La alternativa del diablo de Carlos Torres: susto o muerte
Carlos Torres, el presidente ejecutivo del BBVA, se ha metido en un jardín con la OPA sobre el Banco Sabadell del que le va a resultar muy difícil salir. Tras los últimos acontecimientos de esta semana, como los argumentos de la CNMC para analizar en profundidad la operación, las opciones que le quedan a Torres son a cual peor para él. Tiene que elegir entre susto o muerte.
Lo más significativo de los peros que pone la autoridad de Competencia a la OPA es el «riesgo de reducción de crédito a pymes», algo de lo que lleva alertando desde el principio el Sabadell. De hecho, su consejero delegado, César González-Bueno, ya dijo a OKDIARIO que la CNMC debería desgajar y vender su negocio de pymes a otra entidad para aprobar la operación.
Esto implica que la CNMC considera insuficientes las medidas (los famosos remedies) propuestas por el BBVA y que le va a imponer otras más duras. Lo cual hará imposible alcanzar las sinergias de 850 millones brutos estimadas por Torres y, en consecuencia, hará menos atractiva la integración para los accionistas del Sabadell y para los del propio BBVA.
Esto se suma al rechazo de los accionistas minoristas del banco catalán, de las asociaciones de empresarios, de los partidos políticos y del propio Gobierno. Y al nuevo impuesto a la banca, que castiga al BBVA y le castigará aún más si adquiere el Sabadell.
Pero lo más importante para los inversores es la caída de la cotización de la entidad de Torres, que ya se había quedado por detrás del resto de bancos españoles por su exposición a México y que ahora se ha agravado con las bajadas de tipos del BCE y con el citado impuesto. Esto, evidentemente, merma el atractivo del canje para los accionistas del Sabadell.
Por tanto, Torres tiene muy difícil que la OPA del BBVA sobre el Sabadell salga adelante en las condiciones actuales. Pero sus opciones, como decíamos, son a cual peor.
Opción 1: subir el precio
Esta es la alternativa que espera la mayoría del mercado; de hecho, esta semana Deutsche Bank la consideraba muy probable y apostaba porque añada 2.000 millones en efectivo. Otros profesionales consideran que tiene capacidad para hacerlo porque, hasta que tenga que lanzarla (como mínimo el segundo trimestre de 2025), le da tiempo a generar capital orgánicamente con los beneficios de 2024. Beneficios que va a estirar al máximo siguiendo la doctrina de su anterior presidente, Francisco González: «La contabilidad es un chicle».
Ahora bien, esta opción se enfrenta a obstáculos muy grandes que la hacen casi inviable sin serias consecuencias:
- Si las sinergias van a bajar sí o sí, como se ha dicho, y el BBVA eleva el precio, estaría pagando más por algo que vale menos. Una decisión que sería muy difícil de explicar a sus accionistas y que golpearía con dureza su cotización.
- Torres ha repetido hasta la saciedad que no tiene capacidad para mejorar el precio. Si lo hace, perdería mucha credibilidad y, de nuevo, el mercado desconfiaría de la entidad y de su gestión.
- Los principales accionistas institucionales del BBVA se oponen rotundamente a subir el precio desde el principio y, de hecho, el gigante BlackRock ha amenazado con vender su 6% del capital si lo hace.
- Aparte de subir el precio, fuentes conocedoras de la situación aseguran que tendría que buscar una «salida honorable» para el presidente del Sabadell, Josep Oliu, si quiere que el consejo recomiende acudir a la OPA con las nuevas condiciones. La vicepresidencia del BBVA sería lo suyo.
Opción 2: retirar la oferta
El extremo contrario sería rendirse, decir que con las condiciones impuestas por Competencia las sinergias no justifican la operación ni una mejora del precio, y retirar la oferta. Es lo que le recomiendan bancos de inversión como Alantra e incluso el número dos de Torres, el turco Onur Genç, ha dejado esa puerta abierta en alguna declaración pública.
¿Cuál es el problema? Que Torres habría tropezado dos veces en la misma piedra: dos intentos de comprar el Sabadell, el de 2021 y el actual, y los dos fallidos. No hay presidente de multinacional en el mundo actual que pueda resistir eso, con lo que tendría una enorme presión para dimitir. Por eso, algunas fuentes sostienen que llevará la OPA hasta el final y que subirá el precio y lo que haga falta. Entre susto o muerte, siempre mejor susto.
Opción 3: que sea lo que Dios quiera
La tercera opción es dejar las cosas como están, lanzar la OPA al precio anunciado, asumir las condiciones de Competencia y que hable el mercado: que sea lo que Dios quiera. El problema aquí es el elevado riesgo de que fracase por los factores descritos, con lo que Torres se encontraría en la misma situación que en la opción 2: muerte.
Mientras deshoja la margarita, el BBVA ha lanzado un anuncio publicitario ridículo en el que propone a los accionistas del Sabadell que hablen con los suyos (aunque en esto de los anuncios ridículos se lleva la palma Bankinter con el «estimado presidente, se me está torciendo un diente»).
En el mercado, el sentir general es que Torres no tenía necesidad de meterse en este berenjenal, que podía haber negociado con el Sabadell en vez de lanzar la OPA hostil (lo de que se filtró la operación no es excusa) y, en todo caso, que no había ninguna urgencia. Con las bajadas de tipos del BCE y la consiguiente caída de márgenes de la banca, es muy probable que en mayo de 2025 el Sabadell valga menos que en mayo de 2024.
Pero lo que todo el mundo tiene claro sin discusión es que el gran error de Torres fue no comprarlo en 2021, cuando su cotización estaba por los suelos. Ese ya no tiene remedio. Y el actual lo tiene muy difícil.