Recortan la contrarreloj de Valladolid

Una Vuelta a España desvirtuada: las protestas propalestinas eclipsan la lucha por la general

Las manifestaciones propalestinas y los incidentes que han provocado están eclipsando la pelea entre Vingegaard y Almeida por el triunfo final

Después de Bilbao y Mos, la organización ha tenido que recortar el recorrido de la etapa de este jueves

Las protestas propalestinas obligan a la Vuelta a recortar el recorrido de la contrarreloj de Valladolid

Vuelta a España, propalestina
Manifestación propalestina al paso del pelotón de la Vuelta. (EFE)
Hugo Carrasco

La Vuelta a España está viviendo una de sus ediciones más complicadas, por no decir la que más. Las protestas en favor de Palestina y contra la participación del Israel-Premier Tech en la carrera están empañando la carrera, hasta el punto de poner en riesgo que pueda llegar a Madrid el domingo. La pelea por la clasificación general entre Jonas Vingegaard y Joao Almeida ha pasado a un segundo plano, debido a los problemas de seguridad provocados por los manifestantes, que en su intento de boicot han obligado a tomar medidas drásticas a la organización.

Al recorte de las etapas con final en Bilbao y Mos, se suma ahora el de la contrarreloj en Valladolid, cuando parecía haberse vuelto a la normalidad en el Alto del Morredero. Tres etapas que podían resultar claves en la lucha por la victoria final. La de este jueves tendrá 15 kilómetros menos, quedándose sólo en 12,2. Algo que va totalmente contra el espectáculo, puesto que las diferencias serán mínimas, en una etapa que se presentaba como clave para decidir al ganador de esta Vuelta a España 2025.

La seguridad de los corredores debe primar en todo momento y los intentos de estropear la carrera, debido a las protestas propalestinas, han hecho que no se puedan garantizar las condiciones necesarias para que la contrarreloj transcurra sin problemas. De ahí, que se hayan visto obligados a acortar la prueba a más de la mitad del recorrido. Se vallará y se ampliará el dispositivo policial, pero ni siquiera eso garantiza que no haya incidentes.

Con estas medidas se eclipsa por completo lo importante de esta Vuelta: el espectáculo. Algo que se pudo disfrutar en la subida al Angliru, pese a que unos manifestantes se encadenaron cuando los tres ciclistas que marchaban en cabeza de carrera iniciaban la subida al puerto, o en la llegada a Valdezcaray, donde Vingegaard dio el único mordisco a la general que le han dejado, o en la subida a Pal, en Andorra.

Cortes e incidentes marcan la carrera

En Mos se presentaba otra oportunidad para que se establecieran diferencias entre los favoritos para la general, pero la etapa fue cortada antes de tiempo por la presencia masiva de manifestantes cortando la carretera. Llegaron a talar hasta un árbol para cortar el paso del pelotón. Lo que consiguieron es que la etapa finalizara ocho kilómetros antes y no se pudieran ver ataques entre Vingegaard, Almeida o Pidcock.

No fue la única ocasión en la que los incidentes han eclipsado la competición. En estos días, se han visto cortes al paso del equipo Israel-Premier Tech durante la contrarreloj por equipos de Figueras, asaltos a la carretera como en Bilbao o en Monforte de Lemos, cuando Javi Romo se fue al suelo después de que un policía fuese a detener a un radical que intentó tirarse al paso de la escapada. El ciclista del Movistar no ha podido continuar debido a las heridas.

La etapa de Valladolid aparecía como clave, al igual que la etapa del sábado en la sierra madrileña. La primera, no será tan determinante, puesto que ha quedado reducida casi a un prólogo, en la que las diferencias entre dos especialistas en la materia como son los dos primeros de la general serán mínimas. Queda por ver qué sucederá en la Bola del Mundo, en la última etapa en la que la clasificación estará en juego.

Ese día, se subirá el Alto del León, en dos ocasiones el Puerto de Navacerrada y se enlazará en la última con la llegada a la cumbre de la Bola del Mundo. Sin embargo, hay protestas convocadas para ambos pasos por Navacerrada que pueden poner en riesgo la ascensión final. Una situación que, deproducirse, provocaría un enorme daño a la imagen de la ronda española, que nada puede hacer ante la presencia del conjunto israelí, puesto que su licencia y presencia en la competición depende única y exclusivamente de la Unión Ciclista Internacional (UCI).

La Vuelta, en una encrucijada

La Vuelta a España se ve en un callejón sin salida. Denuncian que el Gobierno tiene que tomar medidas, como ampliar el despliegue policial y no amparar que estas protestas generen incidentes en la carrera, como ha sucedido ya. En unas palabras a OKDIARIO, Óscar Pereiro, campeón del Tour del 2006 y actual embajador de la Vuelta, ha reclamado la intervención del Ministerio del Interior: «Yo apoyo la causa, pero no así. Que se convoque una gran manifestación en Madrid, perfecto. Pero boicotear una prueba deportiva como la Vuelta, no. Los cortes que de carretera que hemos visto son ilegales».

Ante la situación que se está viviendo, la única manera que tienen de intentar evitar incidentes es reducir el recorrido de las etapas, parándolas antes de llegar a las zonas en las que se concentra el grueso de manifestantes. Todo, para intentar garantizar la seguridad de los corredores, aunque para ello tengan que eliminar tramos determinantes de la carrera y restar un espectáculo que, de cara al futuro, puede pasarles factura.

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