El régimen de Maduro y la inestabilidad en EEUU traen las inversiones de los venezolanos a Madrid
Madrid se ha convertido en uno de los lugares predilectos por los inversores y adinerados venezolanos. La salvaje crisis económica en la que está inmersa la Venezuela de Nicolás Maduro y la inestabilidad política en EEUU con Donald Trump han empujado a los ciudadanos del país a venir a España y más concretamente a la capital. Desde 2010 a 2016 la inversión venezolana en Madrid ha ascendido un 67% y la mayor parte de ella ha ido a parar al mercado inmobiliario.
Los venezolanos están acudiendo cada vez más a Madrid como un lugar atractivo y seguro, sobre todo teniendo en cuenta el terrible escenario económico del país liderado por Nicolás Maduro. Los números son tozudos y Venezuela se está resquebrajando: tiene una inflación del 700%, según datos del Consejo Nacional de Comercio y los Servicios de Venezuela (Consecomercio). Recordemos que el Banco Central de Venezuela dejó de publicar los datos de inflación en diciembre de 2015.
Además, en 2017 se prevé una contracción del PIB del 6%, frente a la caída del 4,5% que se esperaba, según las previsiones del organismo de Christine Lagarde. Tampoco acompaña tasa de desempleo, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) cerrará 2017 en el 21,4%. Esto sumado a la grave crisis del precio del petróleo que pasó de cotizar a 120 dólares el barril a unos 27 dólares en enero de 2016.
El crudo ya no es oro y Venezuela adquirió demasiada deuda que ahora debe abonar. Además, curiosamente, a pesar de ser uno de los principales países productores de petróleo, la estatal Petróleos de Venezuela SA no tiene la capacidad para abastecer las gasolineras del país, según la prensa local El Nacional.
Venezuela se ha visto obligada a aumentar las importaciones de crudo en los últimos años, Nicolás Maduro ha sido incapaz de dar servicios a sus estaciones por el deterioro de su infraestructura y una tísica inversión. El país importó 75.000 barriles al día desde EEUU en 2016, a pesar de tener oro bajo sus pies.
Bien, visto lo visto, no es de extrañar que las grandes empresas y las grandes fortunas busquen asentar sus inversiones en nuestro país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de ciudadanos venezolanos que llegan a España se incrementó alrededor de un 150% desde 2013, se pasó de 7.000 llegadas anuales a más 19.000.
El idioma, la estabilidad política que no les ofrece Maduro y un mercado inmobiliario próspero son tres de los factores fundamentales para la elección de España. El número de propiedades vendidas a inversores de esta nacionalidad aumentó un 17% en 2016, según datos del Registro de la Propiedad.
Para los agentes inmobiliarios madrileños la crisis que azota Venezuela ha sido una oportunidad. Las fortunas venezolanas tienen predilección por el mercado inmobiliario madrileño, entre otras cosas porque “es una buena inversión para obtener un visado de residencia”, señala Alexandre Rangel, director del Grupo SíEspaña, plataforma que asesora a inversores extranjeros.
Y añade: “La inseguridad en el país venezolano genera un incremento en el número de inversionistas que desean quedarse en Europa”. Recordemos, que entre las medidas que el Gobierno del PP puso en marcha para aliviar el dañado mercado inmobiliario estaba la de brindar la residencia en España por inversiones inmobiliarias superiores a medio millón de euros, una media que aún está en funcionamiento.
“El perfil del venezolano que quiere invertir en España es muy variado. Generalmente, es un empresario de clase media que ha ahorrado desde hace años y quiere buscar una nueva calidad de vida”, asegura Rangel.
Alvaro González de la Hoz, director general de Larvia, firma de Petrus Grupo Inmobiliario explica a OKDIARIO que los inversores que invierten en propiedades inmobiliarias «son perfiles de todo tipo, algunos tienen apartamentos a los que vienen 6 meses al año».
Señala que el inversor de un poder adquisitivo alto elige la «almendra de Salamanca-Recoletos», mientras que un rango inferior suelen «irse hacia Salamanca-Castellana». Demandan, según González de la Hoz, «apartamentos de 120 a 140 m2 a estrenar o recién reformados y están dispuestos a pagar entre 10.000 y 11.000 euros/m2».
También hay otra modalidad de venezolano inversor en Madrid y son los que llegan a España buscando inmuebles que más tarde venden a sus conciudadanos. Y una más, aquellos que «vienen y compran los mejores edificios de la capital que ya estaban fuera de mercado», un hecho, explican desde Petrus, «desvirtúa el mercado porque los inversores no podemos igualar la oferta que ellos hacen».
González de la Hoz concluye que, efectivamente, «es una oportunidad» para empresas como Petrus, aunque reconoce que los vendedores no les venden los edificios emblemáticos porque «esperan la llegada» de los ciudadanos del país de Maduro.
Además, según datos de la Comunidad de Madrid, la inversión procedente de Venezuela aumentó desde 2010, aunque tuvo un manguerazo económico importante en 2014, solo un año después de la muerte de Hugo Chávez. De hecho, desde 2013 y atendiendo a las cifras, Madrid multiplicó por 67 las inversiones venezolanas.
