Preocupación en Bruselas: así incumplirían el déficit todos los partidos tras el 20D
Tanto Sánchez como Rivera o Iglesias tienen una cosa en común entre sus planes: no continuar la senda marcada actualmente con las autoridades europeas. Los presupuestos que ha presentado, por su parte, Rajoy no convencen a la Comisión que considera que no cumplirían el objetivo de déficit establecido junto a países como Austria, Italia y Lituania.
Sea quien sea el nuevo jefe del Ejecutivo español deberá revisar los presupuestos para 2016. Podemos es sin duda el partido más rupturista: es el que promete mayor gasto público, se compromete a subir impuestos, pero no sería suficiente para cumplir con Bruselas. Confían en, contra lo que no consiguió Syriza, acordar una gran prolongación de los plazos ya establecidos.
Ciudadanos y PSOE optan por potenciar la lucha contra el fraude para hacer frente a partidas de gasto algo menos cuantiosas. Los primeros prometen rebajas de impuestos, los segundos no.
Los populares confían en que sí se llegará al objetivo marcado y el crecimiento dará margen a medidas más conservadoras en cuanto a fiscalidad y prestaciones. Pero a pesar de que cada vez que un ministro llega a Bruselas asegura contra viento y marea que se cumplirá, los expertos comunitarios consideran que no será así. Las condiciones técnicas para una prórroga no se dan por lo que, en caso de incumplir, solo cabría esperar que como sucede con Francia se mire para otro lado.
Resumen de las principales medidas de gasto y sus hipotéticas contrapartidas
A pesar de que la Comisión apunta a que tal como están las cosas no se cumpliría el objetivo, el ministro De Guindos este martes decía en Bruselas que “sería un error pedir una nueva prórroga”.
Además desde la Unión se considera que quedan muchos deberes por hacer. Hay que trabajar en la legislación laboral, acelerar las reformas de los servicios profesionales y la “sobrerregulación” de las autonomías en favor de la unidad de mercado, la privatización de Bankia y BMN o revertir las pérdidas de la Sareb, el banco malo de activos tóxicos.