Ley de Propiedad Horizontal

Adiós a fumar en casa: te puede llegar una multa por esto y la Ley de Propiedad Horizontal lo deja claro

fumar en casa
Blanca Espada

Durante mucho tiempo, fumar en casa ha sido una costumbre de muchos, una que incluso se ha asumido como algo normal. Dentro del piso, se puede fumar si a uno le apetece porque como se dice, «para eso estoy en mi  su casa», pero lo cierto es que cabría matizar esa afirmación. El conflicto empieza cuando ese gesto tan cotidiano no se queda en realidad dentro de la vivienda y termina colándose, día tras día, en casas ajenas.

Las terrazas y balcones son, probablemente, el punto más delicado en lo que respecta a fumar en casa. Aunque formen parte de la vivienda, no funcionan como un espacio aislado. El humo sube, entra por otras ventanas y acaba afectando a vecinos que no tienen nada que ver con el hábito de quien fuma. Y ahí es donde es bastante probable que se originen las quejas e incluso las discusiones y que al final, también se recurra a la ley. Porque sí, aunque no todo el mundo lo sabe, una comunidad de vecinos puede llegar a prohibir fumar en las terrazas. Y la Ley de Propiedad Horizontal lo respalda.

Lo que dice la ley sobre fumar en casa y por qué importa

El artículo 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal es el que suele ponerse sobre la mesa en estos casos. En él se establece que ningún propietario o inquilino puede realizar en su vivienda actividades que estén prohibidas por los estatutos de la comunidad o que resulten molestas, insalubres o dañinas para el resto del edificio.

Aquí no se habla directamente de tabaco, pero el hecho de fumar en casa (o más concretamente en la terraza o el balcón), puede provocar que se aplique la ley, ya que cuando el humo afecta de manera reiterada a otros vecinos, la conducta deja de ser algo privado para convertirse en un problema común. Y eso cambia completamente el escenario.

No se trata de prohibir por prohibir, sino de evitar molestias continuadas que afectan al descanso o a la salud de otras personas.

La comunidad puede vetar el tabaco en las terrazas

De este modo, y aunque nos puede pillar por sorpresa, la normativa permite que una comunidad declare los balcones como zonas sin humo. Eso sí, la decisión no es algo automático ni individual. Debe adoptarse conforme a la ley, normalmente en junta, y respetando los procedimientos establecidos.

Una vez aprobado el acuerdo, deja de ser una recomendación y pasa a ser una norma comunitaria. Y como ocurre con cualquier otra regla del edificio, todos los vecinos están obligados a cumplirla, les guste o no. Este tipo de decisiones no son la norma, pero sí que es cierto que suelen llegar después de conflictos prolongados. No por un cigarro puntual, sino por situaciones que se repiten día tras día con un vecino que se empeñe en fumar a todas horas, molestando continuamente al resto de vecinos.

Cuándo fumar pasa de ser algo puntual a un problema

Este es un punto clave. La ley no actúa igual ante un hecho aislado que ante una conducta constante. Salir a fumar de forma ocasional no suele tener consecuencias. El problema aparece como decimos, cuando la práctica es habitual y genera una molestia persistente.

Si el humo entra de manera continua en otras viviendas y las quejas se repiten, la actividad puede considerarse molesta o incluso insalubre. En ese caso, la comunidad está legitimada para intervenir y pedir que se deje de fumar en la terraza, ya que no es una cuestión de opiniones, sino de efectos reales sobre terceros.

Qué puede hacer la comunidad si el vecino no cumple

Cuando la situación no se resuelve por las buenas, la Ley de Propiedad Horizontal también marca el camino. El presidente de la comunidad puede requerir formalmente al vecino para que cese la actividad, ya sea por iniciativa propia o a petición de otros propietarios.

Ese aviso no es un simple toque de atención. Si el vecino ignora el requerimiento y continúa fumando en la terraza, la comunidad puede acudir a la vía judicial. A partir de ahí, pueden llegar sanciones y resoluciones que obliguen a poner fin a la conducta. Todo depende del caso, de las pruebas y de la reiteración, pero el riesgo legal existe.

Un error muy común entre los propietarios

Muchos conflictos nacen de una idea equivocada: pensar que dentro de casa todo está permitido. La realidad es otra. El derecho individual tiene límites cuando afecta a la convivencia y al bienestar del resto de vecinos.

Por eso, antes de encender un cigarro en la terraza, conviene revisar los estatutos y conocer qué acuerdos hay en la comunidad. Lo que durante años ha pasado desapercibido puede convertirse, de un día para otro, en motivo de sanción. En algunos edificios, fumar en casa ya no es sólo  una cuestión personal. Es un asunto legal que puede acabar saliendo caro.

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