La derrota en Champions le deja al borde de la destitución

Koeman, situación límite

El Barcelona se queda sin motivos para mantener a Ronald Koeman al frente del banquillo, después de una nueva humillación en Champions

El holandés carece de soluciones para los muchos problemas que tiene el equipo, del que además se ha apoderado el derrotismo que demuestra el técnico

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Koeman
Ronald Koeman, durante el partido de Champions ante el Benfica (AFP).
Hugo Carrasco

Ronald Koeman agota sus días como entrenador del Barcelona. De hecho, le pueden quedar horas en el banquillo culé. La situación del neerlandés es insostenible. El juego del equipo, los malos resultados y la pésima imagen, unido a los desencuentros con la directiva, han llevado al entrenador a una situación límite, que puede explotar en cualquier momento. Ante el Benfica tenía un nuevo match-ball y no lo salvó, lo que puede acelerar su despido. Es más, Joan Laporta estuvo reunido en la ciudad deportiva junto a su séquito hasta las 4 de la madrugada. Todo ello con el objetivo de dirimir el futuro del técnico.

No es un secreto que, desde el primer momento, el técnico del Barça no es del gusto de la directiva. Joan Laporta no contaba con el holandés para su proyecto, pero la delicada situación económica por la que atraviesa el club ha ido posponiendo su relevo desde el pasado verano. En ese momento, el entrenador aún tenía defensores, que han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Más aún tras los últimos partidos.

El futuro de Koeman parece lejos del banquillo del Camp Nou, aunque su finiquito podría demorarse unos días. La directiva se reunirá este jueves para valorar la situación. Sin un sustituto parece complicado que le destituyan antes del sábado, cuando se miden al Atlético, pero no está descartado al cien por cien que su despido se produzca en las próximas horas.

Quedarse sin Messi en el pasado mercado de fichajes fue un palo muy duro, al que se unió la salida de Griezmann, que supuso una importante pérdida de calidad de la plantilla. El Barça ha dejado de ser un equipo puntero, debido a los problemas económicos, y a Koeman no se le exigía pelear por la Champions, sino ser el líder de un proyecto en plena reconstrucción, que ahora mismo no tiene una base sólida.

Un equipo derrotado

El Barça ha perdido su identidad, en parte fruto de la salida de los jugadores que han marcado una época dorada en los últimos 12 años. Pero no sólo eso, si no que ha perdido por completo la ambición y carece de cualquier tipo de automatismos en su juego. El derrotismo se ha instaurado en el vestuario y Koeman, por sus declaraciones, no parece el hombre más indicado para revertirlo.

La derrota ante el Bayern en el Camp Nou por 0-3 dejaba claro que a este equipo no le da para competir de tú a tú con los grandes. A esa derrota se sumaban las malas sensaciones del equipo en el arranque de Liga, con un empate ante el Athletic en San Mamés y una victoria sufrida contra el colista Getafe. Tras caer en el estreno en Champions, la situación no fue a mejor, con dos empates, en casa ante el Granada y en Cádiz.

La victoria por 3-0 ante el Levante en la pasada jornada no parece más que un espejismo. Los culés ganaron más por demérito del rival, que por mérito propio. Y en Lisboa no han hecho más que confirmarlo, con un tropiezo que condiciona y mucho las aspiraciones del equipo en Europa, corriendo serio riesgo de quedar eliminados en la fase de grupos.

Con el agua al cuello, Koeman se la jugaba ante el Benfica en el escenario trágico de Da Luz, donde el Barcelona cayó hace dos temporadas por 2-8 contra el Bayern. El equipo portugués, que llevaba 60 años sin ganar a los azulgranas, ha conseguido golear por un nuevo 3-0 que les deja al borde de la eliminación.

Para el partido, el neerlandés decidió jugársela con lo que le funcionó el pasado curso, un esquema 3-5-2 que hizo aguas desde el primer minuto. Los lusos iniciaban el partido marcando en su primera llegada, dejando en evidencia el planteamiento del neerlandés, que antes del descanso ya había regresado al 4-4-2, quitando a uno de sus capitanes, Piqué. A partir de ahí, el conjunto barcelonista fue a menos y acabó sucumbiendo claramente ante un crecido Benfica.

Los barcelonistas se quedan en Champions con cero puntos, cero goles a favor y seis en contra, tras la disputa de los dos primeros partidos. El club está al borde de la eliminación y ya no depende de sí mismo. Los azulgranas necesitan ganar los tres siguientes partidos y, además, que el Bayern gane a los portugueses sus dos encuentros, para no depender del partido que les medirá en la última jornada a los muniqueses.

Para entonces, todo hace indicar que Ronald Koeman no seguirá. Laporta lleva varios meses manejando su relevo y, después de lo visto en este arranque de temporada, ya no le quedan motivos para seguir aguantando al holandés al frente de la plantilla. En las próximas horas se decidirá el futuro inmediato del banquillo, sin descartarse que su finiquito llegue antes del próximo partido, que les enfrentará el sábado en el Metropolitano al vigente campeón de Liga, el Atlético de Madrid.

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