COYUNTURA

El Banco de España cree que el PIB se está frenando en el trimestre y está acosado por riesgos a la baja

La actividad económica se está ralentizando amenaza por la baja productividad

El PIB crece un 0,6% en el tercer trimestre y recorta su tasa interanual al 2,4%

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

El Banco de España cree que el ritmo de actividad económica se está frenando a lo largo del primer trimestre del año hasta el entorno del 0,4%, en relación con el 0,6% que el PIB aumentó inesperadamente entre octubre y diciembre de 2023. Aunque la entidad que gobierna Pablo Hernández de Cos, ha revisado ligeramente al alza -tres décimas- el empuje de la economía para el presente ejercicio, hasta el 1,9%, esta cota sigue siendo todavía inferior al 2% que maneja el Gobierno en los presupuestos generales del Estado que está preparando en estos momentos, y «está presionada por riesgos a la baja», de acuerdo con las estimaciones de la autoridad monetaria.

De acuerdo con el informe de la institución, la composición del crecimiento observado a finales de 2023 deja entrever algunos elementos de debilidad, al tiempo que los indicadores coyunturales más recientes sugieren que el ritmo de avance del PIB se habría frenado ligeramente en el primer trimestre del presente año, hasta el 0,4%. La información del avance de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR)  apunta a que las principales sorpresas positivas en la evolución reciente de la actividad económica española estarían asociadas al dinamismo del consumo público y a la acumulación de inventarios.

En cambio, la formación bruta de capital fijo -es decir, la inversión- y el consumo privado, que habitualmente constituyen los principales soportes de crecimiento estable para cualquier economía, habrían mostrado un comportamiento peor de lo esperado, en línea con los temores que vienen mostrando reiteradamente los empresarios y que también aparecen en las intervenciones de los principales responsables del Banco Central Europeo (BCE). 

El principal elemento de inquietud del banco central es la productividad, que está por los suelos. Según el informe, «la productividad sigue registrando una notable debilidad, lo que podría actuar como un factor limitante del crecimiento económico a medio y largo plazo». Esta deficiencia, que parece haberse convertido en casi crónica, tiene otros efectos colaterales negativos, porque «su atonía estaría contribuyendo, en parte, a un aumento de los costes laborales unitarios que podría redundar en una mayor persistencia de las presiones inflacionistas nacionales y en posibles pérdidas de competitividad internacional».

En todo caso, en comparación con las proyecciones realizadas por el Banco de España en diciembre, el crecimiento del PIB en 2024 se revisa al alza en 0,3 puntos porcentuales, hasta el 1,9%, y se mantiene sin cambios en 2025 (1,9%) y en 2026 (1,7%). Los principales factores que están detrás de la revisión de la tasa media de avance del producto este año son los nuevos datos de la Contabilidad Trimestral relativos a los últimos trimestres, que han producido un evidente efectos escalón, en este caso al alza.

De la misma manera, en la revisión han tenido que ver los menores precios de la energía que se han observado en los últimos meses, así como unas perspectivas más favorables en cuanto a su evolución futura y la extensión parcial, no anticipada en las proyecciones de diciembre, de algunas de las medidas desplegadas por las autoridades para combatir los efectos del episodio inflacionista.

Estos mismos factores —exceptuando el primero— son, a su vez, los principales determinantes de la revisión a la baja de la inflación general promedio que se proyecta para 2024, de 0,6 puntos, hasta el 2,7%. Todo ello en un contexto en el que se prevé que el proceso de moderación del crecimiento de los precios siga avanzando en los próximos años, para alcanzar el 1,9% en 2025 y el 1,7% en 2026. En todo caso, el Banco de España concluye de manera tajante que «los riesgos en torno al escenario central presentado en este Informe se encuentran orientados a la baja en lo que respecta a la actividad y equilibrados en relación con la inflación».

La sede central del Banco de España en Madrid
La sede central del Banco de España en Madrid.

A pesar del contexto más esquivo e incierto de cara a lo que resta de año, el informe del banco reconoce que la actividad económica —que venía registrando una mayor fortaleza que la de la Unión Económica y Monetaria (UEM)— ha mostrado, en el período más reciente, un dinamismo más elevado de lo inicialmente previsto. Y en efecto, a la luz del avance de la Contabilidad  Trimestral publicado por el Instituto Nacional de Estadística el pasado mes de enero, en el cuarto trimestre de 2023 la economía española registró una aceleración inesperada, hasta situar su ritmo de crecimiento intertrimestral en el 0,6%, frente al 0,3% previsto por el Banco de España en diciembre.

Además, en este avance también se revisaron ligeramente al alza las tasas de variación del PIB correspondientes al segundo y al tercer trimestre del año pasado. No obstante, la composición del crecimiento observado a finales de 2023 deja entrever algunos elementos de debilidad, al tiempo que los indicadores coyunturales más recientes sugieren que la velocidad del PIB se habría ralentizado ligeramente en el primer trimestre del presente año, hasta el 0,4%, concluye la entidad que preside Hernández de Cos.

En lo que se refiere a las principales preocupaciones del Banco de España, la formación bruta de capital fijo presentó un comportamiento peor del anticipado en el cuarto trimestre de 2023 y se contrajo un 2% intertrimestral. Este retroceso, mayor que el observado en el tercer trimestre (del 0,7%), fue generalizado, aunque destacó la caída de la inversión en maquinaria y bienes de equipo (del 4,8%). La acumulación de diversas sorpresas negativas en este componente de la demanda a lo largo de los últimos trimestres podría estar reflejando una mayor debilidad estructural de la inversión empresarial que la considerada unos meses atrás.

Este hecho, unido a la evolución reciente de distintos indicadores cualitativos apuntaría igualmente a una cierta fragilidad por parte de la inversión empresarial a principios de este año. En cambio, la adquisición de vivienda, que avanzó un 0,2% a finales de 2023, mantendría un tono positivo en el primer trimestre de este año a la luz del comportamiento reciente del indicador de ejecución de obra. Todo ello, en un contexto de aumento de los precios (del 4,2% interanual a finales de 2023), explicados, fundamentalmente, por una oferta insuficiente para atender las necesidades de la demanda.

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