Los españoles ante la subida del precio del aceite de oliva: «Es una pena que hablemos de Rubiales»
OKDIARIO sale a la calle para preguntar a los españoles, ¿qué les parece que se hable más del beso de Luis Rubiales que de la subida del precio de la cesta de la compra o del aceite de oliva? Los ciudadanos consideran que «es una pena» y que «son maniobras políticas para entretener a la gente».
Sin embargo, los españoles muestran su preocupación por el aumento del precio del aceite de oliva, en particular, y de la cesta de la compra en general. «He pasado de hacer una compra semanal de 150 euros con carne y pescado, a tener que gastar entre 300 y 400 euros semanales, porque se ha triplicado el precio».
Respecto al precio del aceite de oliva, un ciudadano asegura: «Noto mucho la subida, el precio del litro antes estaba en unos tres euros y ha subido a casi diez euros». Además, puntualiza que «todavía podemos permitirnos el aceite de oliva aunque sea más caro, pero ya miro más el precio y en lugar de comprar garrafas grandes, compro botellas».
El precio del aceite sube por la sequía
El precio de venta al público del aceite de oliva, que ronda los diez euros por litro, seguirá subiendo durante los próximos meses ante las malas previsiones de la actual campaña, que se deben a la ausencia de precipitaciones y al aumento imparable de los costes ineludibles para su producción y consumo. Según los datos que maneja la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), las expectativas indican que se producirán alrededor de 770.000 toneladas de aceite de oliva este año, poco más de la mitad de lo que sucedería en una anualidad normal en precipitaciones. Y lo peor es que la cosecha del actual ejercicio se suma a un 2022 pésimo, cuando se recolectaron apenas 652.000 toneladas.
Al problema ocasionado por la sequía, que se prolonga por dos años consecutivos, hay que añadir el aumento de los costes ineludibles para la producción. El presidente de Asaja, Pedro Barato, cita el incremento de la energía, del agua, el alza imparable del gasóleo, el precio de la maquinaria -que está igualmente elevándose-, así como el impacto de la mano de obra en la cuenta de resultados de las compañías. «La elevación del salario mínimo en un 42% en los últimos años está teniendo un impacto brutal. Estoy en favor de mejorar la situación económica de las familias, pero el ritmo al que han crecido los salarios obliga a elevar los precios de venta al público del aceite, y del conjunto de los productos de alimentación, a fin de asegurar una cierta rentabilidad a las empresas», apunta Barato.