Remontada de líder
Remontada de líder. El Real Madrid de Lopetegui, a falta de caras nuevas, sí que tiene otra imagen. Corre más y mejor que antes y domina la pelota como siempre. Los blancos supieron dar la vuelta a un partido que nació de nalgas con el gol de Borja García y completaron un encuentro notable y un segundo tiempo fabuloso. Mención especial para la omnipresencia de Asensio, víctima de dos penaltis, el impacto de Bale, con gol y asistencia, y el doblete de Benzema. Y todo esto sin fichajes, oiga.
Lopetegui no sorprendió a nadie con el once. O a alguno sí. Pero, se pongan como se pongan, Courtois no va a empezar a jugar hasta después del primer parón de selecciones. O sea en la jornada 4 que tampoco queda tanto. El resto, pues lo esperado. Primero porque a Julen le han traído menos regalos que a un niño que se porta mal y segundo porque estos son –en lo que Modric y Varane cogen el hilo de la temporada– los que más le gustan.
De salida apretó el Real Madrid muy arriba como le gusta a Lopetegui. Bueno, como obliga Lopetegui mejor dicho, porque la presión es algo que todavía este equipo no maneja del todo. Son muchos años de pereza defensiva desde que se fue Mourinho como para que uno pase de funcionario a autónomo en un decir amén.
Respondió sin complejos el Girona porque Eusebio también es hijo del cruyffismo y del tiki-taka, así que al Madrid le tocó recular. No lo hizo Benzema en un buen desmarque en el minuto 9 y, por no recular un poco, convirtió en fuera de juego una jugada en la que había hecho lo que no suele: marcar gol.
El Real Madrid rápido enseñó otra de las leyes del julenismo: sobar la pelota hasta desgastarla. Toque a toque y vuelta a empezar el dominio del balón de los blancos empezó a ser apabullante. Isco en el 14 perdonó un 0-1 cantado después de una buenísima pared con Asensio. El malagueño puso el tobillo como Khedira en sus tiempos, como si en lugar de pie tuviera un calabacín, y la echó increíblemente fuera. Por algo Lopetegui quiere un 9. Y le hace falta, vive Dios.
Perdona el Madrid, castiga el Girona
Cumplióse la ley del fútbol y no perdonó el Girona en una buena contra con error en cadena de toda la defensa madridista incluido, faltaría más. El gol, con resbalones incluidos de Nacho, Casemiro y hasta Keylor Navas, lo marcó Borja García, que era el único tipo que quedaba en pie por allí.
El gol dejó tocado al Real Madrid y descubrió al Girona un viejo agujero negro en el equipo blanco: la banda izquierda. Con Marcelo lanzado al ataque y nadie echándole una mano en ese costado, Portu parecía una mezcla entre Garrincha, Neymar y Mbappé, que ya podía fichar a estos dos últimos el Madrid.
A punto estuvo de caer el 2-0 en el minuto 25 en otro suicidio colectivo del Madrid que, como todos los males en España, empezó por la izquierda. La fortuna y la presencia de Carvajal bajo palos evitaron que el Girona batiera por segunda vez a Keylor en su segundo tiro a puerta.
Intentó estirarse el Real Madrid, sacudida un poco la torrija del gol encajado, y se asomó a la meta de Bono, más a balón parado que otra cosa, pero algo es algo. Sergio Ramos fue protagonista por dos veces de las mejores ocasiones del Madrid en el juego aéreo. No acertó con la puerta. Sí lo hizo en el 37 al transformar a lo Panenka un penalti clamoroso que le hizo Muniesa a Marco Asensio. No hacía falta ni VAR.
Empate a lo Panenka
El gol y la pérdida de gas del Girona en la presión volvieron a inclinar el partido hacia el área de Bono. Llegaba el Real Madrid, pero le seguía fallando estoquear las jugadas. Y así nos fuimos al descanso. Del que volvimos con una ocasión clara para los de Lopetegui. La abortó Bono con un plástico paradón para sacar a una mano la volea de Bale.
Siguió atacando el Madrid y volvió a encontrar el gol como en el primer tiempo. De un penalti verraco cometido sobre Asensio. Lo marcó esta vez Benzema. Lo tiró con una frialdad y una sutilidad que pareció el desplante de un torero.
El partido empezó a ser hasta plácido para el Real Madrid, con un Girona cada vez más roto. Así nació el 1-3 después de una contra en la que Isco se sacó un pase genial de la chistera para la galopada de Bale, que se plantó delante de Bono y le batió con habilidad.
Bale y Asensio, desatados
A campo abierto Bale y Asensio volvieron a echarse al Real Madrid a sus espaldas. Sólo con faltas podían frenarles los jugadores del Girona. Lopetegui, que había leído bien el partido al quitar a Marcelo por Varane y colocar a Nacho de lateral izquierdo, metió a Modric en el 75 por un Isco que dejó detalles pero le faltó el gol.
No así a Benzema, que selló el cuarto después de una gran maniobra de Bale en el costado izquierdo. Hubo cierta polémica porque en una de las primeras imágenes del VAR parecía fuera de juego, pero luego se demostró que no, que Karim estaba habilitado y el gol subió al marcador.
El Madrid no se paró y siguió desatado hasta el final. Selló un partido notable y un segundo tiempo excelente. Gran noticia para Lopetegui la consolidación de Bale como estrella del equipo, la irrupción de Asensio como jugador omnipresente y que hasta Benzema haya espabilado a marcar goles.