Empleo

La formación dentro de la empresa, una condición para la retención del talento

Cada vez resulta más frecuente que las empresas ofrezcan la formación como parte de la propuesta de valor para los empleados frente a la desmotivación y el riesgo de renuncia

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Un grupo de trabajo en una empresa. (Foto: GETTY/ISTOCK)

Profesionales y empresas parecen estar de acuerdo en la necesidad de la formación continua, aunque difieren sobre la percepción que cada uno tiene de ella. Lo que sí parece clara es la necesidad de adaptación permanente a las exigencias de un mercado laboral en continuo cambio, especialmente en áreas digitales y tecnológicas, y la competencia por el talento. La formación puede ser un buen reclamo para mimar y retener a los profesionales que, en caso de encontrarla fuera y costearla de su bolsillo, tienen más posibilidades de querer buscar nuevas oportunidades en otras compañías.

Uno de cada cuatro profesionales confirma que cuenta con un plan de desarrollo personal en el trabajo que incluye formación. Seis de cada diez afirman que invierten dinero en su propia formación y que lo hacen de forma voluntaria. La mitad considera “extremadamente importante” el aprendizaje continuo, y ocho de cada diez se muestra muy abierto a aprender nuevas habilidades, aunque menos de la mitad de las empresas creen que sus trabajadores están realmente dispuestos a ello, de acuerdo con los datos que se desprenden de la encuesta Learning Mindset Report 2022, elaborada por la consultora HAYS.

Tanto empresas como profesionales se declaran los mayores responsables de su formación. Sin embargo, ante la percepción de que la formación recibida durante la jornada laboral resulta insuficiente, una gran mayoría de empleados invierte en la mejora de sus competencias durante su tiempo libre. Y aunque casi dos tercios (65%) de las empresas también afirman que fomentan el estudio durante las horas de trabajo de forma habitual, menos de la mitad (46%) de los profesionales cree que realmente se hace.

Avanzar en su carrera profesional con un ascenso dentro de su empresa o aspirar a ello en otra compañía son los principales motivos que llevan a que un 84% de los empleados declaren tener la intención de formarse en este 2023, según otra reciente encuesta de HAYS. “Los profesionales buscan formarse por varios motivos, pero los principales son dos: aumentar su valor profesional y poder acceder a posiciones con más responsabilidad, proyección y/o más salario”, afirma Mario Vázquez, Manager Perm Recruitment Services de esta consultora, quien precisa que “otro motivo es que en determinadas profesiones son necesarias certificaciones técnicas, nuevas tecnologías que emergen dentro de la carrera profesional e incluso nuevas normativas legales como, por ejemplo, los planes de igualdad que demandan de la formación específica por parte de los profesionales de recursos humanos”.

El perfil de los trabajadores que buscan formación se podría dividir en tres grupos. Por un lado, los “júnior” que todavía tienen que decidir por dónde orientar su carrera y que completan su formación técnica o de grado con estudios complementarios. En segundo lugar, los profesionales consolidados que desean estar al día en su área y exploran acciones formativas para seguir actualizados y optar a promociones. En tercer lugar, y de forma independiente al rango de edad, estarían quienes buscan reorientar su carrera. “Se puede tratar de un gran cambio o de una especialización y reorientación dentro del mismo sector en el que trabajan”, precisa el responsable de HAYS, quien apunta que, de forma transversal para los tres grupos, la formación en idiomas suele ser altamente demandada.

El número de horas semanales variará en función de la profesión, el sector, la situación laboral y personal de los profesionales, más sometidos a la necesidad de formación en las áreas tecnológicas, cuya rápida evolución exige una actualización constante de los conocimientos. “Actualmente los más demandados son los relacionados con las nuevas tecnologías y la digitalización, así como todo lo referente a los idiomas”, explica Mario Vázquez, aunque últimamente también han adquirido protagonismo las llamadas “soft skills”, que se refieren por ejemplo a competencias relacionadas con el liderazgo, la gestión de la marca personal o las técnicas comerciales y de ventas, entre otras.

