Golpe de la Comisión Europea al Gobierno: espera menos crecimiento y duda del Presupuesto
Espera un crecimiento del 2,6% este año y del 2,2% el próximo
Bruselas no se cree el déficit del Gobierno y pone en duda sus Presupuestos
La CE augura una ralentización del empleo pese al "sólido" crecimiento actual
La Comisión Europea (CE) ha sido el último organismo en constatar el enfriamiento de la economía española. Bruselas ha rebajado hoy su proyección de crecimiento para España en dos décimas para 2018 y 2019. La CE espera que la economía de este país crezca un 2,6% este año y un 2,2% el próximo. La estimación de este año está en línea con la del Ejecutivo, pero la del próximo es una décima inferior a la que proyectó la ministra de Economía, Nadia Calviño en su último cuadro macroeconómico.
En las previsiones de otoño, la CE ha puesto en duda los planes para el déficit público del Gobierno. En concreto, establece que se reducirá este año hasta el 2,7 % del PIB y el próximo hasta el 2,1 % del PIB. Se trata de una estimación una y dos décimas superior a las recogidas en sus últimas previsiones, respectivamente. Además, este porcentaje es cinco puntos superior a la senda pactada con las autoridades europeas (del 2,2%) por el anterior Gobierno del PP. No obstante, Calviño ha prometido un déficit para este año del 2,7% y del 2,2% en 2019.
Según reconoce el informe de la Comisión difundido este jueves, su previsión de déficit «se basa en una evaluación cautelosa» de las medidas incluidas en el borrador de Presupuesto de 2019 que le remitió España. Además, con dureza afirma que existe «incertidumbre» en particular sobre algunas de las nuevas medidas tributarias y el impacto del aumento del salario mínimo.
No se cree los ingresos
El análisis sobre España de las ‘Previsiones de otoño’ hace un repaso al plan presupuestario enviado por el Gobierno. El Ejecutivo comunitario pone en duda las previsiones de ingresos de los nuevos impuestos planteados, la tasa digital y el gravamen a las transacciones financieras, y sobre el impacto fiscal de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI).
«En su quinto año de expansión, la economía española ha empezado a mostrar señales de una suave desaceleración en la primera mitad del año», afirma. También asegura que el ritmo registrado en el primer semestre se mantendrá estable durante la segunda mitad del año gracias a las medidas incluidas en los PGE de 2018, que apoyarán un consumo privado que, de lo contrario, se moderaría.
Esta desaceleración se explica, según el Ejecutivo comunitario, precisamente por la ralentización del consumo privado. Y los nuevos impuestos no parece que vayan a contribuir a la mejora de la situación.
«Hay incertidumbre sobre el rendimiento de algunos de los nuevos impuestos, así como sobre el impacto fiscal del incremento planeado del salario mínimo», advierte Bruselas.
Además, el informe recuerda que algunas medidas de gasto no han sido «totalmente ejecutadas» y que la sentencia del Tribunal Supremo sobre la gestión de Aigüez Ter Llobregat (ATLL) puede tener un impacto sobre las previsiones del déficit público.
El empleo se frena
En todo caso, el informe subraya que la «sólida» expansión del empleo y el crecimiento «acelerado» de los salarios «deberían seguir apoyando el aumento de la renta disponible».
No obstante, la Comisión Europea también advierte que la creación de empleo se ralentizará como consecuencia de la desaceleración de la demanda final y por el efecto «amortiguador» del incremento del salario mínimo. Aun así, remarca Bruselas, el desempleo seguirá cayendo para alcanzar en 2020 el 13,4%, el nivel más bajo desde 2008.
En este sentido, el aumento del SMI no va a ayudar al mercado laboral, aunque sí contribuirá a mejorar el poder adquisitivo de los españoles. Según Bruselas, el crecimiento de los salarios alcanzará un pico en 2019 por el impacto de la subida del SMI, para después moderarse. Seguirán creciendo, no obstante, por encima de la inflación en 2020.
Este indicador se moderará también a partir de este año, después de haber registrado un crecimiento del 2% en 2017, a pesar del aumento «gradual» de la inflación subyacente, que alcanzará el 1,7% en 2020.