Nuevo mapa energético europeo

EEUU será la gran alternativa al gas ruso en los próximos años y subirá la factura energética de Europa

eeuu precios gas
Buque metanero.

La presidenta de la Comisión EuropeaUrsula von der Leyen, propuso esta semana un embargo a la importación de carbón de Rusia en el marco del nuevo paquete de sanciones por los crímenes cometidos por el ejército de Vladimir Putin en la ciudad ucraniana de Bucha, y, pese a las divisiones entre los Veintisiete a la hora de imponer vetos al gas y petróleo rusos, ya planea un escenario en el que Europa recurrirá a los metaneros procedentes del otro lado del Atlántico para calentarse.

El objetivo inmediato es rellenar los almacenes de gas todo lo que sea posible antes de que llegue el próximo invierno, lo cual no será una tarea sencilla y llevará aparejada una reducción de la demanda anual de entre el 10% y el 15% en caso de que Europa deje de recibir gas ruso, según cálculos del instituto de análisis económico Bruegel, con sede en Bruselas. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía ya prevé una menor demanda de gas para este año respecto a 2021, cuando el consumo de la Unión Europea se cubrió en un 90% con importaciones, de las cuales Rusia representó el 45%.

Por ello, ante la imposibilidad de sustituir de golpe la oferta de Rusia al 100%, entre otras cosas porque tampoco cuenta Europa con suficientes plantas de regasificación para procesar el gas transportado por mar desde países alternativos, en el corto plazo no habrá otra que destruir la demanda, «ya sea por racionamiento o por subidas de precios», al tiempo que países como Estados Unidos, Noruega, Azerbaiyán, Catar, Australia, Argelia y otros de África Occidental podrían elevar el suministro de gas, explica Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano. Pero en cualquier caso, «el tiempo será demasiado corto para respuestas perfectas», advierte Bruegel.

Una vez que en los próximos cinco años se vayan construyendo en Europa más infraestructuras para transformar el Gas Natural Licuado (GNL) que traigan los metaneros en gas natural, todo apunta a que Estados Unidos será el principal proveedor de esta materia prima para Europa -aunque otros países también completarán la oferta-.

Ya lo es para España. Estados Unidos reforzó en marzo su posición como principal exportador de gas natural al país con el 43,3% del total del consumo de esta materia prima, según datos del último Boletín Estadístico de Enagás.

La perspectiva es que Estados Unidos se convertirá a finales de 2022 en el primer exportador de GNL del mundo y en el de mayor capacidad. Ahora cuenta con unos 100 millones de toneladas de capacidad exportadora y está construyendo otros 20 millones, que se espera que estén operativos en 2025, de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank con sede en Washington.

El año pasado, incrementó sus entregas de GNL en 340 tervatios-hora, de lejos el mayor aumento entre los grandes exportadores. Europa ha sido una beneficiaria destacada del papel cada vez mayor de Estados Unidos en el mercado de esta materia prima, al recibir el 23% de sus exportaciones. Los volúmenes han pasado desde cero en 2016 a 232 teravatios-hora en 2021. Esa tendencia se ha acelerado en 2022 y en enero a la UE llegó el 37% del total de las exportaciones de GNL estadounidense ese mes, lo que supuso el 44% de las importaciones del bloque de este combustible.

Plan de eficiencia energética

Eso hace prever que la factura energética del Viejo Continente se encarecerá, dado que no se espera que los precios del GNL bajen en los próximos años, sostenidos por la fuerte demanda. El boicot, por tanto, saldrá caro, sobre todo a Alemania, la primera economía europea, al afrontar severas consecuencias económicas por su adicción al flujo de gas ruso que llega a través del tubo del Nord Stream 1. Eso, en cualquier caso, no son buenas noticias para el resto de socios del bloque, que sentirían también el impacto.

Así, Escribano cree que será necesario que se diseñe un plan de eficiencia «potente» en el consumo de energía, mediante el aislamiento de viviendas, lo que ahorraría la tercera parte del gasto que suponen en estos momentos las importaciones de gas ruso, según la Comisión Europea.

«A medio plazo, si haces un programa de eficiencia importante, de despliegue de placas solares en tejados, un programa de concienciación de la sociedad y diversificas las fuentes energéticas, cuentas con un paquete de medidas muy amplio en una situación de emergencia radical», indica este experto, que advierte de que «es imposible de la noche a la mañana, solamente con diversificación de gas y petróleo, mantener los mismos niveles de consumo y los mismos precios». De esa forma, se podría cubrir el 100% del gas que viene de Rusia en 4 o 5 años, añade, pero «hay que disparar con todo».

Asimismo, Escribano alerta de que se mantendría la total dependencia energética de fuentes externas, lo que no cambiará el perfil de vulnerabilidad de Europa que ha venido mostrando en las últimas tres décadas: las importaciones de gas de la UE a principios de los años 90 eran del 50% y pasaron al 70% en el primer decenio de este siglo antes de escalar hasta los niveles actuales del 90%. Eso entraña un riesgo, dado que hace apenas unos años Estados Unidos tenía prohibidas las exportaciones de gas y petróleo. «Si hubiese una subida muy fuerte de los precios, habría presiones para restringir las exportaciones [de combustibles],  especialmente bajo una presidencia republicana si vuelve Trump en un par de años», apunta Escribano.

Por ello, aboga por que en el largo plazo, hacia 2030, se diversifique el suministro de gas y petróleo, pero sin dejar de aumentar la autonomía estratégica dependiendo de menos fuentes energéticas procedentes del exterior de la UE, y en esa meta tiene un papel preponderante el despliegue de las energías renovables, con la mira de ser neutral en carbono para 2050.

Lo último en Economía

Últimas noticias