Infancia

Si tu hijo saca malas notas, quizá debas alegrarte: los expertos dicen que puede ser más inteligente de lo normal

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Niña con útiles de dibujo. Imagen de Freepik
  • Betania Vidal
  • Redactora y analista de contenidos SEO especialista en bienestar, psicología, traducción, creación de sitios web y liderazgo de proyectos online.

Cuando un niño trae malas notas a casa, lo normal es preocuparse. Saltan las alarmas, aparecen las comparaciones y surge la sensación de que algo va mal. Sin embargo, cada vez más estudios cuestionan la idea de que el rendimiento académico sea un reflejo fiel de la inteligencia.

No todos los niños brillan en exámenes, deberes o evaluaciones estandarizadas. Algunos se aburren y muchos no encajan en la forma tradicional de enseñar. Eso no significa que tengan menos capacidad.

Un estudio reciente publicado en la revista científica Education Sciences analiza esta relación con más matices. Sugiere que un bajo rendimiento escolar puede estar vinculado a perfiles cognitivos distintos, no necesariamente inferiores, y que ciertos niños con altas capacidades no destacan en el sistema educativo convencional.

Qué dice el estudio sobre las buenas notas y la inteligencia

El estudio no afirma que suspender sea sinónimo de genialidad. Lo que plantea es algo más interesante y realista. Se observó que algunos alumnos con alta capacidad intelectual no obtienen buenos resultados académicos, especialmente en entornos muy rígidos.

Estos niños suelen mostrar pensamiento divergente, curiosidad constante y una forma distinta de abordar los problemas. El obstáculo aparece cuando el aula prioriza la memorización, la repetición y el cumplimiento estricto de normas. En ese contexto, muchos se desmotivan, pierden interés o directamente dejan de esforzarse.

El trabajo también señala que la inteligencia no es un bloque único. Incluye habilidades como el razonamiento lógico, la creatividad, la comprensión verbal o la capacidad para relacionar ideas. Las notas solo miden una parte muy concreta de todo eso.

Además, influyen otros factores como el aburrimiento, la falta de desafíos, la ansiedad o problemas emocionales. Un niño puede entender los conceptos con rapidez y aun así suspender porque no ve sentido a las tareas o no conecta con la forma de evaluación.

Cómo ayudar a un niño que saca malas notas

Asumir que las notas no lo son todo no significa mirar hacia otro lado. Lo importante es entender qué está pasando para poder acompañar mejor. Antes de intervenir, conviene observar sin prejuicios y escuchar al niño. A partir de ahí, estas pautas pueden ser útiles:

  • Habla sin reproches y pregúntale cómo se siente en clase y qué le aburre o le cuesta.
  • Valora sus habilidades fuera del aula, como la creatividad, la curiosidad o la capacidad para razonar por su cuenta.
  • Evita comparaciones con otros niños y centra la atención en su propio proceso.
  • Habla con los profesores para entender si está desmotivado, va sobrado de nivel o si necesita otro tipo de estímulo.
  • Ofrécele retos fuera del colegio, como lecturas, juegos de lógica, actividades artísticas o proyectos personales.
  • Refuerza el esfuerzo y el interés, no solo los resultados numéricos.

Las notas son una señal, pero no un diagnóstico. Es fundamental que el niño no asocie su valor personal a un boletín escolar ni pierda la curiosidad por aprender.

Un mal expediente no define su inteligencia ni su futuro. A veces, solo indica que necesita otro ritmo, otro enfoque o alguien que entienda que aprender no siempre cabe en un examen.

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