Asamblea de Cargos Electos

Una asamblea al estilo bolivariano investirá a Puigdemont como presidente simbólico

Parlament
Una mujer con una careta de Carles Puigdemont ante el Palau de la Generalitat.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La investidura ‘simbólica’ de Carles Puigdemont, según el principio de acuerdo entre Junts per Catalunya y ERC, implicará activar un órgano, la Asamblea de Cargos Electos, previsto por los independentistas en su desafío al Estado.

Su diseño recuerda a la Asamblea Constituyente de Nicolás Maduro -ideada por el presidente venezolano para elaborar a su antojo una nueva Constitución para el país- o incluso a un soviet ruso. Integrada únicamente por los adeptos al régimen, este órgano fue planteado, por primera vez, por la CUP  y adaptada después por la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

La Asamblea de Cargos Electos está coordinada desde la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), integrada por unos 3.000 cargos locales y autonómicos, y sus decisiones no tienen ninguna legitimidad ni consecuencia vinculante.

Este órgano aparece por primera vez en la hoja de ruta de la Asamblea Nacional Catalana en 2014 como mecanismo de resistencia al Estado en el caso de que impidiese la celebración de un referéndum de independencia, y el desarrollo posterior de la República.

Se arrogan la representación

En el documento, la ANC la define como la «representante del pueblo catalán» a la hora de realizar la declaración unilateral de independencia, un órgano ‘en la sombra’, preparado para intervenir en cuanto las autoridades españolas truncasen la marcha del ‘procés’.

La ponencia política de la ANC, para los años 2016 y 2017-ya en previsión de la celebración del referéndum ilegal y en alerta por la intervención del Estado- se desarrollaba más este órgano, que estaría siempre a punto «para dar legitimidad democrática y continuidad al proceso de independencia».

«A lo largo de esta etapa de construcción de la soberanía nacional, habrá de asumir la máxima representación legítima e institucional de Cataluña para completar el proceso», se dice en otro momento del texto, y añade que la asamblea servirá para materializar la «soberanía» y para trasladar la posición independentista al exterior.

Un poder unilateral

Las alusiones al pretendido poder unilateral de esta asamblea quedan patentes en los distintos documentos de la ANC.  «La Asamblea de Cargos Electos, a lo largo de esta etapa de construcción de la soberanía nacional, deberá asumir, en caso de necesidad, la máxima representación legítima e institucional de Cataluña para completar el proceso de independencia, incluyendo la capacidad para proclamar la Independencia de Cataluña y la convocatoria inmediata de Elecciones Constituyentes», dice otro de los textos. Y añade que «llegado el caso, el pueblo deberá ejercer su soberanía con la más amplia participación ciudadana, amparando las instituciones catalanas, la Asamblea de Cargos Electos y reclamando el apoyo de la Europa democrática y de la comunidad internacional».

Hasta ahora, la Asamblea ha permanecido inactiva, aunque alerta: la posibilidad de que se pusiese en marcha se planteó con fuerza tras el referéndum del 1 de octubre, y en pleno debate sobre la votación en el Parlament de la declaración de independencia.

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