El afloramiento de la economía sumergida tras el Covid eleva 6.000 millones los ingresos anuales por IVA
Un informe señala que España ha registrado entre 2019 y 2023 una reducción de la economía sumergida
La recaudación por el Impuesto al Valor Añadido (IVA) aumentó en 6.000 millones de euros por el afloramiento de la economía sumergida tras los tiempos del Covid. En concreto, el porcentaje del consumo de hogares que tributa IVA creció entre seis y siete puntos tras el impacto de la pandemia sin que hubiese variaciones significativas de la normativa, algo que «sólo» puede explicarse por afloramiento, según se desprende del informe ¿Se redujo el fraude fiscal y la economía sumergida tras la pandemia? Análisis 2019-2023 a partir de la recaudación del IVA, publicado este jueves por EsadeEcPol.
Este incremento de las bases sometidas a control llevó a un aumento de la recaudación del IVA de unos 6.000 millones de euros anuales tanto en 2022 como en 2023.
La economía sumergida aflora
El informe señala que España ha registrado entre 2019 y 2023 una reducción de la economía sumergida, acompañada, con gran probabilidad, por un mejor cumplimiento fiscal.
En 2020 la caída recaudatoria excedió la caída del PIB, con un probable crecimiento de la economía sumergida simultáneo al descenso de la actividad económica. En contraste, el crecimiento de la recaudación fiscal entre 2021 y 2023 superó las previsiones, situándose por encima de los niveles pre-pandemia.
Para explicar este crecimiento inesperado, este estudio publicado por Esade y elaborado por el director del foro de fiscalidad EsadeEcPol e Inspector de Hacienda, Francisco de la Torre, considera el afloramiento de la economía sumergida como posible mecanismo.
En el periodo 2019-2023 el mundo sufrió una pandemia que obligó a cerrar buena parte de la actividad económica, lo que se tradujo en una importante caída del crecimiento económico. La caída recaudatoria, así como el aumento del déficit público en 2020, también fueron muy importantes.
Posteriormente, entre 2021 y 2023 se vivió un periodo de recuperación con creación de empleo, pero a la vez ensombrecido por la inflación. En este periodo el crecimiento de la recaudación ha ido batiendo sistemáticamente las previsiones. Este crecimiento inesperado parece que está tocando techo, pero se ha consolidado.
Según el informe, el principal problema que se afronta cuando se estudia el inesperado aumento recaudatorio es, que como casi todos los fenómenos importantes en la economía, obedece a múltiples factores: recuperación económica, aumento del empleo, inflación y diversas medidas fiscales.
Pero todo esto agregado deja una parte del aumento de recaudación sin explicar, los llamados «residuos impositivos positivos». Los expertos señalan como razón que el efecto de la inflación en la recaudación del IRPF, lo que se conoce como progresividad en frío, probablemente esté infra-calculado.
La segunda razón es la reducción de la economía sumergida, debida, entre otras razones, a la mayor utilización de medios electrónicos, que dejan rastro, y la correlativa reducción del efectivo. En lo que se refiere específicamente al IVA, conviene destacar que se produce un aumento del porcentaje de operaciones sujetas y declaradas en el impuesto superior al consumo en ese periodo.
Este aumento coincide, según el autor, con una mayor utilización de las tarjetas de crédito que tienen obligaciones informativas específicas. Por otra parte, los datos del Banco de España sugieren también una menor utilización del efectivo.
Aumento de la recaudación
Para el autor del artículo, un aumento de la recaudación, ligado a la reducción de la economía sumergida, del fraude fiscal, y en general del mejor cumplimiento voluntario de los contribuyentes, es una excelente noticia.
«Esto permite un mayor volumen de gasto público para atender necesidades sociales o una reducción del déficit público, lo que permite menores desequilibrios macroeconómicos», ha resaltado.
Además, en el informe se apunta que una recaudación derivada de la reducción de la economía sumergida permite también la reducción de los impuestos a los contribuyentes que ya aportaban lo correspondiente.
No obstante, y dado que la mayor parte del incremento recaudatorio proviene de la inflación y el crecimiento, se advierte de que si ambos elementos se debilitan, «se dispondrá de menos recaudación».
El informe también concluye que invertir recursos en lucha contra el fraude, y mejorar el control a través de medios de pago que dejan rastro, merece la pena, «pero tampoco es la panacea que permita olvidarnos de las restricciones presupuestarias».
Asimismo, se avisa de que el fraude se irá trasladando desde procedimientos más burdos hacia otros más sofisticados, lo que exige adaptarse si se quiere que la reducción del fraude sea permanente.
El autor no descarta, en todo caso, que parte de esta reducción de la economía sumergida se deba a la mejora de la conciencia social, y no sólo a cuestiones de control derivadas, fundamentalmente, del cambio de hábitos sociales.