«Benítez nos quitó la ilusión por jugar, Zidane nos la devolvió»

Zinedine Zidane, contigo empezó todo. Eso es lo que piensa la plantilla del Real Madrid, que considera que la llegada de Zizou y, sobre todo, la salida de Rafa Benítez del banquillo del Bernabéu enderó una campaña que había nacido torcida desde la pretemporada en China.

Los invasivos métodos de Benítez, que no dejaba de parar cada entrenamiento «con el pitito de los cojones» (sic), dejaron estupefactos a los jugadores del Real Madrid. Uno de ellos confesaba desconsolado que no había tenido un entrenador tan pesado «desde infantiles». Esos métodos, esa obsesión por querer controlarlo todo, construyeron un muro de Berlín entre Benítez y sus jugadores.

Pero encima Benítez fue torpe hasta el paroxismo. Enfadó a Cristiano Ronaldo la primera semana por ningunearle en rueda de prensa, luego cabreó a James por su suplencia en el primer partido de Liga, a Jesé, a Benzema… e incluso se permitió el lujo de atacar públicamente a Sergio Ramos –con De la Morena nada menos– después de un error en el derbi del Calderón.

El vestuario no podía ni ver a Rafa Benítez. Su sola presencia les molestaba. No querían que les mirara, ni que les tocara, ni compartir con su técnico espacios cerrados. «Benítez era un verdadero plasta», dicen en el vestuario del Real Madrid y aseguran: «El Gordo nos quitó la ilusión por jugar y Zidane nos la devolvió».

Los jugadores del Real Madrid brindaron metafóricamente con champán tras la destitución de Benítez. Cualquier técnico sería mejor que él. Pero no se esperaban que Zidane fuera capaz de devolverles tan rápido las ganas de entrenar, de jugar, de competir. «Zizou es un líder de verdad, puede que no hable mucho, pero no necesita ni grandes charlas ni muchas flechitas en la pizarra para demostrarlo», dice otro de los jugadores para los que la llegada de Zidane supuso un bálsamo.

Apoyo «a muerte» a Zizou

No hay ni un solo futbolista del Real Madrid, ni siquiera los que no juegan, que le ponga un pero a Zidane. Toda la plantilla está a muerte con su entrenador. Las declaraciones casi de amor tras La Undécima hablan por sí solas. Los jugadores del equipo blanco han acabado encantados con su técnico y saben que, cuando empiece una temporada desde agosto, su rendimiento puede ser todavía mayor.