Liga EA Sports: Las Palmas-Atlético

El Atlético tira a la basura sus seis victorias consecutivas

Cae en Las Palmas en un partido lamentable y pierde la ocasión de dormir líder

Las Palmas puso mayor intensidad ante un Atlético que estuvo desaparecido

Simeone sustituyó a Griezmann con más de media hora todavía por delante

Noche negra de Oblak, que pudo hacer mucho más en los dos goles

Las Palmas Atlético
Las Palmas gana al Atlético en Gran Canaria.
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El Atlético tira a la basura sus seis victorias consecutivas en Liga y vuelve a la cara oscura de la luna con un partido lamentable en Las Palmas que le aleja del liderato y vuelve a sembrar las dudas que había conseguido despejar un equipo que incide en derrotas dolorosas que comprometen su credibilidad. Noche negra de Griezmann, sustituido por Simeone a falta de más de media hora, y sobre todo de Oblak, señalado en los dos goles canarios. Toca pasar página y pensar en el decisivo choque del martes ante el Celtic, en el que si se repite la actitud de hoy se pondrá en serio peligro la continuidad en la Champions.

Sorprendentemente aletargado, el Atlético apareció en Canarias al ralentí y sin que en su rostro se reflejara la mirada del tigre que le había caracterizado en los últimos partidos. Las Palmas lo percibió y nutrió de balones a Marvin para que explotara la debilidad defensiva de Riquelme. El extremo mallorquín lo intentó varias veces mientras Simeone, en la banda, le exigía a su equipo mucha mayor tensión.

Poco a poco el Atlético fue entrando en el partido, pero de forma muy esporádica y sin ejercer el papel hegemónico que se le suponía en la previa teniendo en cuenta que la victoria le otorgaba el liderato de la Liga. Griezmann apareció por una vez para entregarle un pase de gol a Riquelme, que encaró a Álvaro Vallés y acabó por estrellar su disparo contra las piernas del portero canario en la única ocasión rojiblanca de una primera parte que se consumió sin mayores sobresaltos.

García Pimienta advirtió un momento de debilidad y de inmediato intensificó la presión consiguiendo alejar el balón de su área y convirtiendo el resto del primer acto en un ejercicio de resistencia en el medio campo, pero sin apenas presencia en las áreas. A años luz del plan diseñado por el Cholo, que no perdió ni un segundo en su carrera por llegar el primero en el vestuario. Había mucho de lo que hablar. Muchísimo.

Los reproches de su entrenador no parecieron hacerle demasiado efecto al equipo, que regresó al campo incluso con menor ritmo del que había mostrado al abandonarlo. Las Palmas fue de nuevo el que mandó en el partido y esta vez acabó sacando premio. A los 50 minutos Nahuel y Griezmann se desentendieron de un balón que creían que había rebasado la línea de banda, pero el árbitro dio continuidad a la jugada y acabó llegando a Kirian Rodríguez, cuyo disparo desde fuera del área cogió desprevenido a Oblak, que se tiró tarde y mal.

Riquelme tuvo de inmediato el empate, pero entre el portero y el palo lo evitaron y Simeone decidió que había llegado el momento de dar un golpe sobre la mesa y hacerlo además sin subterfugios. El argentino dejó mudo a todo el estadio mandando al banquillo a Griezmann, su jugador más importante, haciendo evidente su descontento con el francés. Correa y Llorente, éste por el capitán Koke, se incorporaron al partido con media hora por delante y un panorama realmente deprimente.

Como era de esperar los cambios no mejoraron absolutamente nada. Tampoco elevaron el nivel Giménez  y Saúl, pero sí lo hizo Benito, relevo de Moleiro, que a los 75 minutos recogió un balón en el área y volvió a dejar en evidencia a Oblak, que se tragó el disparo en el primer palo. Incluso el mejor escriba comete algún error y ésta no fue la noche del portero esloveno, señalado en los dos goles.

Morata, al rematar a bocajarro un pase de Riquelme desde la derecha, encendió una pequeña luz de esperanza a los 82 minutos. El propio Morata tuvo el empate a los 90, pero disparó sin ángulo al larguero para desesperación de un Atlético que entró muy tarde al partido y que acabó sufriendo su segunda derrota de la temporada en el momento en el que nadie creía que podía caer. Y menos de esta manera.

 

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