Bono atrapa la Séptima Europa League para el Sevilla
El Sevilla ganó su Séptima Europa League tras vencer 4-1 a la Roma en la tanda de penaltis después de empatar a uno en más de 130 minutos disputados. Bono fue el héroe de los hispalenses con dos penaltis atajados y los andaluces se coronan como reyes de su torneo fetiche tras batir a Mourinho. Eindhoven, Glasgow, Turín, Varsovia, Basilea, Colonia y Budapest ya son historia de un Sevilla de leyenda.
Unos 13.000 sevillistas se plantaron en Budapest para llevar en volandas al Sevilla, con Puerta y Reyes alentando desde el cielo, en busca de la Séptima con Mendilibar como director de orquesta. Óliver fue la novedad en el once hispalense, con Telles supliendo la baja de Acuña en el lateral, y Dybala fue la gran sorpresa en el once de Mourinho.
«Imperium Nostrum», rezaba el tifo del Sevilla antes de la final, y es que la Europa League es territorio sevillista. Nadie tiene más que los hispalenses. Pero luego, en el césped, la historia no decide, son los futbolistas quiénes tienen que jugar. Y el partido comenzó con muchísima igualdad y máximo respeto.
La primera ocasión fue italiana. Tras un despiste defensivo del cuadro andaluz, Bono hizo una magnífica parada para evitar el primero de la noche en Budapest tras un disparo desde el interior del área con todo a placer de Spinazzola. Minutos después, la primera amarilla también fue para la Roma, tras saltar Matic con el codo por delante.
En Budapest se estaba jugando a lo que Mourinho quería. El técnico portugués, que nunca ha perdido una final europea, quería un partido donde no pasase nada. Y eso estaba ocurriendo. La Roma vivía en su juego y el Sevilla no estaba cómodo.
Dybala adelantó a la Roma
A la media hora de partido, el duelo cogió algo de tensión tras pedir Abraham un posible penalti de Gudelj. Pero no hubo nada. El defensor sevillista levantó la pierna pero tocó pelota. Instantes después, en el despiste hispalense, llegó el gol romano.
En el minuto 34, tras un error del Sevilla en el medio, y un despiste en la marca, la Roma marcó el primero de la final. Mancini metió un pase perfecto al hueco sobre Dybala y el argentino se incrustó entre la defensa sevillista para terminar definiendo a la perfección ante Bono. La inyección de Mourinho había logrado adormecer al Rey de la Europa League.
Las mejores ocasiones del Sevilla llegaron en el tramo final de la primera mitad. En el minuto 43, Fernando cabeceó, libre de marca, una pelota que se marchó ligeramente arriba. En el descuento, donde se añadieron siete, Rakitic la estrelló en el poste con un disparo brutal desde la frontal. Los de Mendilibar se iban al descanso con mejores sensaciones tras una primera parte que fue italiana.
Tras el descanso, Mendilibar no dudó en mover el banquillo y retiró del campo a Óliver y a Bryan Gil para sacar a Suso y Lamela. Y la cara de los hispalenses fue otra, obligados por el resultado. Mucho más intenso y volcado contra la portería italiana.
Suso le cambió la cara al Sevilla
Y a los 55 minutos de partido llegó el gol del empate. Tras un centro de Jesús Navas, incombustible en la banda, Mancini despejaba la pelota hacia su propia portería y el Sevilla ponía las tablas. No llegó Ocampos en el primer palo, pero la fuerza hispalense desde la grada provocó que la pelota terminase entrando. El duelo era otro. El Rey quería mandar.
La manija de Suso estaba siendo fundamental. Desde su entrada, el gaditano se había hecho con el dominio de la pelota y el Sevilla apretaba como nunca en todo el partido. En el minuto 66, Bono se hizo enorme bajo palos y salvó al Sevilla. Tras un centro al área, Abraham remató a bocajarro y el guardameta marroquí la detuvo de manera milagrosa. Posteriormente, la pelota quedó suelta, se formó un barullo de piernas y el cuero terminó fuera.
En el tramo final, Mourinho tuvo que retirar a Dybala y Abraham, y en su lugar entraron Wijnaldum y Belotti. En el 75, Taylor pitó penalti a favor del Sevilla tras caer derribado dentro del área Ocampos. Pero el VAR lo llamó, porque el defensor de la Roma había tocado ligeramente la pelota antes. Y el penalti se fue al limbo. En el 81 pidió penalti la Roma en la otra área tras una mano de Fernando que el colegiado inglés dictaminó que fue involuntaria.
Bono volvió a salvar al Sevilla, una vez más, en el minuto 82. Tras un centro al área, Belotti remató en el área pequeña y el guardameta hispalense sacó la punta de sus dedos para desviar la pelota. El Sevilla estaba llevando el peso del partido, y apretó la portería italiana en los últimos minutos. En-Nesyri realizó su primer cabezazo en el 91, pero se marchó alto. Smalling no le había dejado antes durante todo el partido.
La última en el 96, antes de la prórroga, fue del Sevilla. Rui Patricio le detuvo a Suso un buen disparo y Fernando, tras varios rechaces, le pegó desde fuera y el cuero se marchó desviado. La segunda mitad había sido hispalense tras una primera parte italiana. Los de Mendilibar llegaban mejor al tiempo extra.
Una batalla en la prórroga
A la final de Budapest le restaba media hora más con una prórroga vibrante donde las piernas iban a empezar a fallar. Le fallaron por ejemplo a Telles y a Navas, y Mendilibar hizo un doble cambio, dando entrada a Rekik y Montiel.
Durante la prórroga no se jugó prácticamente nada. A la Roma no le interesaba, y los jugadores italianos aprovecharon cada ocasión para quedarse en el suelo y ganar minutos. Tampoco tenía el Sevilla muchas fuerzas más. La prórroga llegó hasta el minuto 131 con once minutos de descuento. La última ocasión fue para la Roma y terminó dando en el travesaño tras un cabezazo de Smalling. Mourinho quería llegar a penaltis y lo consiguió.
Penaltis
El primero en tirar en la tanda de penaltis fue Ocampos. Y lo hizo sin mirar y con una tranquilidad pasmosa. Los hispalenses empezaban 1-0. Cristante fue el primero en tirar por parte de la Roma y la pelota también fue por dentro. Imparable cerca del palo.
Lamela fue el encargado de tirar el segundo penalti y también fue para dentro. Pegado al poste. Por parte de la Roma, Mancini lo tiró al centro y Bono se hizo enorme para detener el penalti. El Sevilla ya estaba por delante.
Rakitic fue el tercero y engañó a la perfección a Rui Patricio. Gol y 3-1. Era el turno de Ibáñez y la pelota se fue al poste con un ligero toque de Bono, una vez más. El marroquí se hizo grande nuevamente y se convirtió en el héroe. Montiel fue el encargado de anotar el siguiente y Rui Patricio se lo detuvo. Pero se adelantó y se tuvo que repetir. El argentino metió el último que le dio el Mundial a Argentina y anotó el que le dio la Séptima al Sevilla, para conquistar la Séptima convertirse en leyenda. Siete finales jugadas y siete ganadas. Además, los hispalenses jugarán la Champions la temporada que viene.