Cada vez resulta más frecuente que las empresas ofrezcan la formación como parte de la propuesta de valor para el empleado, de manera que esta faceta se convierte en una estrategia de atracción y retención de talento, un “win-win” entre empleados y organización. Para los trabajadores, recuerdan desde HAYS, “el hecho de recibir formación por parte de la empresa influencia muy positivamente la percepción sobre su labor, además de reforzar su confianza y motivación hacia la compañía”. Por el contrario, la ausencia de planes ha demostrado tener correlación con la desmotivación y la sensación de estancamiento.

Aunque en las fases iniciales de la carrera son los profesionales quienes suelen complementar su formación por medios propios, en etapas más maduras suelen ampliar sus conocimientos y habilidades gracias a los planes de carrera de las empresas. Ahora bien, cuando un profesional costea su formación es más probable que lo haga para cambiar de empresa. “Dado que normalmente un empleado que se forma espera poder aplicar sus nuevos aprendizajes, si la empresa no se alinea con sus expectativas es probable que busque alternativas para poder explotar sus nuevas habilidades”.

¿Dentro o fuera del horario laboral?

Otro debate abierto reside en si la formación debe entrar dentro o fuera del horario laboral. “Una fórmula que se está imponiendo es compartir por ambas partes horario. Por ejemplo, si son cuatro horas de formación a la semana, dos en horario laboral y dos en personal”, señala Vázquez, si bien depende de los sectores y de la formación recibida. “Si la empresa es la que diseña los planes formativos y se aplica sobre el puesto de trabajo, suele ser 100% en horario laboral”, prosigue, aunque que “en algunos sectores como los tecnológicos y técnicos, por la alta demanda de perfiles es impensable ocupar tiempo personal con la formación”.

Christian Erquicia Degnan, responsable de la empresa de aprendizaje MobieTrain en España, coincide en que un curso implementado por la propia empresa “debería definitivamente entrar dentro del horario laboral, ya que corresponde a una apuesta de la compañía por el desarrollo profesional del empleado”, y se muestra convencido de que esta formación debería darse de manera continua y no ocupar más de 15 o 20 minutos al día para no copar demasiado tiempo.

En los casos en los que se imparte fuera de horario, pero sigue siendo una iniciativa de la empresa, “la mejor forma de hacer seguimiento de la evolución de los profesionales es apostar por una formación digital, que recoge toda la información en un dashboard”, añade, y eso aportará datos que permitirán supervisar el uso y la adopción de las plataformas y apoyar a los empleados con cualquier duda que le pueda surgir.

Más inversión en 2023

El estudio 2022 Corporate Learning Benchmark, elaborado por MobieTrain entre 300 compañías europeas, revela la intención de nueve de cada diez de ellas de mantener o incluso aumentar su inversión en la formación de sus empleados en este 2023, ya que lo consideran una parte fundamental para potenciar su motivación y compromiso con la empresa. Cuatro de cada diez empresas españolas consultadas asegura incluso que este presupuesto aumentará considerablemente en este año.

“Actualmente las compañías que invierten son aquellas que tienen como foco principal sembrar una cultura de bienestar dentro de su plantilla, un objetivo que se ha puesto en auge a raíz de fenómenos masivos como la “Gran Renuncia” y conceptos como el ‘quiet quitting’ (dimisión silenciosa)”, recuerda Christian Erquicia Degnan, quien añade que “otro perfil que también nos encontramos mucho son empresas que quieren ofrecer una experiencia del cliente óptima, es decir, contagiar a sus empleados de los valores y la cultura de la compañía para que puedan transmitirlo a través de los diferentes servicios y productos que ofrecen”.

Contar con un programa de formación ofrece numerosos beneficios tanto para los empleados como para la propia empresa, en la medida en que “el profesional puede aumentar sus oportunidades de crecimiento laboral dentro de la compañía e impulsar su autoestima”, valora el responsable de MobieTrain, y de que “ese conocimiento afecta directamente a la motivación del empleado, que lo percibe como una apuesta de la empresa por su desarrollo profesional y se siente más valorado y cuidado”.

De hecho, los criterios que rigen la búsqueda de empleo entre los jóvenes ya no se centran solo en condiciones como el rango salarial o el tipo de tareas que tendrán que asumir, sino que también prestan atención a otros aspectos. “Por ejemplo, ahora los millennial buscan una empresa flexible, que tenga como prioridad el bienestar de los empleados y que participe activamente en la formación y desarrollo de cada profesional”, advierte Erquicia.

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