La clave para conseguir subvenciones en Cataluña: manipular la historia

Puigdemont
Mas saluda al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (Foto: EFE).
Borja Jiménez

Muchas de las subvenciones de la Generalitat tienen una clara finalidad: cambiar la historia, tanto reciente como antigua. De hecho, la propaganda catalana independentista está alcanzando cotas surrealistas: desde afirmaciones como que el tenista alicantino David Ferrer es catalán, hasta hablar de Valencia como una ‘ciudad catalana’ o confirmar la existencia de un Reino de Cataluña que ningún historiador conoce.

Valencia, la ciudad ¿catalana?

Vicente I., doctorando en lingüística, ha recopilado junto a OKDIARIO una serie de ejemplos que muestran la locura propagandística catalana. El primero de ellos, quizás uno de los más flagrantes, viene del mismísimo instituto de cultura de Valencia, es decir, de la Generalitat Valenciana. Según un apartado de la propia web en inglés, Valencia es una ciudad catalana. Sí, han leído bien. No hablamos de un país lejano en el que se trata de confundir a sus ciudadanos, sino de España, concretamente Valencia, quien a través de su página de cultura (manda narices) se afirma que la ciudad del Turia pertenece a Cataluña.

Captura de pantalla de la web de cultura de la Generalitat Valenciana.

El ‘error’, eso sí, ha sido subsanado ante una importante presión mediática en las redes sociales, que montaron en cólera al leer que Valencia era una ciudad catalana.

Pero lo de la ciudad catalana de Valencia no es algo nuevo. Por ejemplo, una conocida página Web sobre música clásica, www.classica.de , también se refiere a Valencia como una ciudad catalana, tal y como podemos observar en la siguiente imagen:

Captura de pantalla de classica.de

Aunque no es tan destacable, vemos como los tentáculos nacionalistas cada vez son más largos. De hecho, la deriva independentista ha llegado hasta Italia, donde sus restaurantes también llegan a hablar de la ciudad de Valencia, como una ciudad catalana.

Captura de pantalla de un restaurante italiano.

Por último, vamos a Francia, el país en el que la Generalitat destina más dinero en propaganda. Esta vez hablamos, además, de un colegio, en el que los niños aprenden la mentira de que Valencia es una ciudad catalana:

Captura de pantalla de un colegio francés.

El tenista David Ferrer… ¿catalán?

Como decíamos en las primeras líneas de este artículo, los independentistas no sólo tratan de modificar la historia antigua, sino también la reciente y/o actual. La también web pública bcn.cat se refiere a David Ferrer, el tenista alicantino, como un tenista catalán.

Captura de pantalla de BCN.cat.

El inexistente Reino de Cataluña

El doctorado en lingüística que nos ha ayudado a extraer todos estos ejemplos también nos ha hecho llegar escritos de libros de historia (o eso pretenden ser) en los que hablan de un Reino de Cataluña que nunca ha existido. Es el ejemplo del historiador suizo David Birmingham, que en su libro ‘A concise history of Portugal’, habla de un Reino de Cataluña que se rebeló a España en el siglo XV. ¿De qué hablará?

Captura de pantalla del libro de David Birmingham.

Personajes históricos renacionalizados

Son múltiples los ejemplos que podemos poner es este ámbito, por lo que no vamos a explayarnos demasiado. El escritor, periodista y político valenciano Vicente Blasco Ibáñez resulta ser catalán según quien leas:

Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867 – Menton, Francia, 28 de enero de 1928) fue un escritor, periodista y político español.

Un error, el de rebautizar a personajes históricos, que se repite continuamente entre los aliados de la Generalitat de Carles Puigdemont. Ausiàs March fue un poeta y caballero valenciano de la época medieval, proveniente de una familia de la pequeña nobleza. Hablamos de uno de los poetas más importantes del considerado Siglo de Oro valenciano, sin embargo, el escritor Rafael Gómez Pérez, en su libro ‘Breve historia de la cultura europea’, afirma que March era catalán.

Captura del libro de Rafael Gómez Pérez.

 

Por el momento vamos a parar aquí, aunque, como es lógico, se quedan en el tintero cientos de ejemplos para que se puedan hacer una idea de la finalidad de gran parte de las subvenciones de la Generalitat.

 

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