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ELECCIONES 23J

Junts y ERC ya negocian el precio conjunto que quieren obligar hacer pagar a Sánchez para investirle

Junts y ERC exploran un acuerdo mediante el cuál ambos partidos puedan apoyar la investidura de Sánchez a cambio de unas concesiones de máximos para el separatismo

Sánchez cederá el «referéndum consultivo» que figura en la Constitución pero Puigdemont lo exige ya

ERC tiende la mano a Junts para investir a Pedro Sánchez por el «interés de Cataluña»

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

48 horas. Es lo que han tardado los partidos separatistas que obtuvieron representación en el Congreso para empezar a hablar para someter a Pedro Sánchez a sus deseos. Para obligarle a cumplir con sus exigencias, si quiere seguir cuatro años más en La Moncloa. Los secretarios generales de Junts y ERC, Jordi Turull y Marta Rovira, han roto el hielo para buscar un acuerdo mediante el cual ambos partidos pongan el mismo precio a la investidura del líder socialista. Entre otras cosas porque Esquerra Republicana, que ya ha tendido la mano al PSOE, no aceptaría ninguna concesión de Sánchez a Junts que no les haya concedido anteriormente a ellos.

El diálogo se ha iniciado a raíz de la petición de ERC de consensuar una postura conjunta entre los dos partidos independentistas. Ya que los de Oriol Junqueras no ven muy claro pasar de la abstención el 10 de noviembre del 2019 al sí que Sánchez les requiere ahora sin el concurso de Junts. En aproximadamente un año Cataluña volverá a las urnas y la debacle electoral de ERC frente a un Junts que ha sostenido el golpe ha encendido las alarmas. Pere Aragonés podría perder la Presidencia de la Generalitat.

Las peticiones de unos y otros, así como los plazos de ejecución, son a día de hoy el principal escollo entre Junts y ERC. Los primeros exigen como condición sine qua non la amnistía y el referéndum. Los segundos piden el traspaso del servicio de Cercanías, poner fin al déficit fiscal cifrado con 20.200 millones de euros anuales y seguir avanzando en la mesa de negociación. Y hacerlo sin prisa. Los de Carles Puigdemont, sin embargo, lo quieren ya. Antes de regalar su investidura. Los junteros no tienen miedo a una repetición electoral aunque incluso les pueda hacer perder escaños.

Aunque por parte de Junts la negociación final la llevará Puigdemont desde Waterloo (Bélgica), con el negociador designado por Pedro Sánchez, por ahora la dirección que opera desde Barcelona trata de liderar una respuesta conjunta del separatismo que incluya a ERC, la CUP -que no obtuvo representación y ha anunciado un proceso de refundación- y la Asamblea Nacional Catalana. Estos últimos son los promotores de la campaña abstencionista del 23J y los culpables de que 500.000 independentistas se quedasen en casa, provocando la hecatombe de Junts y ERC.

Precisamente eso, y la capacidad movilizadora de la ANC, es una de las principales preocupaciones de ERC y Junts a día de hoy. Pues en el caso de presentar una nueva candidatura separatista en las elecciones autonómicas, tal como han amenazado en alguna ocasión desde la Asamblea, podrían robar más de medio millón de votos a los partidos tradicionales. Y dejarles sin gran parte del poder que ostentan. La ANC irá a la negociación de la respuesta unitaria propuesta de Junts con una única petición: «Obligar a Sánchez a reconocer el resultado del 1 de octubre».

La máxima en las filas del partido fundado por el eurodiputado fugado de la Justicia es de «discreción total». Hacerlo todo lejos de los focos para evitar que descarrile. En eso parece que hay acuerdo entre todos los actores. Y ERC, según fuentes de ambos partidos, respetaría que fueran los junteros -pese a haber quedado por detrás que ellos- los que lideren esta respuesta unitaria. A fin de cuentas a los de Gabriel Rufián les interesa más que a Junts este acuerdo.

En ERC, que en 2019 se abstuvieron, aseveran que «es muy audaz dar por hecho el apoyo al PSOE». Y advierten que «pasar de la abstención al sí no va a ser fácil si hay una consulta a las bases». Que la tiene que haber. Lo mismo pasa en Junts. Por mucho que la dirección negocie con los independentistas y con el PSOE, sus bases pueden acabar tumbando cualquier tipo de acuerdo en las horas previas a un eventual debate de investidura de Pedro Sánchez.

Cohesión en Junts

La cohesión interna en Junts, con muchas familias ideológicas y con muchas opiniones distintas, es la principal amenaza tanto para ERC como para el PSOE. «Mucha calma» piden en el entorno de Rufián a la hora de entablar estas negociaciones con los de Puigdemont y la futura respuesta unitaria del independentismo que se irá cocinando a lo largo del mes de agosto. Una idea que todos defienden con el fin de compartir responsabilidades y evitar una catástrofe en las elecciones regionales.

En la dirección de Junts per Catalunya, a día de hoy, predomina la opinión de presentarse ante los electores separatistas como el independentismo indestructible, inquebrantable e incomparable. Siguiendo señalando a ERC como una formación sumisa al PSOE y ridiculizando los «pocos logros» conseguidos tras cuatro años de estar instalados en el diálogo con el Gobierno a través de la mesa de negociación que pactaron para investir a Sánchez en 2019.

El PSOE, según fuentes de la formación, esperan que «la presión acuciante» que pueda tener Junts de aquí a un eventual debate de investidura de su secretario general será «clave» para que rebajen sus pretensiones. Pero los socialistas obvian otro tipo de presión que preocupa más a los de Puigdemont. La de la calle en Cataluña.

Sin ir más lejos, este lunes por la noche, miles de personas gritaron ‘Sánchez m…., llama al Puigdemont’ durante un concierto en Salt (Gerona). Acostumbrado a hacer gran caso a ese tipo de presiones, véase cuando decidió seguir adelante con la DUI pese a que ERC le pedía convocar elecciones, el ex president tendrá muy en cuenta el sentir callejero a la hora de responder al PSOE.

Las opciones

Xavier Tomàs, consultor político que durante cuatro años trabajó al lado del ex alcalde de Barcelona Xavier Trías, opina en declaraciones a OKDIARIO que la opción de un acuerdo que incluya sólo a Junts y ERC para negociar conjuntamente la investidura es remota. “Son dos formaciones con objetivos diferentes y, por tanto, con necesidad de obtener logros por parte de su interlocutor -el PSOE-, diferentes” señala. En su opinión, dice Tomàs, una suerte de acuerdo entre ambos partidos para presionar a Sánchez hará que “fácilmente caigan en una competencia para elevar el precio del acuerdo y así, dificultar la negociación”.

El politólogo recuerda la «no negociación entre Junts y el PSC sobre la gobernabilidad de Barcelona [que aupó al socialista Jaume Collboni a la Alcaldía en detrimento del juntero Trías], y el no acuerdo sobre la Diputación de Barcelona». Un recordatorio que Tomàs trae a colación para evidenciar que esos pactos «deberían ser mucho menos costosos de alcanzar en términos políticos y de procedimiento y con menos riesgo político que la operación que se plantea».