Evergrande, el gigante chino con inminentes vencimientos de su millonaria deuda
Evergrande, el gigante inmobiliario chino cuyo mal estado de salud ha provocado acentuadas caídas en los mercados de renta variable de todo el mundo, ha despertado miedos y fantasmas que no se veían desde la caída de Lehman Brothers. Su deuda suma más de 300.000 millones de dólares y este mismo jueves tiene que pagar intereses por 84 millones y la semana que viene otros 47,5 millones.
Algunos analistas ya están alertando de «consecuencias sistémicas si el Gobierno chino lo permite» y las dudas sobre las posibilidades de afrontar su deuda recorren los mercados y muchas decisiones de los inversores.
Bloomberg estima que no podrá cumplir con sus obligaciones de deuda, el Financial Times informó de que las autoridades locales ya se han negado a rescatar a la empresa. El redactor jefe del “Global Times”, medio estatal chino, opinó que el gobierno central no debería intervenir y dejar que los prestamistas se ocupen de la situación, que ha sido interpretada en el mercado como una indicación de que Pekín no va a salir al rescate.
Según el diario económico Caixin, la empresa debe más de 800.000 millones de yuanes (127.500 millones de dólares, 105.000 millones de euros), a devolver en los próximos doce meses, pero su liquidez actual asciende a un 10% de ese importe.
En ese medio se indicó que a finales de junio Evergrande contaba con una deuda de 2.000 billones de yuanes (unos 309.000 millones dólares o 263.600 millones de euros), «además de una cantidad de deuda desconocida que no está en las cuentas».
«Muchas instituciones creen -apuntó Caixin- que el gigante inmobiliario está al borde de una reestructuración de deuda o incluso de una bancarrota».
Así las cosas, «durante los últimos dos meses, cientos de personas se han estado reuniendo en el Zhouye Houhai Center de Shenzhen, del que la sede de Evergrande ocupa veinte plantas».
La versión de Caixin coincide con las imágenes que se han difundido por las redes sociales: gente con pancartas reclamando devoluciones de préstamos vencidos y de productos financieros.
Lehman Brothers chino
Diego Fernández Elices, director general de Inversiones de A&G Banca Privada, considera que «no se trata de un evento sistémico, del tipo Lehman Brothers» y recuerda que «el sector inmobiliario es diferente a la banca, China es diferente a Estados Unidos y Evergrande no es representativa en un sector, que además está muy fragmentado».
A diferencia de Lehman y otras crisis, ésta «ha sido inducida principalmente por las medidas reguladoras del gobierno introducidas en agosto de 2020. La emergencia ha sido en parte intencionada por parte de Pekín para evitar la burbuja en el sector inmobiliario, que es una de sus principales preocupaciones», señala.
«Pekín podría haber exagerado, pero los inversores deben entender que la mayor parte de lo que está ocurriendo en China es el resultado previsto por Pekín».
Por estos motivos, desde A&G Banca Privada se indica que «cabe esperar un mal desenlace para la compañía, pero no para todo el sector, el país, la región o incluso, las bolsas globales» y se recuerda que «la posible burbuja del mercado inmobiliario era ya una de las preocupaciones principales del gobierno chino y Evergrande, ha violado todas las indicaciones del partido».
Ante esta situación y los miedos despertados en muchos pasillos del mundo inversor internacional, «el gobierno tiene procesos probados para gestionar una reestructuración de un negocio así, con la capacidad de continuar operando los activos durante el posible proceso de reestructuración para limitar el contagio en el mercado inmobiliario físico».
De hecho, el gobierno chino está centrado en manejar los riesgos y ya se han visto primeras reacciones, relajando las cuotas de las hipotecas. El IBI podría ser demorado y existen muchas otras opciones para evitar la crisis del sector.
Desde el banco británico Barclays consideraron que «un posible impago de Evergrande podría traducirse en un lastre en el sector inmobiliario», aunque se apresuraron a añadir que «está lejos de ser el ‘momento Lehman’ de China», en referencia a Lehman Brothers, la entidad estadounidense cuya quiebra llevó a la crisis financiera de 2008.
En un informe publicado este lunes, el banco británico desglosó cómo, a la vista de las cifras del sistema bancario chino, «es difícil argumentar que las perdidas de préstamos de Evergrande supongan un riesgo sistémico al sector bancario».
«En una situación límite, incluso si los mercados de capital se cerraran a todas las empresas inmobiliarias chinas, los reguladores podrían hacer que los bancos les prestaran a esas compañías, manteniéndolas a flote y ganando tiempo para buscar una salida», recogió el documento.
Asimismo, desde Barclays apostillaron que los efectos de los posibles impagos de Evergrande se notarían sobre el crecimiento.
El economista jefe de la firma de inversión francesa AXA Investment Managers, Gilles Moëc, opinó que «la corrección de los excesos en el sector inmobiliario solo tendrá consecuencias sistémicas si el Gobierno chino lo permite».
“Lidiar con el riesgo moral en tiempos de debilidad cíclica es un arte delicado. Si bien Pekín parece estar lista para enviar una “señal de advertencia” a otros actores apalancados en el sector inmobiliario».
Desde AXA Investment Managers se sospecha que «las autoridades también están interesadas en evitar el contagio sistémico, especialmente porque la economía en su conjunto se está debilitando. Más allá del destino individual de Evergrande, el gobierno chino controla directamente más palancas que sus contrapartes occidentales, especialmente a través del sector bancario».
«En pocas palabras, la corrección de los excesos en el sector inmobiliario tendrá consecuencias sistémicas solo si el gobierno chino lo permite. Todo esto sería consistente con un cambio hacia una postura de política monetaria acomodaticia y algún aplazamiento en los próximos pasos del impulso regulatorio”.
A pesar de este «limitado» riesgo, cerca de 130 bancos y más de 120 instituciones no financieras son acreedores de este gigante, la segunda inmobiliaria más grande de China. La mayoría de los «afectados» son inversores chinos, ya que de los 300.000 millones adeudados, sólo 19.000 millones son de inversión extranjera.