Los empresarios cierran filas con Ferrovial frente al ataque del Gobierno: «Ojalá hubiera más Del Pino»
Tras la avalancha de ataques a Ferrovial desde el Gobierno por su decisión de trasladar su sede a los Países Bajos, este viernes varios representantes empresariales y el propio Alberto Núñez Feijóo han salido a la palestra con una postura unánime: defender a la compañía y achacar su salida de España a las políticas contrarias al mercado y a las empresas de Pedro Sánchez, quien ha vuelto a la carga también esta mañana con una nueva ocurrencia: «La patria no es sólo hacer patrimonio».
La principal reacción ha venido del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, quien ha calificado de «increíble, absurda y peligrosa» la reacción del Gobierno al anuncio de Ferrovial, y ha avisado al presidente del Gobierno de que señalar, con nombres y apellidos, a Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, genera «desconfianza» entre los inversores.
Garamendi ha ligado estos ataques con los que ha emprendido el Ejecutivo contra otras figuras del mundo empresarial, como Juan Roig o Amancio Ortega. A su juicio, los empresarios «son la solución, no el problema», y ha insistido en que reacciones como las de Pedro Sánchez a la marcha de Ferrovial suponen un «mensaje muy malo en España y a los inversores extranjeros». «Ojalá en España hubiera más Rafaeles del Pino, padre e hijo», ha concluido.
El presidente de Foment del Treball (la patronal catalana), Josep Sànchez Llibre, también ha pedido este viernes «respeto» para Ferrovial. En su opinión, no hay que darle más importancia» a la decisión de este grupo constructor, que ha enmarcado en la «naturalidad» de la actividad empresarial. Ahora bien, ha pedido «una reflexión» al Ejecutivo y que se plantee «qué debería hacer para evitar que estas decisiones se repitan en el futuro».
En esa línea se ha pronunciado también el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que considera que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido «más hoolingan que nadie» por dedicarse a «insultar» a Ferrovial y su presidente, Rafael del Pino, contribuyendo a «incendiar el problema» en vez de «solucionarlo». A su entender, lo que hay que hacer es sentarse y trabajar para que los accionistas de esta compañía «tengan elementos para valorar no tomar esta decisión» de trasladar su sede social a los Países Bajos.
Nuevos ataques
Pero el Gobierno no ceja en sus constantes ataques. Sánchez ha salido con la ocurrencia de que “la patria no solo es hacer patrimonio». «Es ser solidario, arrimar el hombro y ayudar cuando tu país lo necesita», ha añadido, culpando a la empresa de hacer este movimiento para evitar el pago de impuestos y olvidando la inseguridad jurídica y la persecución del Ejecutivo de coalición contra las empresas.
No ha sido el único. Este viernes han vuelto a hablar Raquel Sánchez, ministra de Transportes y Agenda Urbana, quien asegura que Ferrovial demuestra «el poco compromiso social de aquellos que muchas veces se señalan como patriotas»; o María Jesús Montero, titular de Hacienda, que ha trasladado al propio Del Pino que lamenta su decisión «después de cómo España había tratado a Ferrovial durante toda la democracia», después de «la globalidad de contratos que ha tenido, de la mano de la obra pública y de otras inversiones de carácter privado».
Asimismo, ha aprovechado la oportunidad para tener su minuto de gloria Pepe Álvarez, secretario general de UGT, quien ha calificado el traslado de sede de «bofetada en la cara a todos los españoles», y ha añadido que Ferrovial es una «empresa morosa, que paga mal y que se ha llevado por delante algún negocio autónomo». Podemos tampoco ha dejado pasar la ocasión para pedir una ley que obligue a Ferrovial a devolver las ayudas que según ellos ha recibido del Estado.