Telefónica está cubierta ante la Superliga: tiene derecho a dejar de pagar la Champions y LaLiga
Los titulares de los derechos y los patrocinadores quedan liberados si cambian las condiciones de la competición
Banco Santander también podría rescindir su patrocinio de las dos competiciones
Se ha repetido estos días que Telefónica se opone a la creación de la Superliga porque tiene los derechos de la Champions League hasta 2024 y los de LaLiga española hasta 2023. La realidad es que la operadora, que este viernes celebra junta de accionistas, tiene salvaguardas en estos contratos que le eximen de seguir pagando los derechos si estas competiciones desaparecen o quedan devaluadas; es decir, no perdería nada si finalmente se lanza la nueva competición en un futuro.
Así lo aseguran fuentes conocedoras de la situación, que añaden que esta situación se da para todos los tenedores de los derechos audiovisuales (Sky en Reino Unido, Telecom Italia, etc.): tienen cláusulas generales que les dan derecho a resolver sus contratos si cambian las circunstancias vigentes cuando se firmaron, y la creación de la Superliga se consideraría claramente un cambio de esas circunstancias. La operadora no hizo comentarios sobre esta información.
Otro tanto ocurre con los grandes patrocinadores de estas competiciones, que también cuentan con estas cláusulas en sus contratos. Esto afecta sobre todo a Banco Santander, principal patrocinador de LaLiga española y también uno de los ocho sponsors de la máxima competición continental. Los otros son Heineken, MasterCard, Sony (PlayStation 5), Nissan, Pepsico (Lays), Expedia y Gazprom.
Por tanto, Telefónica «está viendo los toros desde la barrera» a la espera de cómo termina la historia, según una fuente. A su juicio, no tiene sentido achacar las duras críticas de los comentaristas de Movistar al proyecto de la Superliga a las pérdidas que supondría para su empresa, puesto que no serían tales.
¿Derechos más caros? No importa, si son rentables
Otra cosa es que los derechos de televisión y los patrocinios de la Superliga serían mucho más caros que los de las competiciones actuales, que es precisamente lo que persigue el nuevo formato. Telefónica paga actualmente 325 millones anuales a la UEFA por los derechos de la Champions y 950 millones al año a LaLiga. La compañía
Ahora bien, eso tampoco supone, de entrada, un empeoramiento del negocio para Telefónica. «Los derechos son una inversión. Lo importante no es la cantidad que inviertes, que pueden ser 300 millones o 3.000; lo importante es la rentabilidad que puedes obtener de esa inversión al comercializar el producto, en este caso los partidos de fútbol», explica otra de las fuentes consultadas.
Una tercera añade que «si el precio de los derechos de una futura Superliga permite obtener una rentabilidad similar o superior a los de las competiciones actuales, Telefónica no tiene ningún problema en pagarlos. ¿Cómo lo lograría? Pues con un precio más alto de los paquetes, con una base mayor de clientes que contraten el fútbol, por el mayor atractivo de la Superliga, o con las dos cosas».
Pero eso ya sería cuestión de echar números en ese futuro hipotético y ver cuál es el precio máximo que la operadora podría pagar. «Si ese precio es tan alto que hace imposible rentabilizar los derechos, Telefónica no pujará por ellos. Y si nadie está dispuesto a pagarlos en España, tendrán que bajar ese precio; es la ley de la oferta y la demanda. Eso sí, en ese caso a quien pueden no salirle las cuentas es a los clubes de la Superliga», según la primera fuente.
Una junta marcada por los derechos y el dividendo
La cuestión de los derechos del fútbol será uno de los temas estrella de la junta que celebra este viernes Telefónica en formato virtual por la pandemia. El otro será la reducción del dividendo anunciada por su presidente, José María Álvarez-Pallete en febrero e imprescindible dado el peso de la deuda en el balance de la operadora.
La recuperación de la cotización -más del 12% en lo que va de año- reducirá la presión sobre el presidente, que debe ser reelegido en la junta, aunque el valor ha corregido con fuerza en los últimos días con el conjunto del mercado. Los analistas se muestran divididos sobre sus perspectivas. Aunque en general creen que las últimas operaciones han sido positivas (fusión de O2 con Virgin o las ventas en Chile y Brasil), la opinión mayoritaria es que el endeudamiento sigue siendo excesivo y que las perspectivas del mercado español no son muy halagüeñas por la crisis económica y la presión de la competencia.