctamente.

¿Qué es la cleptomanía?

La definición de cleptomanía dice que es un trastorno del control de impulsos que lleva al robo compulsivo de cosas accidentalmente o intencionadamente, es decir, no tener la intención de tomarlo. La persona que padece dicho trastorno recibe el nombre de cleptómano o ladrón compulsivo y aunque no hay cura para esto sí hay tratamientos que ayudan.

El sujeto que padece cleptomanía no puede evitar el impulso de obtener objetos, independientemente del valor económico de lo que obtiene; sufre de un deterioro laboral, familiar y personal. Es un trastorno del control de impulsos y se ha clasificado como una adicción psicológica. La conducta es precedida por una ansiedad creciente que se alivia inmediatamente después de poseer el objeto deseado.

El cleptómano, a diferencia del ladrón, obtiene objetos por necesidad de satisfacer un impulso, mientras que el último lo hace, por diversión, necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social, o intención de perjudicar a una persona. Un ladrón puede pasar horas, días e incluso años planeando un gran golpe, mientras el cleptómano obedece generalmente a un impulso relativo dependiendo del lugar y tiempo en que se encuentre él.

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