España se queda sola en la carrera por la tasa Google

Francisco Coll Morales es economista y analista del think tank Civismo.

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Riesgos como el Brexit o la guerra comercial han estado sacudiendo a las economías durante todo el ejercicio pasado (2019). La anomalía se apoderó de los mercados globales, provocando un brusco ajuste en los mercados y, por ende, en las exportaciones e importaciones.

La disputa comercial entre las dos principales economías del mundo, en un escenario excesivamente proteccionista, estaba provocando fuertes caídas en el sector exterior de diversas economías, como Alemania, debido a la exposición de estas al comercio global. El Brexit, con menor impacto en la coyuntura global, estaba sacudiendo duramente a la economía europea.

Sin embargo, en las últimas semanas, el tono de Trump hacia China, la exclusión del gigante asiático de la lista de países “manipuladores de divisa” tras la revalorización del Yuan, así como la negociación de las primeras fases del acuerdo comercial -en un contexto en el que ya se descarta un Brexit duro- ha provocado que esos riesgos que tanto amenazaban al crecimiento económico se vayan disipando gradualmente. Una situación que provoca cierto optimismo en el FMI.

A priori, Donald Trump y Emmanuel Macron han logrado una tregua comercial sobre la Tasa Google, uno de los principales escollos. En los últimos meses el país galo despertó su interés de aplicar un impuesto a las gigantes tecnológicas como Google, Amazon, Facebook, entre otras. Una tasa que permitiría al país gravar y generar una mayor carga impositiva a unas gigantes tecnológicas que, en base a los criterios escogidos, no aportaban lo que realmente debían.

Una Tasa Google que también quiere aprobar el Gobierno español, sumándose a la iniciativa francesa, pionera además de aplicar impuestos a estas compañías. La OCDE ha pedido rigor y cautela, ya que los riesgos de aplicar esta tasa en solitario podrían despertar un conflicto entre los distintos países interesados. El enfrentamiento podría derivar en más tensiones geopolíticas y comerciales.

Y justo es lo que ocurrió. Tras los movimientos del presidente francés, la reacción de Donald Trump fue la de aplicar una mayor carga arancelaria a los productos de origen francés. Como respuesta a la mayor carga fiscal a los gigantes tecnológicos el presidente norteamericano propuso aplicar aranceles adicionales del 100% a los productos de origen francés. Unos aranceles que provocaban una gran pérdida de competitividad para las empresas francesas con intereses en Estados Unidos.

A su vez, como hemos podido observar, Google también estaba planteando el sacar toda la propiedad intelectual de Europa y llevársela de vuelta a Estados Unidos, con lo que el escenario se ponía difícil para el mandatario francés.

Finalmente la reunión se saldó con la negativa a aplicar, al menos de momento, la Tasa Google en Francia, algo que el presidente de los Estados Unidos ha calificado como “excelente». Francia espera negociar con Estados Unidos un acuerdo que no solo evite la aplicación de aranceles a productos franceses, sino una guerra comercial con la mayor economía del mundo.

Ahora queda esperar a España, pues de aplicar la Tasa Google en solitario, toda la furia de Estados Unidos, así como la máquina de imponer aranceles del presidente de los Estados Unidos podría recaer sobre las empresas españolas. Esperemos que, ante ello, Sánchez muestre, como poco, la misma cautela que su homólogo francés.

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