Alerta de inflación: los precios de frutas y verduras se multiplican por cuatro del campo al supermercado
Miles de agricultores y ganaderos llenaron las principales arterias de Madrid para protestar por la escalada de precios que estaban sufriendo y las escasas ayudas que recibían por parte del Gobierno de Pedro Sánchez para hacer frente a esta situación. Sin embargo, para el sector esta situación tiene un problema añadido: la dificultad de trasladar este incremento de costes a los precios finales. Y es que pese a que en el supermercado los precios de las frutas y verduras no paran de subir, cada vez es más la distancia entre los precios que pagan los consumidores y los que perciben los trabajadores del campo.
En general, los productos agrícolas multiplicaron al cierre de marzo su precio por más de cuatro desde la cotización en el campo hasta el precio de venta al público en los lineales, mientras que los derivados de la ganadería -pollo, cerdo, conejo o huevos- lo hicieron por casi tres. Este conflicto se mantiene en una situación de subida generalizada de costes para el campo debido al aumento del precio de los fertilizantes, productos fitosanitarios, abonos, gasoil, plásticos, cartón y la electricidad. No obstante, este contexto ha provocado que esta diferencia entre origen y destino se reduzca ligeramente, pues han aumentado los precios del campo como consecuencia. En concreto, este índice se situó en el 4,73 en febrero respecto al 4,65 de marzo.
Desde Asaja elaboran periódicamente un observatorio de precios de las grandes cadenas de distribución del país -Carrefour, Supermercados Dia, El Corte Inglés y Mercadona- donde se observa esta brecha de precios de frutas y verduras que se produce del campo a la mesa. Por ejemplo, en el caso de la lechuga, el precio percibido por los agricultores es de 0,48 euros, mientras uqe en los supermercados puede adquirirse a un precio de 1,79 euros -casi cuatro veces más-. Otras como las espinacas y el brócoli también multiplican sus precios por más de cuatro, pasando de 1 y 0,65 euros respectivamente en el campo a 4,37 y 2,50 euros en el supermercado. En el caso de las frutas, la tendencia es idéntica: la manzana triplica sus precios mientras que el limón multiplica sus precios por más de siete, pasando de los 0,27 euros percibidos por los agricultores a 1,89 euros como precio de venta en los supermercados.
Respecto a la subida de los costes en el campo, la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex) recuerda que además de la luz y el gasóleo, también otros productos básicos como la madera el cartón o los plásticos se han disparado en el último año. Además, esta situación ha sido agravada por la guerra de Ucrania, pues ha generado una situación de sobreoferta que está terminando de hundir los precios en la Unión Europea.
Las frutas y hortalizas y los cítricos que tenían por destino el mercado ruso, ante las dificultades de cobro y las evidentes complicaciones logísticas, están siendo reorientadas en masa hacia Europa. Rusia importó 1,7 millones de toneladas de cítricos en 2021 y otros 3,9 millones de plátanos, manzanas, fruta de hueso y uva de mesa, entre otros. Buena parte de ese tonelaje podría acabar en el viejo continente, lo que afecta directamente a la relación de precios, según remarcan desde la asociación.
«Es evidente que ni la gran distribución española ni la europea están aplicado a sus precios el histórico aumento de costes sufrido por el sector de manipulado y comercialización de frutas, hortalizas y cítricos. Somos sus mayores y más seguros proveedores, los que mejor servicio garantizan, el más ajustado, no ya a la regulación europea sino a las certificaciones privadas de esas grandes cadenas, por lo que en una situación tan complicada como ésta, sólo pedimos mayor sensibilidad. Unos céntimos de euro más en el PVP de las frutas, las hortalizas o los cítricos no dispararán la inflación y sí servirán para salvar miles de puestos de trabajo», concluyen.
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