Por qué subirá la prima de riesgo en España y puede haber una crisis de la deuda en 2023
Las primas de riesgo de países como España o Italia progresarán sensiblemente al alza en 2023 como consecuencia de la intensa desaceleración del crecimiento económico, del hundimiento correspondiente de los ingresos públicos y de la persistencia de un gasto público elevado. Esa conjunción de factores podría desencadenar una crisis de la deuda a lo largo del año próximo.
La victoria de Giorgia Meloni, la candidata de la coalición de derechas en las elecciones italianas del 25 de septiembre, elevó las primas de riesgo del país y también de España. Allí se situó en 260 puntos básicos de diferencia respecto al precio del bono alemán. Aquí alcanzó los 124 puntos básicos. Luego éstas han bajado sensiblemente -en el entorno de los 240 y los 117 puntos, respectivamente- pero la impresión de los mercados es que seguirán siendo altas.
El economista José Luis Feito, analista del sector, explica que el nuevo gobierno de Roma no va a ser determinante en la evolución del coste de la deuda pública, entre otras cosas porque Meloni no para de insistir en que va a llevar a cabo una política económica ortodoxa y que, a tal efecto, elegirá el Consejo de Ministros más capacitado para evitar las suspicacias de Bruselas. El Banco Centra Europeo es de la misma opinión, y la presidenta del Ejecutivo, Ursula von der Leyen, advirtió de que estaría atenta a cualquier signo de desviacionismo político y presupuestario.
A pesar de todo, los inversores están convencidos de que las primas de riesgo amenazan con ir escalando posiciones por la evolución del déficit en los dos países, que ya están en unos de los niveles más altos de Europa. Según Feito, «Italia ha dedicado más del 4% del PIB a ayudas públicas, España otro tanto, pero el problema de 2023 es que el crecimiento económico se va a hundir y que los ingresos fiscales van a caer en picado sin que ya se vean favorecidos por el efecto de la inflación, que irá descendiendo poco a poco durante el ejercicio próximo disipando por completo el efecto estadístico en comparación con lo que está sucediendo en 2022».
En España, por ejemplo, los ingresos públicos están aumentando a un ritmo del 14% y los gastos al 8%, «pero en 2023, lo más probable es que la recaudación global crezca en torno al 5% mientras el gasto va a seguir presionando fuertemente al alza debido al compromiso de Sánchez de revalorizar las pensiones de acuerdo con la inflación media de este año -que se situará en los alrededores del 8%- y por la propuesta de subida de los salarios de los funcionarios». Estas circunstancias van a empujar hacia arriba el déficit público y será decisiva en el empeoramiento de la prima de riesgo de la deuda nacional. A todas estas tendencias hay que sumar el endurecimiento continuado de la política monetaria, con subidas progresivas de los tipos de interés que van a encarecer el coste de financiación de la deuda.
Según Feito, el año próximo, con la previsible caída de la inflación media y del crecimiento del PIB, y a pesar de la subida de impuestos a determinadas empresas, se producirá una desaceleración acusada del ritmo de avance de los ingresos públicos. Y por el lado del gasto público, su crecimiento este año debería ser inferior al de los ingresos públicos, si bien las ayudas establecidas para sobrellevar la crisis energética a productores y consumidores pueden, en algunos países, acercar e incluso igualar ambos ritmos de crecimiento.
Este es el caso de Italia, junto con Alemania uno de los países de la eurozona más dependientes del gas en general y del gas ruso en particular, donde el monto de estas ayudas alcanza el 4% del PIB. La situación de Italia es importante porque si continúa la guerra será el epicentro de la crisis de deuda en la eurozona.
De acuerdo con los inversores consultados, la situación será especialmente crítica el año próximo, cuando el avance del gasto público se acelerará, entre otras razones, por la mayor o menor indiciación de las pensiones y otras partidas de gasto público a la inflación de este 2022, por el endurecimiento de la política monetaria del BCE y el consiguiente incremento de los costes financieros que acarrea el servicio de la deuda pública, así como por la caída del PIB y del empleo. La dinámica de ralentización del avance de los ingresos públicos y aceleración del crecimiento del gasto público, sobre todo si se mantienen las ayudas energéticas instrumentadas este año, llevará a un aumento notable de los déficit públicos y de la deuda pública de todos los países de la eurozona en los próximos meses.
Todo esto apunta de manera crítica a Italia, aunque también afectará de manera preocupante a otros países, entre ellos España, cuya prima de riesgo supera ya la de Portugal y es la tercera más elevada de la eurozona. Según Feito, si persiste la guerra «se desencadenará una crisis de deuda soberana en la eurozona, entendiendo por tal una situación en la cual los agentes privados exigen rendimientos muy superiores a los actuales para no vender o para renovar parte de sus tenencias de deuda pública y privada de Italia y, por contagio, de las de otros países con elevada deuda y déficit públicos como España. La consecuencia obvia será una subida intensa de los tipos de interés y de las primas de riesgo de estos países».