Tenis: Masters 1.000 Cincinnati

La involución del torneo de Cincinnati: más de 220 millones de euros gastados y no cumple el objetivo

El director del torneo aseguró que la inversión responde a un plan para ofrecer tenis "ininterrumpido"

Sin embargo, ni se ha creado una pista cubierta ni se ha techado la central

Esta edición ha sufrido parones y retrasos de varias horas debido a las precipitaciones

Cincinnati
Pista central del torneo de Cincinnati. (Getty)

Camina el tenis de manera inexorable hacia la explosión. Basta echar un vistazo al calendario del último y el próximo mes para darse cuenta. La ampliación de los Masters 1.000 a dos semanas ha provocado que la final de Toronto se solapase con la primera ronda de Cincinnati y el último partido de Cincinnati con los dobles mixtos del US Open que se realizarán unos días antes del inicio del US Open. Una ingeniería de encaje.

Las organizaciones de los torneos han tenido que ponerse el mono de trabajo para adaptar sus instalaciones a la exigencia que supone un torneo de dos semanas. El de Cincinnati ha sido el más reciente en pasar por los andamios. Se ha gastado 260 millones de dólares, unos 222 millones de euros aproximadamente, en remodelaciones para el actual curso tenístico y no ha conseguido paliar el principal problema, que son las interrupciones.

«La inversión responde a un plan de largo plazo para ofrecer un campus con horario ininterrumpido que beneficie a jugadores, aficionados y a la comunidad local», expresó el director del torneo, Bob Moran. Sin embargo, a falta de que se dispute la final ente Alcaraz y Sinner, el desarrollo del torneo ha dejado más sombras que luces. El Masters 1.000 de Cincinnati ha pasado de ser considero por los tenistas como uno de los mejores del circuito a quedarse atrás.

Desde 2023 el torneo pertenece a Beemok Capital, empresa de Ben Navarro, padre Emma, once del ranking WTA. En dos años ha ampliado las instalaciones con 14 pistas más, el aforo de la pista central y zonas verdes. Tecnológicamente ha aumentado el número de pantallas, accesos wifi y fibra óptica necesaria para que el torneo se retransmita a todo el mundo. Sin embargo, el principal objetivo según Moran, que era el horario ininterrumpido, no se ha conseguido.

No se ha creado una pista cubierta o techado la central. Cierto es que la particularidad de las gradas de la pista central, a diferentes niveles, dificulta y encarece la obra. Pero hubiera mantenido al torneo exento de los brutales parones que se han producido por la lluvia. Por poner un ejemplo, el partido de octavos entre Alcaraz y Nardi se retrasó varias horas debido a las fuertes precipitaciones.

La lluvia y las altas temperaturas han sido los dos principales problemas de Cincinnati. Aunque también ha habido contratiempos de retransmisión e incluso llegó a producirse un pequeño incendio en el recinto. Cabe recordar que la alarma sonó de incendios sonó durante el partido entre Sinner y Diallo. Además se suma que la final se disputa un lunes, en lugar del tradicional domingo.

Sucede así por segundo año consecutivo. En 2024 fue por los Juegos Olímpicos y este año se se repite la situación debido a los cambios en el calendario y la expansión del torneo. «¿Crees que quiero una final en lunes? No, no la quiero. Pero fue decisión de los tours, no del torneo», expresó Moran. Cincinnati ha gastado más de 220 millones de euros y el problema se mantiene.

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