Begoña Gómez registró la marca del software de la Complutense en un piso pagado por las saunas prostíbulos
La esposa de Sánchez creó una empresa, una marca y una web con el nombre del software que pagó la Complutense

Begoña Gómez registró la marca del software para empresas pagado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en un piso familiar ubicado en Pozuelo de Alarcón, cuya propiedad está vinculada al negocio de saunas con servicios de prostitución que dirigió su padre durante décadas. El programa, inicialmente creado por grandes empresas tecnológicas a coste cero para la Cátedra de Transformación Social Competitiva que Begoña Gómez codirige, se ofrecía desde una empresa privada cuyo domicilio social no está relacionado con la UCM.
El 10 de octubre de 2022, Begoña Gómez abonó una tasa de 127,88 euros para registrar en la Oficina Española de Patentes y Marcas la denominación comercial «TSC Plataforma de Medición de Impacto Social y Medioambiental». La solicitud utilizó como domicilio particular un piso en Pozuelo de Alarcón, donde residió el matrimonio hasta su traslado a La Moncloa. Dicho inmueble fue adquirido gracias a los beneficios del negocio familiar de saunas gestionado por su padre, el ya fallecido Sabiniano Gómez.
El software desarrollado gratuitamente por las multinacionales fue concebido para ayudar a las pymes la medición de sus objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y mejorar su impacto social y medioambiental. No obstante, en septiembre de 2023, las tres empresas cesaron su colaboración ante posibles conflictos de interés derivados de su vinculación con la esposa del presidente.
Desde entonces, la Universidad Complutense sacó a concurso público la financiación de la última fase del proyecto, adjudicada a Deloitte Consulting SLU por 60.500 euros públicos, según los documentos oficiales.
Ya el 21 de noviembre de 2023, Begoña Gómez constituyó su empresa privada con ánimo de lucro Transforma TSC SL con el objetivo social precisamente de «impulsar y promover la estrategia de transformación social competitiva integrando los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en las organizaciones».
Begoña Gómez controla el 100% de las participaciones y figura como administradora única desde el 1 de diciembre de ese mismo año. El domicilio social se encuentra en la calle Serrano Anguita de Madrid, un edificio de oficinas sin relación conocida con la Complutense y ligado al negocio de los espacios de coworking.
Pese a que la web oficial del software (www.transformatsc.org) afirmaba que su uso es gratuito y «puede ser utilizada por cualquier empresa que quiera transitar el camino hacia la sostenibilidad», no aclara por qué la herramienta se ofrece a través de una empresa privada en lugar de una fundación o asociación sin ánimo de lucro, especialmente teniendo en cuenta que el desarrollo inicial fue financiado con fondos públicos de la UCM. Todo apunta a que Begoña Gómez con el tiempo sí quería cobrar por el uso de la web o usar esa plataforma como trampolín para cobrar servicios de consultoría sobre sostenibilidad a compañías públicas y privadas.
El negocio de las saunas
El vínculo entre el domicilio particular usado para registrar la marca y el entramado familiar de Begoña Gómez se conecta por informaciones de OKDIARIO. Dos viviendas en Pozuelo de Alarcón, incluidas cerca de la calle Tramontana donde residió el matrimonio, fueron compradas por Sabiniano Gómez cuyos ingresos procedían de los grandes beneficios obtenidos por la mercantil San Bernardo 36 SL, empresa familiar que gestionó la red de saunas durante más de dos décadas.
La casa de calle Tramontana pasó a ser de Begoña Gómez después del fallecimiento de su madre y tras su herencia. El piso está valorado actualmente en casi 800.000 euros y fue la casa de la familia Sánchez Gómez hasta su llegada a La Moncloa. Previamente habían vivido en otro inmueble en Pozuelo, comprado también en 1997 por Sabiniano Gómez igualmente con dinero procedente de su negocio de saunas.
Aunque las multinacionales Indra, Telefónica y Google crearon el software como una colaboración «sin ánimo de lucro» para la Complutense, la propiedad intelectual del programa ha generado polémica y se está estudiando en el juzgado de Juan Carlos Peiando.
Fuentes oficiales señalaron que al contar con financiación de la Universidad y desarrollarse en sus instalaciones, el software pertenece al citado centro educativo. Sin embargo, el registro de la marca, la web y la gestión del software están centralizados en una sociedad privada, sin participación oficial de la Complutense, lo que ha encendido todas las alarmas por posible apropiación indebida.
La web del proyecto asegura que «tanto la Universidad Complutense de Madrid como el resto de sus colaboradores llevan a cabo su gestión sin ningún ánimo de lucro». No obstante, la coincidencia el nombre software pagado por la Complutense con la SL, la marca y la web registrada a nombre de Begoña Gómez alimenta las sospechas.
En un escenario donde la sostenibilidad empresarial y el respeto por los Derechos Humanos se vuelve clave para el futuro, tal como defendía Begoña Gómez, el modus operandi de esta plataforma apuntaba a lo contrario. A caballo entre la supuesta filantropía y el beneficio particular, una de las primeras decisiones fue usar como dirección una propiedad manchada por el dinero de la prostitución.