60 años del mítico Seat ‘Seiscientos’, el coche que enamoró a España

Nació hace 60 años, en la cuna de la España franquista. Cambió el gris por el blanco, el rojo, el azul y el verde. Lo bautizaron como el Pelotilla, el Seiscientos, el Seílla. Sobre sus cuatro ruedas, llevó a los españoles a cientos de destinos diferentes de la Península Ibérica. Hoy, el que un día fue el coche más mítico de nuestro país, cumple 60 años: el Seat 600 vino al mundo el 27 de junio de 1957.

Miles de familias españolas se hicieron con el modelo que conquistó España: desde su fecha de salida hasta el 3 de agosto de 1973, día en que se produjo el último modelo, se fabricaron 794.406 unidades. Durante los años 50, los 60 y los 70, el histórico Seiscientos era uno más de la familia y por eso, permanece en la memoria de muchos.

Aunque para refrescar los recuerdos, todavía hay quien rueda por las carreteras con el Pelotilla. «Los actuales propietarios suelen ser hijos y nietos de los primeros dueños, que se esfuerzan para evitar el envejecimiento del vehículo y le prestan los cuidados necesarios para seguir disfrutando al volante», explican desde la compañía.

Su precio: 65.000 pesetas, o 390€

Cuando salió al mercado, el Seiscientos costaba cerca de 65.000 pesetas, lo que ahora serían 390€. El precio, lo mantuvo durante bastantes años, pero se incrementó con el paso del tiempo y la demanda, llegando a valer 77.291 pesetas, unos 465 euros.

Aunque parezca mentira, casi nadie podía pagarlo a toca teja. Y aunque así lo hicieran, el coche tardaba un tiempo en llegar a las manos del propietario: en el año 57, no lo disfrutaban hasta 6 meses después de la reserva, mientras que en el año 60 tenían que esperar hasta dos años.

A lo largo de los 16 años de su comercialización, el Pelotilla tuvo cuatro versiones diferentes: 600 N, 600 D, 600 E y 600 L -incluyendo el 600 L Especial-. Todas ellas fueron mejorando en base al mítico modelo: cambiaron las puertas ‘suicidas’ -contrarias al sentido de la marcha-, se pusieron techos de lona a algunos modelos, se mejoró el motor, también la tapicería y el exterior del habitáculo -visión de los faros, llantas, parachoques, etc.- y se dividió el maletero en dos.

El modelo más vendido fue el Seat 600 D (que se lanzó en el 1963 y se comercializó hasta el año 1970), con un total de 418.035 unidades, en su versión utilitario de dos puertas, descapotable de techo plegable y sin cristales laterales traseros y la Furgoneta Formichetta.

3 metros y sin aire acondicionado

Quien haya viajado en un Seat 600, sabe lo que es superar un gran reto. Su longitud de 3,30 metros y no disponer de aire acondicionado no eran suficientes obstáculos para que una familia de cinco miembros no cruzara las carreteras sobre sus cuatro ruedas. Y quien dice cinco dice seis, o siete.

Ahora nos cuesta meter todas las maletas en el maletero, pero el Seiscientos cargaba con todo el equipaje sin problemas, aunque eso sí, tenía que ser el imprescindible. El resto, tendría que ir en la baca del techo y los huecos de debajo de los pies, donde también iban los imprescindibles bocadillos que disfrutaban en las áreas de descanso.

Revolucionó el mercado automovilístico

Cuando nació el mito sobre ruedas en 1957, el mercado automovilístico nacional contaba con una oferta limitada. El Seiscientos solo competiría con el 1400, un turismo de la propia Seat; el Renault 4/4 de un precio más elevado que el 600, el inalcanzable Pegaso Z-102 (para clases altas) y vehículos de importación.

El precio del Pelotilla estaba al alcance de la mayor parte de la población: «era un automóvil modesto, pero un verdadero automóvil, con puertas metálicas, ventanillas con cristales que subían y bajaban, asientos para cuatro personas…».

Tanto es así que las solicitudes de compra se dispararon: en marzo de 1957 se superaron los 100.000 pedidos y hubo que cerrar la admisión.

Su etapa de máximo esplendor vino de la mano del lanzamiento del Seat 600 D, en 1963, el modelo más vendido. Fue el inicio de “una etapa prodigiosa” para la compañía.

«El secreto básico y prácticamente único de la estabilización económica española es el SEAT 600», dijo en su momento el economista Fabián Estapé que él mismo atribuye a su maestro Joan Sardà Dexeus. Cuando un número creciente de personas de las clases sociales más modestas accede a algo tan simbólico como un automóvil la defensa de la propiedad privada empieza a encontrar partidarios inesperados.

«Naciste príncipe, mueres rey»

El 3 de agosto de 1973 salió de la cadena de montaje el último 600, un L-Especial de color blanco. Los trabajadores de la fábrica lo despidieron con una gran pancarta: «Naciste príncipe, mueres rey», decía.

El Seiscientos se llevaba consigo miles de ilusiones, viajes, fines de semana de ensueño. Puso nombre a la letra de canciones como Adelante hombre del 600, la Carretera Nacional es tuya o Mi seiscientos, fue coche de carreras y el protagonista de películas como Ya tenemos coche de Julio Salvador. Encima de sus asientos, dos jóvenes de Almería recorrieron España en 92 horas y 14 minutos al volante de su Pelotilla.

Y es que no hay nadie que no sepa que el Seiscientos es y será el coche de todos los españoles. Ya lo decía el escritor Manuel Vázquez Montalbán: «el día que los españoles se subieron al 600 empezaron a alejarse de su pasado e iniciaron una excursión de fin de semana de la que aún no han vuelto».