Cómo hemos cambiado
Cinco meses. Es el tiempo que ha durado el grueso de la temporada para el Real Madrid. Los blancos navegan a la deriva después de caer en Copa ante el Leganés y de estar a 19 puntos de la cabeza de la Liga. La crisis es total y la temporada apunta a fracaso, algo impensable en agosto, cuando los blancos levantaban sus dos primeros títulos del curso al imponerse con autoridad a United y Barcelona. Los blancos ganaban con solvencia a los de Mourinho y se proclamaban supercampeones de Europa, días antes de bailar, en el Camp Nou primero y después en el Bernabéu, a su eterno rival.
La exhibición de los de Zidane ante un más que tocado Barça hacía presagiar una temporada imparable, llena de éxitos. Pero la caída ha sido más dura de lo esperado. Nadie podía presagiar que la situación en el mes de enero sería tan mala, pero ¿qué es lo que ha cambiado en cinco meses para que los blancos se encuentren en esta situación?
Blandos en defensa
Para empezar, defensivamente los madridistas están lejos del nivel mostrado la pasada temporada y en agosto. Ante el Barça sólo un penalti inexistente sobre Luis Suárez incomodó a Keylor. Hoy es el contrario quien lleva constantemente peligro sobre la meta de los blancos. Los fallos defensivos son evidentes y comunes, sólo hay que ver el primer tanto del Leganés, el del Dépor o el del Villarreal.
Poco fútbol
La falta de fluidez y de creación del juego ofensivo son otros de los factores que explican la situación actual. Los madridistas no son capaces de generar oportunidades gol con la misma facilidad que entonces. Al llegar a la parcela rival, se atascan y sólo encuentran solución abriendo a los laterales, que se encargan de centrar masivamente al área. El juego combinativo por el interior que pueden proporcionar los hombres del medio campo prácticamente no existe y las pocas oportunidades que surgen son de disparos lejanos que difícilmente encuentran portería.
Pérdida del juego aéreo
El potencial del equipo en el juego aéreo se ha perdido. Con Cristiano, Bale, Casemiro, Varane, Ramos… los blancos se hartaban de hacer goles en las oportunidades a balón parado o en los centros provenientes de las bandas. Sin embargo, esta temporada, esa facilidad no está. Se abusa de los centros esperando que encuentren rematador, pero rara vez encuentran puerta.
Zidane no da con las teclas
Cuando las cosas no salen, a Zidane le cuesta dar con la tecla. Hace no mucho, cualquier movimiento del técnico desde el banquillo servía para dar refresco al equipo y encontrar los recursos que necesitaba. Sin embargo, esta temporada, el técnico no hace más que errar en sus decisiones desde la banda. Demasiado previsibles son tanto el cambio de Isco cuando las cosas no van bien, como la entrada de Lucas Vázquez, al que el entrenador utiliza siempre como revulsivo.
Bajo estado de forma
Los nuevos tampoco le ponen las cosas fáciles al francés. La adaptación de los Ceballos, Achraf, Theo, Llorente… no está siendo la esperada. Su rendimiento sobre el terreno de juego deja en evidencia la planificación del club el pasado verano. No han demostrado estar listos para un Real Madrid y no se han ganado la confianza del técnico, algo que es palpable. Viendo el estado de forma de muchos de los jugadores del once blanco, da que pensar que haya jugadores que no tengan un papel más determinante. Sin ir más lejos, contra el Leganés, Ceballos ni se vistió.
Falta de ambición
El exceso de confianza y la falta de ambición pueden ser otras de las causas del mal momento por el que se atraviesa en Chamartín. Los jugadores vienen de hacer una temporada espléndida. Los títulos cosechados el pasado curso y el inicio de este han provocado que los blancos confíen demasiado en resolver sus partidos haciendo, más bien, poco. Saben de su potencial y confían plenamente en revertir situaciones adversas sin apenas correr. La realidad, como se ha demostrado, es bien distinta.
Jugadores ‘ausentes’
Unido a lo dicho con anterioridad, muchos jugadores no están al nivel que se espera de ellos. Varane, Marcelo, Kroos, Isco, Benzema o Cristiano están lejos de su mejor versión. Sin embargo, el mal estado de los jugadores que deberían suplirles, hace que su bajo rendimiento no sea un problema. Sin competencia en su puesto, saben que jugarán, pase lo que pase.
Nerviosismo
Todos estos factores provocan una situación dramática sobre el césped. Un cóctel perfecto para que el rival saque algo positivo de su encuentro ante el Madrid. Cuando las cosas no salen, el runrún de la grada comienza a hacer mella en sobre el verde. El nerviosismo y la ansiedad palpable en el Bernabéu es tal que, en ocasiones, se terminan perdiendo los partidos como consecuencia de tener al equipo volcado buscando los tres puntos, como ante Betis y Villarreal.