El Madrid abusa del Getafe en medio partido

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Los jugadores del Real Madrid celebran el primer gol ante el Getafe. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Ponía Benítez de salida a muchos de los villanos que jugaron el Clásico. En realidad, todos menos los tres lesionados: Marcelo, Ramos y Varane. Igual que en el Carranza, la defensa era de emergencia: el reconvertido Lucas Vázquez en el lateral derecho, el diestro Danilo en el lateral zurdo, con el viejo Pepe y el polivalente Nacho en el eje de la zaga.

A partir de ahí, los mismos tres centrocampistas y tres delanteros que ponía ya Ancelotti hace un año. Kroos, Modric y James en el medio, con la BBC por delante. El Bernabéu emitía su sonoro veredicto en las alineaciones con una enorme, unánime y atronadora pitada al entrenador, Rafa Benítez, de quien están tan hartos los aficionados como los jugadores, y con una pitadita a Cheryshev cuando sonó su nombre por la megafonía.

Por la vía rápida encarriló el Madrid el duelo con un gol de Benzema, que le hacía más falta que a Falete ponerse a hacer abdominales. La jugada la inició Lucas Vázquez por la derecha. Le dobló por fuera Pepe –sí, Pepe–, que puso un centro como Beckham en sus mejores tiempos y Karim, escondido en el segundo palo, marcaba al primer toque. Era el minuto 3 del partido y los de Benítez encontraban el gol antes que el juego.

Siguió después Cristiano empeorando su estadística con las faltas, como si fuera Saquille con los tiros libres. Su disparo se iba fuera, pero Guaita voló para la foto y desvió la pelota por si acaso. Tres minutos después tuvo Benzema el segundo tras un buen centro del enfadado James, pero su cabezazo al centro lo despejó espectacularmente el portero del Getafe.

Benzema y los inocentes

A los 15 minutos cayó el 2-0. Fue una jugada a placer de la delantera madridista, con la zaga del Getafe formada por Papa Nóel y los tres Reyes Magos. Centró James al segundo palo, la devolvió Bale de cabeza al centro del área, no llegó Cristiano –agarrado por un rival– pero sí Bezema, que controló y marcó a placer con cinco jugadores del Getafe estorbándose entre ellos y cayendo al suelo como si fueran bolos.

El partido parecía resuelto a las primeras de cambio. Sin pisar demasiado el acelerador, como si respetara los límites de velocidad de la Carmena, el Madrid se plantaba en cada jugada en el área del Getafe y, a partir de ahí, bastaba con hacer valer su talento ante un rival que buscaba sin éxito un paraguas para aguantar el chaparrón.

James y Bale mostraron sus credenciales con sendos disparos lejanos que no encontraron el portal de Guaita. Ambos se disputan heredar el traje de Cristiano más pronto que tarde, aunque el colombiano parece el primogénito en la línea sucesoria. Pasó la primera media hora sin noticias del Getafe, mientras su entrenador ponía a calentar a Pedro León, aquel futbolista que Valdano pensó que valdría para el Madrid.

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Cristiano Ronaldo marca el cuarto ante el Getafe. (Getty)

Otra falta de Cristiano que se iba –¿adivinan?– fuera era la continuación del caudal ofensivo del Madrid. El luso no para de comprar boletos pero nunca le toca la lotería. Se mascaba el cuarto, que llegó después de un centro –otra vez– de James, que convirtió Cristiano en una asistencia con la nuca para su nuevo amigo Bale. El galés. controló con el pecho, se orientó la pelota a su pierna zurda y batió por bajo a Guaita ante la atenta mirada de los jugadores del Getafe.

El cuarto llegó a la contra, como en los tiempos de Mourinho, después de una jugada en el área en la que Víctor Rodríguez pidió penalti de Danilo. La comandó Kroos, algo más reconocible que en otros partidos, y la culminó Cristiano a la carrera, como en los viejos tiempos, desmontando la absurda teoría de que ya no tiene velocidad ni potencia para jugar con espacios y que tiene que jugar de delantero centro. Cristiano es como Forrest Gump: cuando más espacios tenga para correr, mejor.

Hora de la siesta

Con el partido sentenciado arrancó el segundo tiempo con el susto de Danilo, que se echó las manos a su pie izquierdo. Una costalada de Keylor Navas encogía el alma del Bernabéu, pero afortunadamente ambos jugadores pudieron seguir sobre el campo. El partido ya no valía mucho, porque el Madrid se había puesto en modo ahorro de energía el Getafe seguía dando muestras de impotencia.

Hizo el del honor el Getafe en el 25 del segundo tiempo después de un córner que botó con clase Sarabia y remató el central Alexis ganando la partida a Pepe y Cristiano, que defendían el primer palo. Con el 4-1 a favor el Bernabéu empezó a perder la paciencia con los suyos, que llevaban 20 minutos echánsose la siesta, tal es el nivel de impaciencia que este equipo ha generado en su propia grada.

Como eante el Shakhtar, el Madrid empezó a aturullarse y el Getafe, sin nada que perder como un condenado en el corredor de la muerte, empezó a echarse a arriba. El fantasma de lo que ocurrió ante el Shakhtar sobrevolaba el Bernabéu, con la gente cada vez más enfadada ante un equipo que volvía a demostrar síntomas de languidez, apatía y un punto de vagancia.

Afortunadamente, el partido se fue muriendo rápido, como el malo de una película del Oeste al que han cosido a tiros. La gente se fue marchando del Bernabéu para escribir la carta a los Reyes Magos con un deseo por encima de todos: ver a su equipo alguna vez jugar bien un partido completo.

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