PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 17

El Atlético vuelve a fracasar lejos del Metropolitano

Debacle rojiblanca en San Mamés, en una tarde negra de Simeone

Oblak, un penalti fallado y los postes evitaron que el castigo fuera mayor

Puede acabar la jornada a 10 puntos del líder si gana el Girona al Alavés

Atlético
Morata en San Mamés. (Europa Press)
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El Atlético vuelve a fracasar lejos del Metropolitano y empieza a ver a mucha distancia la cabeza de la clasificación, que le quedará a diez puntos de distancia si el Girona derrota al Alavés. La transformación del equipo como visitante es ya un problema endémico ante el que Simeone no sólo no encuentra solución, sino que ha acabado convirtiéndole a él en responsable con decisiones que cuesta entender. Hoy en San Mamés el Athletic le ha arrollado y ha podido castigarle con un resultado histórico. Son cero puntos sobre nueve posibles en los tres últimos desplazamientos. Así se tira una Liga.

El Cholo sorprendió a propios y extraños con una alineación con la que nadie contaba y en la que la principal novedad era la presencia de Soyuncu. El turco no sólo estuvo perdido en su debut como titular en la Liga, sino que acabó provocando un penalti que pudo haber costado un gol. Otra de las caras menos habituales, Saúl, tampoco estuvo a tono en un primer tiempo que fue un vendaval bilbaíno y que acabó dejando hecho jirones a un Atlético muy acobardado que nunca presentó batalla. Es complicado saber lo que pasa por la cabeza de Simeone, pero sin duda no está en su mejor momento. Se equivocó en Las Palmas, aún más en Barcelona y hoy se ha coronado en Bilbao, pero es que las dos últimas victorias en Liga en casa ante Mallorca y Almería han sido más fruto de la fortuna que de los méritos de un equipo que emite señales preocupantes.

San Mamés rugió celebrando el 1-0 a los cuatro minutos, porque parecía imposible que el remate de Guruzeta no acabara dentro de la portería, pero Jan Oblak es portador de milagros y se sacó otro de debajo de la chistera para ahogar los gritos del estadio e interponer su mano ante el disparo del delantero del Athletic, evitando el 1-0 y dándole una nueva vida a su equipo.

La advertencia no tuvo en el Atlético la efectividad que hubiera querido Simeone. Al contrario, se hundió aún más y el Athletic lo devoró sin contemplaciones. A los 11 minutos aprovechó un error en la entrega de Witsel para que Sancet habilitara a Iñaki Williams, cuyo disparo cruzado escupió la base del poste. Por fin a los 14 minutos dio señales de vida Griezmann, que sacó su zurda desde lejos para poner en cierto compromiso a Unai Simón, que acabó resolviendo con acierto. Igual que Oblak a los 18, embolsando con seguridad un chut de primeras de Sancet.

Totalmente desarbolado en el centro del campo, el Atlético perdió un balón tras otro ante un rival que llegaba con peligro ante Oblak cada vez que quería. A los 21 minutos Nico Williams se midió mano a mano con el portero esloveno, que de nuevo le cerró al Athletic el camino al gol. Consciente de que no era prudente tentar tanto a la fortuna, Simeone se giró para ver qué situaciones podía encontrar en el banquillo porque sobre el campo la cosa no pintaba bien.

Penalti fallado

Ansioso por llegar vivo al final del primer tiempo, andaba el Cholo meditando meter el bisturí antes de tiempo cuando a los 35 minutos Nico Williams encaró a Soyuncu y el turco metió la pierna donde no debía. Por supuesto Gil Manzano no dudó ni medio segundo en irse al punto de penalti, pero desde los once metros Sancet quiso ajustar demasiado el balón y se le fue arriba en el penúltimo milagro rojiblanco de la primera parte porque aún hubo tiempo de que Nico Williams rematara de nuevo al poste para cerrar un primer acto de tanta hegemonía doméstica como inferioridad forastera.

El Cholo recibió a los futbolistas como aquel que recibe una segunda oportunidad consciente de que ha estado a un paso del cadalso y, por supuesto, ni se le ocurrió dejarlo todo como estaba porque hubiera sido un suicidio. De Paul y Giménez entraron por Nahuel Molina y Soyuncu, dos de los principales señalados de la primera parte.

Sin embargo todo fue en vano porque el partido siguió exactamente igual. Bueno, igual, igual, no, porque esta vez el Athletic acabó sacando fruto de su dominio. A los 51 minutos, tras un saque de esquina, Witsel se quedó clavado en un centro de Ander Herrera y en el segundo palo apareció Guruzeta para batir a un Oblak que esta vez no pudo hacer absolutamente nada. El 1-0 no es que fuera justo. Es que era cortísimo por lo que se estaba viendo en el campo.

Superado por los acontecimientos, Simeone repitió el mismo movimiento que en Las Palmas y al paso por la hora de partido mandó al banquillo a Griezmann para jugar con dos delanteros centro y con Correa en la media punta, pero se volvió a equivocar y el Athletic le penalizó. A los 64 minutos Nico Williams tomó un balón en el costado derecho del área, salió hacia su pierna menos hábil y desde allí sacó un disparo tremendo a la escuadra. Un golazo espectacular para cerrar definitivamente el partido.

Con todo ya perdido el Atlético se atrevió por fin a presentar batalla cuando el partido llegaba a su estertor, pero fue en vano. Lino disparó fuera y más tarde Llorente se estrelló en Unai Simón en lo que fue el canto del cisne de un equipo que amenaza con comenzar el año sin opciones de pelear por el premio gordo penalizado por su esterilidad como visitante, un pecado que en Primera División es mortal de necesidad.

 

 

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