Se jugará en el Ramón Sánchez-Pizjuán

El Sevilla se la devuelve al Barça y no permitirá sacar distintivos culés durante el partido

El morbo del choque estará en el palco y en las despedidas puesto que ningún equipo se juega nada

Del Nido
José María del Nido junto a Pepe Castro. (Europa Press)

El partido entre Sevilla y FC Barcelona de la última jornada de Liga tendrá que buscar alicientes en lo extra deportivo y fuera del terreno de juego puesto que ninguno de los dos equipos tiene ya ningún objetivo por el que competir. El choque es totalmente intrascendente y el único interés estará en la despedida de los dos entrenadores, ya que Quique Sánchez Flores ya anunció que dejaría Nervión tras acabar la temporada y Xavi fue destituido ayer apenas un mes después de ser ratificado. Ver para creer.

También podría ser el último partido en su casa de Sergio Ramos, cuyo futuro aún está en el aire, toda vez que el de Jesús Navas ya se resolvió después de unos cuantos bandazos. Con todo claro en el verde, el choque entre ambos clubes se produce institucionalmente, ya que que el Sevilla ha anunciado que los seguidores culés que se encuentren en la grada del estadio fuera de la zona de la afición visitante no podrá portar ningún tipo de distintivo blaugrana. Ni bufandas, ni banderas ni, mucho menos, camisetas.

«A todos aquellos aficionados que acudan a otras zonas del estadio, se les serán consignados dichos distintivos, procediéndose a su devolución tras el partido», ha anunciado de manera pública el seis veces campeón de la Europa League que, no obstante, se compromete a devolver los objetos a sus dueños tras el partido.

Esta medida tan solo es la respuesta a la que tomó el FC Barcelona en el partido de la primera vuelta, donde introdujo la misma norma a los aficionados sevillistas que acudieron a Montjuic, algo que no sentó para nada bien en las altas esferas del club de Nervión. Pero tampoco fue el único motivo de enfado entre directivas ya que las relaciones no atraviesan su mejor momento desde que el presidente andaluz, por aquel entonces Pepe Castro, anunció que no presenciaría el choque desde la zona noble de Montjuic tras saltar el escándalo del ‘caso Negreira’.

El club hispalense, a través de un comunicado, expresó «su total indignación y repulsa por las prácticas realizadas por los exdirigentes del FC Barcelona imputados por el caso Negreira, prácticas que supuestamente constituyen delito para el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, según recoge el auto difundido en los medios de comunicación», unas palabras que no fueron acogidas de buen grado en el seno del club culé que declaró rotas las relaciones con los andaluces. Ni siquiera se llevó a cabo la tradicional comida de directivas.

Sevilla-Barça, relación rota

Algo que tampoco es previsible que ocurra ahora puesto que se espera que los representantes del FC Barcelona que acudan al Pizjuán tampoco se sentarán en el palco junto a José María Del Nido Jr, máximo dirigente sevillista en la actualidad.

Por tanto, la expectación del encuentro no estará tanto en lo que ocurra cuando el árbitro señale el inicio del choque como en lo que sucederá en los prolégomenos, durante y después del partido a nivel institucional. Una relación rota entre ambos clubes que no parece que tenga solución al menos en el corto plazo.

 

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