Récord: uno de cada cinco euros de la economía procede ya de los bares y los comercios
Los servicios dan empleo a casi ocho de cada 10 trabajadores
El sector tiene dificultades en crear incluso empleo precario
La agricultura repunta levemente y la industria sigue estancada
Los datos de la contabilidad nacional del segundo trimestre del año, los últimos conocidos, confirman el espectacular crecimiento del sector servicios, que se ha convertido en el principal motor de la economía por el lado de la oferta. Pero es, a la vez, el que presenta un mayor riesgo de desaceleración. El caso es que, sin ningún patrón de crecimiento definido, España se ha convertido en un país en que los servicios generan tres de cada cuatro euros (66%) que se producen, seis puntos más que al inicio de la crisis en 2007, y dan empleo en España a casi ocho de cada diez trabajadores.
De las cifras anualizadas del INE se detrae que este sector, el más expuesto a los vaivenes de una crisis y a la internacionalización de la economía, es incapaz ya de generar mayor actividad de la conseguida en los últimos años. Es decir, con los servicios de timón de salida de la crisis España sólo ha conseguido niveles de crecimiento cercanos al 3% de media anual en los mejores años (3,6% en 2015 y del 2,7% previsto para 2018) a pesar del efecto rebote tras la segunda recesión.
Sin embargo, en los años 80, cuando, por ejemplo, aún no se había desmantelado la industria (naval y siderúrgica sobre todo), la economía crecía “a la japonesa”, a un ritmo superior al 4% y cercano incluso al 5%. Se trata del sector que cosecha los niveles salariales más bajos, donde se ha generalizado la precariedad laboral con mayor número de temporales (más del 35%), rotaciones y contrataciones por horas (a tiempo parcial). Y donde existe una enorme atomización de pequeñas empresas. Estas circunstancias producen réditos en actividad y empleo a corto plazo en plena fase de salida de la crisis, pero se pueden convertir en el peor enemigo en los periodos desaceleración, ajuste y recesión.
Restaurantes y tiendas aumentan su participación en la economía en casi dos puntos durante la crisis pero emplean a 95.000 personas menos que en 2007
De momento, esta flexibilidad laboral ha convertido a este sector productivo en el único, desde el lado de la oferta, que acumula más ocupados que al inicio de la crisis (680.000 a tiempo completo).
Los servicios ocupan ahora al 78% de la población laboral frente al 68% de 2007, 10 puntos más que hace 11 años. Pero, lo que ahora se observa es que el sector tiene dificultades en crear más puestos incluso precarios. Por ejemplo, las cifras de empleo de agosto confirman el inicio del proceso de desaceleración cuando aún la economía en su conjunto tiene un diferencial de casi 1,4 millones de personas ocupadas menos respecto a los que había cuando comenzó la crisis. Y ya que una misma persona puede ocupar uno o varios puestos por el repunte de los contratos a tiempo parcial indefinidos o temporales, el déficit de puestos de trabajo sobre 2007 es de 1,5 millones.
El sector servicios, el que contrata más trabajo precario, representa ya el 66% del PIB frente al 60% de hace 11 años y da trabajo al 78% de la población laboral
Por tanto, aunque ya se observa una ralentización de algunos de sus componentes e incluso una cierta regresión, como en el turismo, es el sector servicios el único que ha tirado de la economía. Ha acaparado los cinco puntos de pérdida de la construcción (5,5% del PIB frente al 10,2% en 2007 con una caída aún de más de 1,5 millones de ocupados) en este periodo.
La agricultura repunta levemente, sólo un par de décimas, del 2,4% al 2,7%, y mantiene el exiguo 4% del empleo. Por su parte, la industria, sigue estancada en el 16% del PIB. Es casi la mitad de su aportación en los años ochenta, pero ocupa ahora sólo al 12% de la población laboral cuando hace 11 años daba empleo al 14%. En los años 80 esa participación en el PIB estaba cercana al 30%. Con respecto a 2007, la actividad industrial ocupa ahora a 610.000 personas menos que al inicio de la crisis. Curiosamente, el 90% de esa actividad no es puntera, ni está relacionada con la revolución tecnológica o la tradicional, sino que corresponde a la industria manufacturera, ligada también a ciclos y vaivenes financieros y del comercio internacional.
La restauración y el comercio, junto al transporte, se han convertido en el principal motor de los servicios en España. Los bares y las tiendas, que acumulan el mayor grado de flexibilidad laboral, representan un tercio de los servicios y el 21,3% del PIB total, casi dos puntos más que hace 11 años. Por tanto, uno de cada cinco euros que se producen en España corresponde ya a este grupo de actividades, las más expuestas a los avatares de la evolución del turismo y el consumo. Ocupan a más de seis millones de personas, 40.000 menos que en 2007, y como consecuencia de la galopante precariedad, registra unos 100.000 puestos de trabajo a jornada completa menos que los que había al inicio de la crisis.