Las razones de la crisis de un Sevilla colista
Cinco partidos sin ganar y dos puntos de quince. Un equipo construido para meterse en Champions que ocupa el último puesto de la clasificación. Colista y sin conocer la victoria. El arranque liguero del Sevilla no ha podido ser más decepcionante. A pesar de las elevadas expectativas generadas en pretemporada y tras la final de Mónaco ante el Barça, el equipo hispalense ha comenzado la Liga con el pie izquierdo. Dos empates ante el Málaga y el Levante y tres derrotas, dos en casa contra el Atlético y el Celta y una en Las Palmas, es el pírrico balance del equipo de Unai Emery, que sólo ha conseguido anotar dos goles en 450 minutos.
Estas son las razones de la crisis de un Sevilla que necesita empezar a ganar cuanto antes si no quiere verse descolgado de la lucha por la Champions a las primeras de cambio.
Una plantilla nueva
Quince bajas y diez fichajes son los números de la enésima revolución de Monchi, el director deportivo con mayor fama y reconocimiento público del fútbol español. Al máximo responsable de los fichajes del Sevilla siempre se le recuerdan sus grandes aciertos (que son muchos desde que lleva en el club), pero también ha recomendado algún fichaje que ha salido rana.
Este verano el Sevilla ha incorporado a diez jugadores nuevos. Krohn Dehli (Celta), Rami (Milan), Konoplyanka (Dnipro), Escudero (Getafe), Nzonzi (Stoke City), Inmmobile (Dortmund), Mariano Ferreira (Girondins), Llorente (Juventus) y Andreoli (Inter).
En el capítulo de bajas se han ido Deulofeu, Aleix Vidal, Mbia, Aspas, Barbosa, Fernando Navarro, Babá, Del Moral, Cicinho, Arribas, Bacca, Rabello, Diogo, Hervás, Rusescu y Denis Suárez.
Demasiados cambios para un equipo que va a necesitar tiempo para adquirir los automatismos colectivos que le gustan a Unai Emery. Por eso la palabra clave para el nuevo Sevilla sólo puede ser paciencia.
El sobreesfuerzo de la final Mónaco
En la final de la Supercopa de Europa ante el Barcelona el Sevilla protagonizó una remontada épica que le llevó a la prórroga. Los jugadores de Emery hicieron un esfuerzo titánico para igualar un partido que tenían perdido en el minuto 51 cuando Luis Suárez marcaba el 4-1. Los hispalenses protagonizaron una gesta inolvidable y los goles fueron cayendo hasta el 4-4 final. En la prórroga el gol de Pedro daba el triunfo y el título al Barcelona. Aquel partido supuso un esfuerzo extra demasiado grande en unas fechas demasiado tempranas de la temporada.
Las dudas en la portería
Beto o Sergio Rico. Sergio Rico o Beto. Hasta el último de los sevillistas tiene su portero preferido y no hay consenso al respecto. La temporada pasada la lesión del veterano meta portugués situó al canterano en el centro de la escena. El joven guardameta no se sintió incomodo con el papel protagonista y supo aguantar el brillo de los focos. Sus actuaciones fueron decisivas para que el Sevilla ganara la Europa League y le llevaron a la selección absoluta. Al empezar la temporada, Emery le había dado la titularidad a Beto, aunque la lesión del portugués aplaza, siquiera sea por el plazo de un mes, el debate de la portería.
‘Banegadependencia’
El juego ofensivo del Sevilla depende demasiado del fútbol de Banega. El argentino es un jugador extraordinario, pero su enorme talento es directamente proporcional a su irregularidad. El día que a Banega le da por jugar, el Sevilla puede ganar a cualquiera, pero cuando el ex del Valencia desaparece, el centro del campo del Sevilla se vuelve invisible y un punto vulgar. Cuando Banega falta (como ante el Levante) el juego de su equipo se vuelve insípido, perdido en mil acciones individuales y sin ningún tipo de fútbol asociativo.
Las decisiones de Emery
Cuestionado desde el primer día de su llegada al Sevilla, Unai Emery se ha ganado con su trabajo el derecho a fallar. El técnico ex del Valencia suele alternar un trabajo a medio plazo excelente con decisiones puntuales incomprensibles en alineaciones o a la hora de leer los partidos. Emery debe dar forma aún al estilo del equipo, al sistema que mejor se adapta a sus jugadores y a cuáles deben ser las señas de identidad de su nuevo Sevilla. El técnico lo sabe. «No podemos estar satisfechos porque dos puntos después de tres jornadas es muy poco bagaje», dijo tras empatar ante el Levante. Y también sabe de sobra que la cuerda del fútbol se rompe siempre por el lado más débil, que es el del tipo que se pone el chándal y se sienta en el banquillo.