La detención de la oposición de Erdogan tumba la recuperación económica de Turquía
La salida masiva de los inversores de la lira obliga al Banco Central a intervenir en el mercado
La Bolsa de Estambul llegó a desplomarse en casi un 16% en la última semana

El presidente turco, Recep Tayipp Erdogan, ha vuelto a convertir a la economía de Turquía en la persona non grata de los mercados internacionales. La detención de Ekrem Imamoglu, el principal aspirante a las urnas durante los próximos comicios presidenciales en Turquía, y actual alcalde de Estambul, provocó réplicas feroces en los mercados financieros la semana pasada. Cientos de miles de operadores se desprendían de la moneda turca en escasos minutos. El mercado de bonos vivió su peor día en un año. Wall Street volvió a darle la espalda en escasos minutos.
La Bolsa de Estambul, el índice de referencia del país que agrupa a una centena de compañías, cayó en picado en un 16%, mientras que la lira, la divisa turca, llegó a perder un 10% de su valor frente al billete verde, según un índice clave. En un momento, el hundimiento de las principales Bolsas del país convirtieron a Turquía en el mercado más rezagado a escala global.
Desde entonces, el Banco Central de Turquía ha ido al rescate de la Bolsa del país, y ha inyectado millones en compras de divisas para poder intervenir en el retiro masivo de los inversores en el mercado de renta fija turco. Además, la entidad bancaria logró navegar su parqué hacia las cifras verdes este lunes al sacar a los bajistas de las Bolsas. Esto quiere decir que el banco central, al intervenir de nuevo en el mercado, prohibió las operaciones conocidas como las posiciones cortas. Es decir, cuando los operadores apuestan a que un valor caiga.
El regulador turco ha buscado apaciguar a los jugadores del mercado en estos días. El ministro de finanzas turco, Mehmet Simsek, celebró una reunión el pasado domingo para calmar a los inversores, y al sector de banca local, frente las fuertes bajadas en los últimos días.
No obstante, la erosión de confianza por parte de los fondos, ya ha tomado efecto. Los fondos de cobertura, así como los inversores particulares, se volcaban en una operación apodada el carry-trade, donde toman prestadas divisas con bajos tipos de intereses para luego invertir en divisas de más alto riesgo. Si la divisa de riesgo se desploma, el inversor pierde dinero. La evaporación del valor de la lira con el regreso de la inestabilidad política tumbo a miles de estas operaciones y tambaleo la confianza de varios inversores. «Definitivamente, veremos un impacto al corto plazo» afirmó Kit Juckes, jefe de FX (foreign exchange) para el banco francés, Société Générale. «Esto era una operación muy popular. Las personas se tomaron por sorpresa y no volverán rápidamente». Las divisas de preferencia para estas operaciones son la lira turca y el peso mexicano, ambas monedas son consideradas como ‘emergentes’.
Este último traspié, que ha impulsado a cientos de miles de ciudadanos a la calle desde el pasado miércoles, ha interrumpido la senda de recuperación económica del país. La reanudación de la inestabilidad política en el país ha vuelto a asustar a los inversores, que veían, por primera vez en años, atisbos de esperanza.
Todo iba por buen camino en el último año. Turquía volvió a convertirse en un mercado estrella, contrastada con un puñado de mercados emergentes. La depreciación de la lira frente al dólar parecía perder fuelle gracias al regreso a una política monetaria más ortodoxa por el Gobierno de Erdogan. La hiperinflación se moderó por debajo del 40%, según los últimos datos de TurkStat, la agencia estatal de estadística. Además, el país logró mejoras en su rating crediticio. Moody’s elevó su calificación al B1, aún lejos del grado de inversión, pero una cambio que señalaba que la mejoría económica iba por buen camino.
Las participaciones extranjeras en activos turcos se dispararon en un 50% en el último año hasta tocar 54.000 millones de dólares en valor bursátil, según datos del Banco Central Turco, agregadas por Bloomberg. Así, los inversores parecían volver a confiar en apostar al antiguo paraíso otomano, un mercado que, a pesar de sus riesgos, y su economía sesgada a los deseos de Erdogan, promete grandes oportunidades a firmas multinacionales. La ubicación clave, abrazando ambos continentes, ha servido como puente clave entre Europa, Oriente Próximo, y Asia.
ICEX España Exportaciones e Inversiones cifró el número de firmas españolas afincadas en Turquía en 80, al cierre de 2024. Entre ellas, las españolas con presencia en el país euroasiático son Amadeus, el Banco Sabadell, Caixabank, y la firma de defensa, Indra. Además, BBVA cuenta con su filial, Garanti, en Turquía, el mayor banco del país. Garanti, una de las compañías más golpeadas, llegó a perder hasta un 22% en Bolsa después de que estallará el disturbio político. Turquía supuso el 9,7% de las exportaciones españolas al cierre de enero, según datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.