Además, tal como indicó la semana pasada el Ministerio de Economía, la región capitaneada por Cristina Cifuentes lideró la inversión extranjera que recibió España en 2016. Llegó en total una inversión de 10.970 millones de euros, un 46,7% del total.
Y para muestra, un botón. La semana pasada se inauguró en Madrid un centro comercial Sambil Outlet, propiedad del Grupo Sambil, con sede en Caracas. La multinacional ha hecho una inversión de 55 millones de euros para este proyecto y creará un total de 2.500 empleos directos e indirectos.
La incursión de Sambil fuera de Venezuela, primero en República Dominicana, luego en Curazao y ahora en España, comenta a OKDIARIO Alfredo Cohen, director general de la firma, «no es más que el tránsito lógico de una empresa que ha logrado crear una marca sólida, seria y afianzada». Aunque no duda en reconocer que «obviamente buscamos mercados atractivos y afines a nosotros para ello, donde esperamos tener el mismo éxito que en Venezuela».
Grupo Sambil sufrió la expropiación del Gobierno de Chávez
Curiosamente, la compañía venezolana ha vivido la expropiación en sus propias carnes, en 2008 el Gobierno del país le expropió el centro comercial La Candelaria, el segundo proyecto del país. De hecho, Chávez creía (y así lo declaraba) que la actividad de este sector comercial suponía “el reino del derroche y el consumismo, el mayor ejemplo del capitalismo y destructor de los recursos naturales del planeta”.
“¿Cómo es posible que en plena Candelaria vayan a hacer un bicho de esos? No, no y no. Eso va a colapsar todo el centro de Caracas, ¡tienen que parar eso!”, bramaba Chávez entonces.
A pocos meses de la apertura del centro, el presidente populista anunció la expropiación “en alocución presidencial con la excusa de hacer un hospital o una universidad”, relataba Alfredo Cohen, líder de Sambil.
Con esta decisión arbitraria del Ejecutivo chavista perdió 4.000 empleados y Sambil no ha recibido ni un euro tras la expropiación. La inseguridad jurídica campa a sus anchas en Venezuela, razón de más para diversificar los mercados.
Cohen declara que la expropiación sufrida, «más que de inflexión fue traumático». Explica a este periódico que Sambil La Candelaria, cuya expropiación, por cierto, nunca fue pagada, fue uno de los Centros de Compras, Servicios y Entretenimiento que «proyectamos y construimos con más cariño e ilusión. Pudimos hacerlo en muchos otros lugares pero escogimos La Candelaria por ser una zona popular, donde nos iniciamos empresarialmente levantando viviendas para familias de clase media», declara el director general de Sambil.
Asegura que cuidaron todos los detalles, «mejoramos el entorno urbano donde se construyó y quedó espectacular», asegura. Y va más allá, afirma que fue como un tributo de Constructora Sambil hacia esa zona. Por ello, explica Cohen, «su anuncio de expropiación fue un duro golpe para nosotros».
«Todavía no entendemos qué se consiguió con ello. Pero somos venezolanos y seguimos viviendo e invirtiendo en Venezuela, aunque, sin embargo, debo reconocer, que la intensidad de nuestras inversiones en Venezuela se desaceleraron producto de anuncio de expropiación del año 2008», concluye el directivo venezolano.
Las grandes fortunas en Madrid
Los Cohen son una de las familias más destacadas de Venezuela, divide su actividad entre hoteles, oficinas, centros comerciales y proyectos residenciales. Además de este nuevo ‘outlet’ en Madrid, la adinerada familia tiene previsto aumentar sus inversiones en Barcelona, Valencia, Bilbao y Sevilla.
Pero los Cohen no han sido los únicos que se han dejado seducir por Madrid, también Gustavo Cisneros, el presidente de Venevisión, comenzó a abandonar sus negocios en Venezuela para vivir a caballo entre Miami, Madrid y República Dominicana. El magnate nunca ha escondido su interés por poner su capital al servicio de diversos canales de televisión como La Sexta, Canal Sur o Telemadrid.
Y no hay que olvidar la inversión inmobiliaria de la compañía Derwick Associates, propiedad del venezolano Alejandro Betancourt, que compró la finca toledana de El Alamín, en Toledo, que era propiedad de Gerardo Díaz Ferrán. También cuentan con varias propiedades en el exclusivo Barrio de Salamanca y es inversor de la controvertida marca de gafas Hawkers con una aportación de 50 millones de euros.
La investidura de Rajoy y la llegada de Trump
Según Bloomberg, España se percibe como un modelo de estabilidad frente al país de Maduro, sobre todo tras la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y la promesa de seguir adelante con sus promesas de reducción de desempleo y un buen ritmo de crecimiento en la economía.
Otra de las razones por las cuales los venezolanos eligen Madrid, además del clima amable para los inversores del Gobierno regional, es el clima político que está viviendo EEUU tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Bien conocida es la pretensión proteccionista del republicano para con las empresas estadounidenses y el cobro de altos aranceles para las empresas extranjeras en suelo americano.