El Gobierno dispara antes de la crisis del coronavirus un 81% la recaudación por multas, sanciones y recargos

El Gobierno puso en marcha la máquina de recaudar mediante multas, sanciones, recargos e intereses, tanto tributarios como no tributarios, antes de que estallara en marzo la crisis del coronavirus. El Ejecutivo -que según diversas informaciones ya sabía meses antes de la declaración del estado de alarma y de la polémica manifestación del 8-M la crisis sanitaria que se avecinaba- disparó un 81% la recaudación neta mediante «recargos, intereses, sanciones y multas» a los ciudadanos.

En total, en lo que va de año ya ha ingresado 169 millones por esta vía sancionadora (118.376 millones por sanciones o multas puestas a los españoles hasta 2019 y 50.677 en los dos primeros meses de 2020). El ejercicio pasado Hacienda ingreso por esta vía apenas 93,17 millones. Es decir, que se ha disparado un 81,4% la recaudación del Estado a través de esta partida que mide la política sancionadora del Estado.

Los recargos, sanciones, multas e intereses tributarios son los que más han crecido: concretamente un 96,1% en términos relativos, lo que indica que los inspectores se han puesto a trabajar con ahínco en el arranque de este año que, sin duda, quedará marcado por la crisis sanitaria, que podría sumir a la economía española en una crisis no vista desde la Guerra Civil. El aumento de los recargos o sanciones no tributarias también creció un 39,3%.

Y, a tenor de las cifras que figuran en las cifras de ejecución presupuestaria del Ministerio de Hacienda, parece que esta tendencia no va a parar en los próximos meses. Sólo en lo que va de 2020 hay «derechos reconocidos netos» (dinero que se ha cobrado o que se pretende cobrar) por «recargos, sanciones, multas e intereses» que ascienden a 400,5 millones de euros, un 15,1% más que un año antes, en el que esta cifra era de 348,11 millones.

Aunque las previsiones de ingresos de esta partida son las mismas que en los últimos años (1.406 millones de euros), ya que los Presupuestos Generales del Estado están prorrogados desde que los elaboró el exministro Cristóbal Montoro en 2018, todo parece indicar que el Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto la maquinaria recaudatoria a pleno gas tras las preocupantes cifras de déficit de 2019.

En el ámbito laboral ya fue, por ejemplo, la ministra Yolanda Díaz la que afirmó que revisarían uno a uno los ERTE por fuerza mayor y por causas económicas u organizativas para que, en el caso de que hubiera una irregularidad o papel erróneo, las empresas devolvieran «hasta el último céntimo de euro». A esto se suma que la presidenta de la Asociación de Inspectores de Hacienda reconocía este miso lunes que la Agencia Tributaria pondrá en marcha «toda su capacidad» para vigilar a los contribuyentes tras la crisis del coronavirus, en un momento en el que miles de empresas se están planteando seriamente que tendrán que echar el cierre si no llegan ayudas gubernamentales y por los graves problemas de liquidez que afrontan.

La recaudación de las multas por incumplir el estado de alarma

En tiempos de coronavirus, otra vía de ingresos mediante multas que se ha abierto el Ejecutivo procederá de las centenares de miles de sanciones por incumplir las obligaciones del estado de alarma.

Si la propuesta más baja de sanción es la que se generaliza (de 600 euros) y se han impuesto ya casi 700.000 sanciones en todo el país, haciendo números se podría estimar que (tirando por lo bajo) en menos de dos meses el Estado podría ingresar por este método más de 400 millones de euros. Eso sí, el Fisco tendrá que esperar a ver cuál será la cuantía final de las multas y si hay una oleada de recursos a la justicia, que puede mermar la recaudación.

Este año, en cambio, las multas de tráfico (que se computan en las cuentas de la Dirección General de Tráfico, y que en 2019 ingresaron en las arcas públicas 182,06 millones de euros sólo por el exceso de velocidad captado por radares fijos y de tramo) podrían peligrar: disminuirán previsiblemente porque el tráfico en el país se ha desplomado y no remontará demasiado si hay una recesión como la que vaticinan ya los principales organismos internacionales y servicios de estudios.