La normativa de rallys no salva vidas

Rally, Accidente
Este ha sido el accidente de rally más grave en la historia de la competición española (Foto: EFE)
Rafael Gallego

¿Pudo haberse evitado la tragedia acontecida en el rally de La Coruña que se saldó con siete muertos? A tenor de la normativa vigente de la Real Federación Española de Automovilismo para este tipo de competiciones, poco hay que reprochar a la organización o a los espectadores en cuanto a incumplimientos: un repaso a la misma deja claro que corresponde a la organización delimitar los tramos considerados ‘peligrosos’ y, en esos tramos, impedir el acceso al público a esas zonas.

Más allá de algunas recomendaciones, es sólo en esos tramos establecidos por la propia organización, siempre cumpliendo la normativa vigente y estándar de la DGT para cualquier aspecto de la circulación, donde deben existir claras advertencias. El problema puede llegar, como así sucedió, cuando el error fatal llega en un tramo a priori no contemplado como ‘de máximo riesgo’. E incluso en esos tramos peligrosos, un anexo (página 38) referido a los rallys sobre tierra especifica que un aficionado que acceda lo hará bajo su propia responsabilidad, estableciendo únicamente la pérdida de derechos en cuanto a reclamaciones a las diferentes Federaciones sancionadoras de la competición.

El fatal rally de La Coruña discurría sobre asfalto, y en ningún caso, según relataron asistentes a ‘La Voz de Galicia’, el tramo donde se produjo el accidente estaba señalizado. Sí que hay testigos que señalan a un miembro de Protección Civil pedir a los aficionados en esa zona que se apartasen de la cuneta de la carretera, pero en ese caso ese requerimiento respondía a una percepción personal del trabajador y no a la reglamentación de la carrera. Según un mando de la Guardia Civil desplazado al lugar, según el mismo medio, “lo que ocurrió fue una desgracia pero sin culpables”, puesto que sí existía otra zona considerada peligrosa “y ahí sí se despejó al público”.

Así ocurrió el accidente

El devastador accidente sucedió en un paraje del municipio de Carral, a 20 kilómetros de la capital coruñesa. Fue en una pequeña recta en un tramo completamente lleno de gente, una zona aparentemente segura según indicaba la organización antes de la celebración de la competición. Un coche, un Peugeot 206, entró a gran velocidad en una curva rápida, una rueda chochó con un desnivel y se precipitó hacia una cuneta en sentido contrario, donde estaba el público.

“No parecía una zona peligrosa, la gente estaba sentada en la cuneta”, explicaba el alcalde de Carral en primeras declaraciones a la radio autonómica gallega. “Era un día de fiesta, estaba saliendo todo bien y te llaman para esto” lamentaba, puesto que el pueblo estaba celebrando sus fiestas.

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